Visita protocolaria de Petro a EU | El Nuevo Siglo
Viernes, 21 de Abril de 2023

* Seguimos como veníamos

 * Urge democracia para Venezuela

 

Parece bastante claro que el encuentro de esta semana entre los mandatarios Joe Biden, de Estados Unidos, y Gustavo Petro, de Colombia, no pasó de ser una visita protocolaria. Tal vez fueron muchas las expectativas que se crearon para unos resultados más bien predecibles y que no cambian mayor cosa las relaciones con nuestro principal aliado. Es decir, que las consideraciones previas frente a los diversos asuntos siguen preponderando y, aparte de la retórica y las buenas maneras que suelen darse en este tipo de eventos, no hubo viraje alguno. En suma, seguimos como veníamos.

La idea de Biden de crear un fondo para la protección de la Amazonía es cosa que desde hace algún tiempo ya viene en trámite y que, por tanto, todavía está pendiente de aprobación, aunque se trajo a colación como si fuera un asunto nuevo. De hecho, Biden obtuvo su victoria contra Donald Trump a partir de ondear la bandera del cambio climático, de cuyo combate prometió hacerse vocero desde entonces, y por eso nombró a una figura como John Kerry para que fuera su delegado especial en la materia. Sin embargo, el peligro del calentamiento global sigue su curso y el tema, antes que disminuir, no solo se ha acrecentado sino que, en vez de encontrar consensos o elementos vinculantes universales para enfrentarlo, ha servido para que, cumbre tras cumbre, se produzca una politización que ha llevado a una palabrería insustancial, no obstante lo cual se ha convertido, al mismo tiempo, en una cantera de votos.

El día en que el Acuerdo de París y su desarrollo sea obligatorio, en igualdad de condiciones para todo el mundo, otro será el cantar. En tanto, como lo dijo esta semana la ministra de Agricultura, Cecilia López, es una afrenta que se trate de imponer a los países que no han logrado su desarrollo pleno un esquema lesivo para poder superar la pobreza, incrementada por la pandemia y la guerra de Ucrania, mientras las naciones que se desarrollaron ya obtuvieron el usufructo de las acciones que hoy pretenden prohibir. Nadie discute la necesidad de una economía descarbonizada, pero también es indiscutible que la prioridad es la superación de la pobreza y no hacerlo es desidia, sin que ello signifique el desamparo del medio ambiente.   

Por su parte, Petro iba con la idea de que los Estados Unidos levantara las sanciones a la satrapía venezolana, que llevó al pueblo de ese país a la peor y la más trágica crisis de su historia, incluso expulsando, por fuerza de las horrendas circunstancias y en particular a razón de la hambruna, a millones de sus compatriotas del territorio sin siquiera tener la cara de pedirles perdón. Por supuesto, Estados Unidos no se mostró favorable a levantar ni un ápice de las sanciones al infamante régimen que ha actuado de semejante manera y que, además, se ha visto envuelto en todo tipo de escándalos, hasta el más reciente que compromete a las más altas instancias de la nación hermana en confabulaciones multimillonarias mientras el pueblo venezolano vive el exilio o se muere de hambre. Como es lógico que en este caso el orden de los factores sí altera el producto, el gobierno Biden sostuvo claramente que, antes de pensar en levantar sanciones, es indispensable que el régimen dictatorial enquistado en Venezuela muestre seriamente su voluntad de irse y permita la reimplantación de la democracia, la prensa libre y se termine la cleptocracia. Para ello, Estados Unidos ratificó la mesa de México como el lugar adecuado, sin desestimar lo que a bien quiera hacer la administración colombiana en procura de salir de Nicolás Maduro y sus cómplices, y ayudar en la ruta que se sigue en la nación centroamericana.

Asimismo, y aunque el gobierno Petro hizo un anuncio previo a la reunión, según el cual los 13 mil millones de dólares donados por el fisco y el pueblo norteamericano a Colombia para combatir el narcotráfico son “migajas” que no han servido de nada, el propio presidente colombiano cambió el tono en la cita e hizo gala de una mayor sensatez. Incluso, informó a la opinión pública que pidió a los Estados Unidos más elementos y financiación para la interdicción.

En resumidas cuentas, una cita que había levantado muchas expectativas, todavía más después del discurso de Petro en la ONU, terminó resolviéndose en un ambiente netamente diplomático. De esos en que hay muchas formalidades, se toman las debidas fotos, se dicen las frases adecuadas y se escogen las palabras altísonas… pero todo queda igual.