Tres alertas paralelas | El Nuevo Siglo
Sábado, 15 de Abril de 2023

* Volcán, invierno y luego fenómeno de El Niño

* Máxima activación del sistema de emergencias

 

Colombia es uno de los países con mayor nivel de vulnerabilidad al cambio climático. Esa certeza ha llevado a que nuestra nación tenga, hoy por hoy, uno de los sistemas de prevención y atención de desastres y emergencias más estructurados del subcontinente, según lo han reconocido instancias y expertos internacionales. Obviamente, ocurren tragedias de distinta índole, pero en muchos casos no es porque no se haya previsto el riesgo, sino porque no se actuó con la suficiente diligencia por parte de las autoridades públicas o porque los particulares desconocieron las precauciones mínimas.

En estos momentos, por ejemplo, toda la atención nacional está puesta en la evolución de la sismicidad en el volcán Nevado del Ruiz, que desde hace dos semanas se ha ido incrementando, así como las temperaturas subterráneas cerca del cráter y los niveles de emisión de cenizas y vapor de agua. El monitoreo se hace minuto a minuto, ya están diseñados los planes de contingencia y comenzaron las evacuaciones preventivas, además, un Puesto de Mando Unificado, en cabeza de la Unidad Nacional de Atención y Prevención de Desastres, funciona las 24 horas desde que se decretó la alerta naranja ante el riesgo de un evento eruptivo que podría darse en cuestión de días, semanas o meses.

Sin embargo, no es la única alarma temprana encendida. Es claro que estamos entrando de pleno ya en la primera temporada invernal del año, que se desarrollará a lo largo de este segundo trimestre. Con un comienzo de año pasado por agua, los pronósticos meteorológicos indican que los niveles de las lluvias estarán dentro de los promedios históricos, a diferencia de lo ocurrido el año pasado, cuando el impacto del fenómeno climático de La Niña agravó de manera sustancial la caída de agua y las bajas temperaturas, generando múltiples contingencias y varias tragedias a lo largo y ancho del país. Más de 200 personas perdieron la vida y se registró una cifra superior al medio millón de damnificados, obligando incluso a que se tuviera que declarar una “situación de desastre nacional”.

En previsión a esta primera temporada invernal de 2023 ya los comités departamentales y municipales de emergencias están activados desde finales de enero. Varias regiones se han visto fuertemente golpeadas por intensos aguaceros, inundaciones y deslizamientos, que han dejado víctimas mortales y heridos, así como algunos miles de damnificados, especialmente en zonas como La Mojana o el Cauca, en donde incluso se taponó un tramo de la autopista Panamericana, dificultando por varias semanas el transporte terrestre entre el centro y el suroccidente del país.

Pero hay otra alerta a la que debe prestársele toda la atención. Desde hace varios meses la Organización Meteorológica Mundial ha advertido del riesgo de la aparición del fenómeno de El Niño, en el segundo semestre de este año. Con el pasar de las semanas las probabilidades de que se registre esta contingencia climática, que se caracteriza por verano intenso, altas temperaturas, sequías y el riesgo de incendios forestales, han ido creciendo. El último campanazo al respecto lo dio días atrás el Centro de Predicciones Climáticas de Estados Unidos, que señaló que hay un 74 % de posibilidades de que esta circunstancia atípica climática se presente, sobre todo entre los meses de agosto y octubre, especialmente en la región del Pacífico ecuatorial, aunque sus efectos se sentirán en gran parte del planeta, con condiciones climáticas extremas y atípicas.

En ese orden de ideas, desde ya la Unidad de Gestión de Riesgo, los ministerios, los gremios, el aparato productivo y el país en general deben alistar las bases de un plan de contingencia para hacer frente al fenómeno de El Niño, no solo para prevenir desastres vitales, sino para disminuir las potenciales afectaciones sociales, económicas y de infraestructura vial, así como en seguridad alimentaria y energética, entre otros sectores.

Los campanazos están dados. Van desde el actual nivel de riesgo en el volcán Nevado del Ruiz, pasando por el inicio de la primera temporada invernal este segundo trimestre, hasta la advertencia del fenómeno de El Niño en el tercero. Aunque la acción de la naturaleza es altamente imprevisible, hay circunstancias como las mencionadas ante las que se puede activar una estrategia de respuesta integral y multisectorial con suficiente tiempo. No hay que confiarse ni subdimensionar riesgos.