Un semestre traumático | El Nuevo Siglo
Lunes, 19 de Junio de 2023

* Gobierno, entre escándalos y bandazos

* La apuesta perdida de las reformas

 

 

Este primer semestre de 2023 termina por donde menos se había pensado. Porque, en efecto, en medio de tantas expectativas generadas a finales de 2022, a pesar de los anuncios de una economía en barrena, las reformas del llamado “cambio” (que se habían determinado como nueva consigna publicitaria gubernamental) parecían por descontado garantizadas y solo se trataba de unas semanas para presentarlas ante el Congreso. Lo mismo se decía de la denominada “paz total” que, incluso, se proclamaba a la vuelta de la esquina con un cese de fuegos general decretado como lineamiento especial de Año Nuevo. En tanto, el desenvolvimiento arrasador de la coalición mayoritaria mantenía la aplanadora política lista para pavimentar a gusto la segunda parte de la legislatura. Y también se daba por hecho que el desempeño de las nuevas relaciones internacionales iba a tener la misma nota sobresaliente entre tantas otras variables públicas, que se declaraban igualmente positivas. Pero, a juzgar por los resultados de estos seis meses, mucho de lo anterior se vino a pique casi desde el primer día de 2023 y el panorama fue mostrándose cada vez más difícil y desventurado hasta llegar al estrépito acumulado con que cierran estos seis meses.

En principio, la sorpresa radica en que la economía, sujeta a los vaivenes de la polarización y estridencia políticas que irrumpieron durante este período con mayor impacto, mostró una cara más favorable de la inicialmente presupuestada. No existe, por supuesto, indicio de que se puedan lanzar las campanas al vuelo para el segundo semestre, pero indudablemente las acciones de organismos independientes del gobierno, como la junta directiva del Banco de la República, permitieron a la larga morigerar el agudo espiral de la inflación. El fuerte incremento de intereses, como método para imponer la contracción monetaria, fue asimismo moderado por el propio sector financiero y, a pesar de las condiciones económicas desfavorables, los empresarios han mantenido hasta el momento la creación de empleo en el sector real. Al mismo tiempo, por lo menos en el último mes, la moneda dejó el camino de una devaluación abismal que se hizo todavía más pertinaz a raíz de los discordantes anuncios gubernamentales. En cierta medida, pues, la economía pudo sobreaguar, aunque la perspectiva continúa siendo de sumo cuidado.

En cambio, desde el punto de vista político la situación se ha dado a otro precio. Durante estos seis meses los escándalos en torno del gobierno no hicieron más que aumentarse hasta llegar al dramático caso de los polígrafos y chuzadas en la Casa de Nariño y comprometer al propio presidente de la República, acorde con las estremecedoras denuncias de la revista Semana. Las reformas, que se suponían saldrían por entre un tubo, escasamente lograron aprobarse en primer debate y eso a partir de repartijas burocráticas a ciertas golondrinas parlamentarias embadurnadas con el pedazo de torta gubernamental ofrecida.

Aunque desde la cúpula del Ejecutivo y el gabinete se dijo que el alcance de la reingeniería a los regímenes pensional, laboral y pensional sería concertado, ello no ocurrió. La apuesta por el radicalismo rompió la coalición parlamentaria mayoritaria, llevando no solo a conservadores y La U a pasarse a la independencia, sino que el Jefe de Estado sacó a diez ministros en los remezones de febrero y marzo, y luego, por cuenta del escándalo de las chuzadas y las sospechas sobre la financiación de la campaña, se vio forzado a relevar a la jefe de gabinete. Un clima de inestabilidad gubernamental, agravado, además, por los ataques presidenciales a la independencia de poderes, la libertad de prensa e incluso los preocupantes y desinstitucionalizadores intentos de presionar desde la calle al Parlamento para que apruebe las reformas. Igualmente, las toldas oficialistas sufrieron la caída del presidente del Senado y tres ministros fueron blanco de duros debates de mociones de censura.

Por otra parte, la accidentada implementación de la política de paz, sobre todo porque los cese el fuego fueron activados sin protocolos, disparó la violencia regional y algunos delitos de alto impacto a escalas preocupantes, obligando al Ejecutivo a tener que suspender esas treguas.

Todo lo anterior, sumado a las polémicas protagonizadas por la Vicepresidenta, el descabece sistemático de generales y altos funcionarios, algunas salidas en falso en la estrategia internacional, los múltiples flancos de investigación que hoy cursan por las chuzadas palaciegas y la financiación de la campaña electoral presidencial, así como los bandazos en algunas políticas de primer nivel y los sucesivos escándalos por contratación y feria burocrática, explican por qué la imagen del Jefe de Estado cayó casi en picada este primer semestre, ubicándose en rubros que bordean el 20%.

Como se ve, contrario a lo que se creía al comienzo del año, este resultó ser un semestre extremadamente traumático para el Gobierno y, por ende, para el país.