A 12 meses de las urnas para “cuatro años más” | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 3 de Noviembre de 2019
Redacción internacional
El combativo Donald Trump retoma su campaña reeleccionista en medio del proceso que le adelanta la Cámara para destituirlo pero que seguramente se hundirá en Senado 

_____________

LA SUERTE de Donald Trump le importa al mundo. Y es por ello que a un año exacto de la elección presidencial para la Casa Blanca los focos de la atención global vuelven a estar sobre Estados Unidos, tanto por la campaña proselitista y el tradicional pulso bipartidista como por la intentona Demócrata de destituir al mandatario Republicano.

Si hace cuatro años Trump era conocido tan solo como un multimillonario que hizo famosa la frase de “estás despedido” en un reality de amplia audiencia, hoy con aciertos y errores es visto como el Presidente que ha cumplido su eslogan de campaña -“América primero”-, con unas políticas centradas básicamente en la economía, cuyos logros, sin distingo de partido o religión, son reconocidos positivamente.

Con cifras en mano, el líder republicano puede evidenciar que la economía estadounidense ha mejorado durante su mandato. Según los últimos datos, el empleo creció a un ritmo constante. Las 128.000 nuevas plazas reportadas por el Departamento de Trabajo excedieron las predicciones y en el tercer trimestre de este año el crecimiento del PIB fue 1.9% (mejor al esperado) y la inflación se contrajo a 1.3%. De igual forma, la reactivación económica ha llevado a que la Reserva Federal señale que la política monetaria está en su nivel correcto e incluso esta semana hizo una nueva reducción en sus tasas de interés.

Esa es, sin duda, la principal fortaleza de Trump y la que ha afianzado aún más a sus bases partidarias que, contrario a lo que muchos piensan, no son solo los adultos y mayores, norteamericanos de “pura cepa”. En realidad hay muchos jóvenes trumpistas, de diferentes clases sociales, que le han exteriorizado su apoyo por considerar que hay más empleo, mejores salarios y más oportunidades con menos impuestos.

Toda esa estela de logros domésticos han solidificado el apoyo popular al mandatario, al igual que varias acciones en el flanco externo como la llamada “guerra comercial” con China, inicialmente criticada pero que hoy está a punto de culminar con un nuevo acuerdo que firmaría Trump con el mandatario Xi Jinping en territorio norteamericano, posiblemente en Iowa en pocos días, o el exitoso operativo contra el máximo líder del terrorista Estado Islámico ocurrido hace una semana.

Y si hace cuatro años, contra todos los pronósticos, derrotó a la superfavorita carta Demócrata, Hillary Clinton, no sería de extrañar que el 3 de noviembre de 2020 vuelva a ocurrir lo mismo. Ello, si no prospera el desesperado intento de los Demócratas por impulsar un juicio político para destituirlo por haber, presuntamente, ejercido presiones a Ucrania para que investigara a Joe Biden, uno de sus rivales en la carrera presidencial, y a su hijo, que brindaba asesoría a una compañía de ese país.

Los más recientes sondeos, de finales de octubre, realizados por Moody's Analytics, muestran que Trump podría repetir en un año la hazaña que logró hace cuatro, incluso perdiendo una vez más el voto popular pero ganando fácilmente el definitivo voto de los colegios electorales, centrándose en bastiones estatales estratégicamente posicionados.

Trump retomó el viernes en la noche en Missisipi su campaña reeleccionista, enmarcada ahora con una lucha frontal contra el proceso legislativo que pretende terminar en su destitución, según la causa abierta esta semana en la Cámara de Representantes.

"Los Demócratas están locos, son lunáticos… No se puede acusar a un presidente que tiene el mejor desempeño económico en la historia de nuestra nación", señaló Trump antes iniciar el acto proselitista, al tiempo que agradeció el apoyo Republicano y aseguró al periódico Washington Examiner que el proceso de juicio político ha "energizado mi base como nunca antes había visto”.

Es cierto que el país está polarizado y así lo revelan las encuestas, ya que frente a la eventual destitución el 82% de los Republicanos se manifiestan en contra, mismo porcentaje en los Demócratas que están a favor. Y, en términos generales, los consultados sobre si debe ser o no enjuiciado y separado del cargo está empatado en un 47%.

Charles Franklin, director de la encuesta de Marquette Law School, dice que la profundidad de las divisiones republicano-demócratas en todo el país muestra poco terreno intermedio para moverse.

"El apoyo al Presidente es intenso entre sus partidarios de base y la oposición es, también, intensa… El grupo a observar es la pequeña porción de votantes que dice que de alguna manera aprueban al presidente. Si ese grupo cambia podría ser una señal de peligro para la campaña de Trump", dijo el experto.

Y más allá de un posible juicio político, a un año exacto de la elección para el inquilino de la Casa Blanca, hay gran cantidad de variables. Por ejemplo ¿Los Demócratas nominarán a una candidata inusualmente de izquierda, como Elizabeth Warren, que quiere rehacer la economía de Estados Unidos? ¿O elegirán la opción menos dinámica, pero quizás más segura, que supone Joe Biden? 

Pete Buttigieg, un alcalde gay de una pequeña ciudad de Indiana, era tan desconocido hasta hace nada que pocos podían pronunciar su nombre (se dice But-ech-ech). Hoy sube en la intención de voto y es visto como una potencial sorpresa.

Como se ve los Demócratas aún están lejos de elegir al oponente de Trump. Los aspirantes, de diversidad y cantidad récord, incluyen a dos afroamericanos, media docena de mujeres, un hombre abiertamente gay y dos candidatos líderes en las encuestas que buscan inclinar a Estados Unidos dramáticamente a la izquierda. Solo una cosa los une: el deseo de que el Republicano se convierta en el cuarto presidente con un solo mandato desde la Segunda Guerra Mundial. 

Por ello es que la guerra verbal ha sido cruenta, específicamente con el ex vicepresidente y favorito a la nominación demócrata Joe Biden, quien no ha perdido oportunidad para señalar que lo que está en marcha es una “batalla por el alma de los Estados Unidos”, a lo que Trump ha trinado que son “los Demócratas los que quieren destruir nuestro país”.

Con el proceso parlamentario en su contra en la Cámara, Trump enfila sus baterías de campaña en exaltar los logros y confía en que la mayoría republicana en el Senado, de llegar el intento Demócrata a esa instancia, no lo avale, lo que es lo más probable. Tiene, entonces, ante sí 12 meses intensos para lograr su anhelo de “cuatro años más” para continuar haciendo a “América grande”.