Tregua unilateral, el camino | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Junio de 2015

Volver al escenario anterior

Blindar la negociación de garantías

 

El problema con el proceso de paz, en La Habana, no son los plazos sino el ambiente negativo que tiene para la negociación. Circunstancia creada por las mismas partes que no han sabido generar un ámbito de garantías frente a la opinión pública y a los diálogos en sí mismos para que cualquier pacto pueda fructificar.

A no dudarlo, el período de mayor expansión del proceso de paz fue el lapso en que se dio la declaratoria unilateral de tregua por parte de las Farc. Se venía de un ambiente positivo, inclusive de la entrega del general Rubén Darío Alzate al poco tiempo de ser secuestrado en el Chocó. Eso dio un viento de cola favorable al proceso. De algún modo recuperó credibilidad y se demostró que esa era la vía adecuada.

A nuestro juicio, sin propuestas alternativas, esa es la instancia a la que hay que volver. No es dable, ciertamente, en medio del tremendo escalamiento de violencia que se ha producido, generar confianza entre las partes y dar la dinámica necesaria a la agenda. De modo que si ya se intentó una vez es válido reintentarlo, demostrada esa fórmula como eficaz.

El error, entonces, estuvo en atestar la Mesa con propuestas adicionales que, si bien dirigidas hacia propósitos plausibles, impidieron concentrarse en consolidar la tregua unilateral de las Farc. Desescalar el conflicto paulatinamente, con propuestas aquí y acullá que impiden la globalidad puede ser meritorio pero, sin duda, una ruta que llevará mucho tiempo. Y el cese el fuego bilateral, con todo lo que implica en una negociación de semejantes características, también es tema que podrá llevarse, entre el inicio de la negociación y los resultados reales, a lo menos unos dos años.

Las fechas fatales, en todo caso, son el escenario menos aconsejable. Esto porque está demostrado, ciertamente, que cada vez que se va a llegar al día correspondiente se producen todo tipo de trabas y al final hay que prorrogar el lapso impuesto. Así pasó reiterativamente con el tema de las prórrogas de la zona de distensión, en las épocas de los diálogos del Caguán, y ello no permitió avanzar en los elementos sustantivos de la negociación.

De hecho, en términos académicos, los procesos paz son desde sus inicios abiertos o cerrados. Si lo primero, quiere decir que no hay fechas perentorias, sino que la propia Mesa, con su dinámica correspondiente, va señalando el ritmo pertinente. Si lo segundo, es decir cerrados, desde el principio se establece un organigrama, con fechas específicas, de modo que bilateralmente las partes y la opinión pública sepan a qué atenerse. Pero no es en la mitad de la negociación, ni en uno ni en el otro caso, que se puedan poner o cambiar las fechas, porque lo que ello genera es un estallido final.

El proceso de paz de Irlanda, por ejemplo, fue un proceso cerrado, tanto en cuanto tenía fechas precisas desde el comienzo. Un proceso abierto, por el contrario, fue por ejemplo el del M-19, en Colombia, donde el propio diálogo fue señalando las salidas y los tiempos.

Hoy, cuando la credibilidad en el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc, en La Habana, es cada vez menor lo que interesa es el morigeramiento y anulación de la guerra mientras la Mesa avanza en la estructura política y judicial de la eventual reconciliación. Todo ello entre el mar de propuestas que se vienen formulando, parece cada día más distante.

El mismo comandante de las Farc ha dicho, en carta pública, que esta organización no ha sido distante de decretar treguas unilaterales. En efecto eso es lo que suele hacerse en épocas navideñas, como evidentemente ocurrió el pasado diciembre, pero prorrogando la tregua indefinidamente hasta el ataque de las Farc a un convoy militar que tenía su campamento nocturno en un polideportivo del Cauca.

La acción, donde murieron múltiples militares, dio al traste, con la tregua suspendida por las mismas Farc ante la respuesta militar, un mes después en otro lugar, dando de baja a uno de sus comandantes.

Hoy, luego de la escalada en que se han trenzado las partes, vale recordar que el escenario auspicioso para una negociación de semejante envergadura era el de hace unos meses y no lo que está ocurriendo, cuando por lo visto recientemente en la Mesa, ella pende de un hilo.