El libro Su Santidad | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Abril de 2012

LA BARCA DECALDERÓN

Por William Calderón

El libro Su Santidad. Así titularon los periodistas Carl Bernstein y Marco Politi lo que fue la vida y obra de Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo.

En estos días que convocan al recogimiento y la reflexión es menester hacer un alto en el camino y darle al hombre más importante en la política mundial de los últimos tiempos un reconocimiento a la revolucionaria obra contra el querer de propios y extraños, superando todas las dificultades habidas y por haber.

De vital trascendencia. Su Santidades un libro de particular importancia en el que sus autores Bernstein (biógrafo de Nixon) y Politi, (el decano de los periodistas que cubren el Vaticano) dirigen su atención al gran drama de nuestro tiempo: la caída del comunismo. Y descubren la historia oculta y fascinante del personaje más sobresaliente del Siglo XX y el impacto que ha ejercido en nuestra época. Ha sido el papa Juan Pablo II quien ha tenido en sus manos las llaves para destruir el Imperio Soviético. Actas reveladoras del Politburó que sus biógrafos consiguieron muestran a los grandes jefes del Kremlin luchando en vano para tratar de controlar el poder e influencia del Papa en Europa Oriental.

Desde Washington. Por otra parte, en Estados Unidos el presidente Ronald Reagan convirtió secretamente al Vaticano y a Juan Pablo II en su principal aliado y envió al director la CIA William Casey a reuniones ultra-secretas con Su Santidad. El Sumo Pontífice se convirtió en la inspiración y el protector de los trabajadores. Su objetivo fue ayudar al movimiento polaco Solidaridad que dirigía Lech Walesa, reconocido símbolo de la fuerza laboral en la Cortina de hierro.

El poder soviético. El Papa Wojtyla llegó a dominar en su época del mismo modo que lo hicieron Churchill y Roosevelt. Su olfato político lo aproximó a Mijail Gorbachov, dejando postradas las iniciativas emanadas de la “cumbre” de Yalta, poniendo a un lado a Komulka, un agente comunista que se metía en los territorios, y a Nikita Kruchev.

Otras proezas. El infatigable Papa viajero unificó las dos Alemania y con la Perestroika de Gorbachov hizo posible la desaparición de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) en territorio germano. También se acercó a Margaret Thatcher; visitó la Cuba comunista de Castro, hace 14 años: pasó por Nicaragua, en donde regañó públicamente al ministro-sacerdote Ernesto Cardenal, a quien le ordenó volver a su santo oficio. Sus pasos llegaron a África.

Santa alianza. Organizó una santa alianza que mantuvo viva y encubierta a Solidaridad, el partido polaco de los trabajadores, logrando engañar a Moscú.

El libro Su Santidad narra cómo después de que Reagan y Juan Pablo sobrevivieron a sendos atentados criminales de que fueron víctimas, en espacios abiertos, se encontraron y comprometieron inmensos recursos de estas dos superpotencias: una espiritual y otra estratégica para dar marcha atrás a las determinaciones de Yalta y apurar la descomposición del comunismo, con el auxilio divino.