Después de 59 años, la organización terrorista declaró su fin. Pero aún, quedan algunos temas pendientes: etarras fugados, perdón a las víctimas y la posible conformación de una izquierda "abertzale" sostenible
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TRAS CUATRO décadas de violencia, la organización separatista vasca ETA se ha disuelto, pero su desaparición deja varias cuestiones pendientes, como los crímenes no resueltos y el futuro de sus presos, cuyo acercamiento reclaman sus familiares.
Estas son las principales cuestiones en suspenso:
1. Etarras en fuga
En este momento, entre 85 y 100 miembros de ETA siguen en fuga, según el Foro Social, una organización próxima a las familias de los presos.
Entre los fugados se encuentra José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, un veterano dirigente de la extinta organización conocido como Josu Ternera, que puso voz al anuncio oficial de disolución difundido este jueves.
Josu Ternera, ex diputado regional vasco, se encuentra huido desde 2002 de la justicia española, que lo considera responsable de un atentado con bomba en 1987 en el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza (noreste), que dejó 11 muertos, entre ellos varios niños.
2. Crímenes no resueltos y víctimas mortales
La asociación de víctimas COVITE destaca que hay todavía 358 crímenes no esclarecidos, y exige, junto con otras asociaciones y el gobierno español, que ETA ayude a dilucidarlos.
Amnistía Internacional apoyó la demanda este jueves, diciendo que la disolución de ETA "no reduce ni un ápice la responsabilidad de sus miembros de colaborar en la investigación y el esclarecimiento de los asesinatos cometidos".
"Los crímenes de ETA se seguirán investigando", y "las condenas se seguirán cumpliendo. No hubo ni habrá impunidad", advirtió este viernes el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
El número de víctimas mortales varía ligeramente según las fuentes. El ministerio del Interior, que durante mucho tiempo habló de al menos 829 muertos a manos de ETA, habla ahora de 853.
El informe Foronda de la Universidad del País Vasco menciona 845 muertos a manos de ETA y pequeños grupos afines, además de 62 fallecidos del entorno de la banda, víctimas de grupos parapoliciales y de extrema derecha.
3. Las víctimas piden un perdón más claro
Las asociaciones de víctimas han criticado duramente los términos en que ETAha anunciado al mundo su disolución, ya que consideran que falta un verdadero mea culpa, y que se hacen distinciones inadmisibles entre víctimas.
En otro comunicado el 20 de abril, la banda, fundada en 1959, durante la dictadura franquista, pedía perdón por las víctimas "sin responsabilidad" en lo que denomina "el conflicto vasco". Daba así a entender que había víctimas legítimas, como policías y guardias civiles.
En el texto de este jueves, no pidió perdón a las víctimas, criticó a los Estados español y francés y reafirmó su compromiso con la secesión del País Vasco y Navarra, esta vez por la vía política.
"Hay referencias y ausencias que son dolorosas" en el comunicado final de ETA, incidió Jonan Fernández, secretario para la Paz del gobierno regional vasco.
"No podemos aceptar, de ninguna manera, que se hagan distinciones entre víctimas", añadió.
4. La dispersión de presos
Según la asociación de familiares de presos etarras Etxerat, un total de 279 se encuentran en cárceles de España, Francia y Portugal, al 30 de abril. Piden desde hace años que se les acerque, una demanda en la que cuentan con el apoyo del gobierno regional vasco.
No obstante, el portavoz del ejecutivo central, Íñigo Méndez de Vigo, dijo este viernes que "el gobierno no va a modificar su política penitenciaria".
Dentro de España, cuatro están detenidos en el País Vasco, y otros 224 en 42 presidios repartidos por todo el país, algunos a 1.000 km de su casa, como es el caso de dos cárceles situadas en la provincia andaluza de Cádiz.
En Francia se encuentran 50, en 16 cárceles, y un preso está detenido en Portugal. Un total de 45 llevan actualmente presos más de veinte años.
5. ¿Veneno para la izquierda vasca?
Una vez disuelta ETA, el combate exclusivamente político por la independencia del País Vasco queda en manos de la izquierda separatista, bien asentada en la región aunque todavía no se haya desprendido de la herencia sangrienta de la organización armada.
En la "declaración final" que puso fin a 59 años de existencia con un balance de más de 800 muertos, ETA, que se presenta como "organización socialista revolucionaria vasca de liberación nacional", delegó al "independentismo de izquierdas" la misión de conseguir "la constitución del Estado Vasco".
Un regalo envenenado para la izquierda "abertzale" ("patriota" en vasco), reagrupada en la coalición Euskal Herria Bildu (Reunificar el País Vasco) y acusada desde su emergencia en los años 1970 de proximidad con ETA.
Su dirigente Arnaldo Otegi fue etarra en su juventud pero en los años 2000 defendió el fin de la violencia.
"La izquierda abertzale (...) tiene que asumir la responsabilidad de su pasado, porque si ETA existió durante tanto tiempo es porque ese mundo le buscaba respaldo social", reclamaba el viernes el socialista Patxi López, expresidente regional vasco.
La organización armada respaldó, de forma más o menos directa, la extinta coalición separatista Herri Batasuna interrumpiendo, por ejemplo, sus atentados antes de las contiendas electorales.
La izquierda abertzale por su parte llevaba las reivindicaciones de ETA al terreno político, reclamando la liberación de los etarras encarcelados o la flexibilización de sus condiciones de detención.
Los fantasmas del pasado continúan persiguiendo a la izquierda abertzale.Contra el criterio del gobierno español de Mariano Rajoy, que descarta contrapartidas a ETA por su disolución, reclama el acercamiento al País Vasco de los alrededor de 300 presos de ETA dispersos por España para favorecer el "proceso de paz".
Para ellos, que durante mucho tiempo reclamaron una amnistía total o condicional, es un paso atrás, señala Urteaga.
Pero al mismo tiempo continúan organizando ceremonias de bienvenida a antiguos "etarras" que salen de prisión ante la indignación de las asociaciones de víctimas.
"Les cuesta mucho reconocer que los 60 años de historia de ETA han sido un error (…) Entonces, a los terroristas, en vez de tratarlos como criminales, les siguen tratando como héroes", opina Fernández.