Las autoridades filipinas advirtieron de un "tsunami devastador" y exhortaron a la población de zonas costeras a desplazarse hacia el interior, después de que un potente terremoto de magnitud 7,6, seguido de una réplica de magnitud 6,4, sacudiera la isla de Mindanao, en el sur del archipiélago.
El sismo se produjo a una profundidad de 32 kilómetros hacia las 22H37 hora local (14H37 GMT), a unos 21 km al noreste del municipio de Hinatuan, en la provincia de Surigao del Sur, en la isla de Mindanao, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
El temblor fue seguido de una réplica de magnitud 6,4.
"Se espera un tsunami devastador con olas cuya altura representa una amenaza para la vida", declaró el Instituto filipino de Vulcanología y Sismología en la red social X.
Se espera que olas de más de un metro de la media alcancen la costa, agregó, e instó a la población de las provincias de Surigao del Sur y Davao Oriental a "evacuar inmediatamente" el lugar hacia zonas más altas o más hacia el interior.
Por el momento no se ha informado de víctimas ni daños, pero el sargento de la policía de Hinatuan, Joseph Lambo, recordó que el terremoto fue "muy fuerte".
"En la comisaria cayeron aparatos de las estanterías y se rompieron dos televisores. Las motos aparcadas en el exterior también cayeron", declaró Lambo a la AFP.
"Ahora mismo no tenemos noticia de daños o víctimas pero la gente está evacuando debido a la alerta de tsunami", agregó.
Lambo agregó que 45.000 residentes en el municipio recibieron la orden de abandonar sus casas. Muchos se dirigieron a pie o en vehículos hacia zonas más altas.
Dyl Constantino, de 25 años, se encontró en la isla de Siargao, en el noreste de Mindanao, cuando se produjo la sacudida.
"Fue el terremoto más largo y fuerte que vivió, probablemente duró unos cuatro minutos", contó a la AFP.
Anna Quiñones, funcionaria de desastres en la ciudad de Davao, afirmó que estaban supervisando la costa.
"La marea todavía está alta y no notamos nada inusual", indicó.
Los sismos son habituales en Filipinas, que se sitúan a lo largo del "Anillo de Fuego", un arco de intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende desde Japón hasta el Sudeste Asiático y la cuenca del Pacífico.
La mayoría son demasiado débiles y no se sienten, pero los terremotos fuertes y devastadores se producen al azar y no hay tecnología disponible para predecir cuándo y dónde ocurrirán.
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