Con guerra verbal arrancó campaña brasileña | El Nuevo Siglo
Bolsonaro y Lula disputarìan presidencia de Brasil
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Marzo de 2021
Redacción internacional con AFP

Por ser pesos pesados en la política, ubicados en los dos extremos de ésta y tener, por el momento, los mayores chances para gobernar Brasil a partir del 2022, el rehabilitado en sus derechos Luiz Inácio Lula da Silva  y el actual mandatario Jair Bolsonaro empezaron una tempranera y agresiva campaña.

Aunque al reaparecer en el ruedo político Lula no confirmó pero tampoco descartó que vaya a ser el candidato presidencial, enfiló toda su artillería verbal contra Bolsonaro por el manejo que ha dado a la pandemia del covid-19.

Como se sabe, un magistrado del Tribunal Supremo Federal anuló las condenas contra el expresidente y líder del Partido de los Trabajadores, argumentando que los procesos debía (y debe) realizarlos la Corte Federal del Distrito Federal de Brasilia y no, como ocurrió, el de Curitiba donde en su momento estaba al frente el juez anticorrupción Sergio Moro.

La decisión anunciada el lunes por el magistrado no solo generó un terremoto político y obliga a barajar de nuevo la partida por la presidencia de Brasil, sino que suma otra nueva variable a la grave crisis que atraviesa el país, con más de 266.000 muertos por la pandemia de coronavirus y un desempleo en sus máximos niveles históricos.

Vale aclarar que el expresidente de izquierda (2003-2010) no fue exonerado, pero el fallo le permite, como ya lo hizo, volver a la escena pública y “politizar las narrativas”, tal cual lo hizo horas después con fuertes críticas a Bolsonaro cuando manifestó que “Brasil no tiene Gobierno, ni ministro de Salud, ni de Economía, sino un fanfarrón, un presidente que como no sabe nada dice que todo es cuestión de Guedes", haciendo referencia al titular de Economía, Paulo Guedes.

El exmandatario fustigó  la política "imbécil" del gobierno contra el coronavirus y se presentó como una figura de conciliación en un país devastado por la pandemia y la crisis económica.

"Quiero hacer propaganda para que el pueblo brasileño no siga ninguna decisión imbécil del presidente de la República ni del Ministerio de Salud. Vacúnense, vacúnense porque esa es una de las cosas que pueden librarnos del covid", dijo Lula, anunciando que él mismo esperaba ser vacunado la semana próxima.

De igual forma lamentó que "las muertes se estén naturalizando" en Brasil. "Muchas de esas muertes podrían haberse evitado, si tuviésemos un gobierno que hubiese hecho lo elemental", declaró en el acto.

"Lo primero que tendría que haberse hecho el año pasado era crear un comité de crisis", con participación de científicos, pero "teníamos un presidente que hablaba de cloroquina y gripecita", prosiguió, en referencia a declaraciones de Bolsonaro en las que minimizaba la pandemia y preconizaban el uso de medicamentos sin pruebas de eficacia contra la enfermedad.


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"Este país no tiene gobierno, no tiene ministro de Salud, no tiene ministro de Economía" y "por eso está empobrecido. Es un país desgobernado", sentenció en su primer discurso público el miércoles.

La reacción del presidente Bolsonaro no se hizo esperar. “Lula da Silva "inicia ahora su campaña para los próximos comicios generales y ésta se basa en críticas, mentir y desinformar como es regla del PT (Partido de los Trabajadores)".

Agregó que las críticas de Lula, entre ellas a su gestión frente a la pandemia del coronavirus,  “son un gesto a la campaña de las elecciones de 2022”, por lo que ha señalado que la vuelta del PT a la Presidencia llevaría a la corrupción.

"¿Imagínense la pandemia con Lula como presidente? Al menos el 90 por ciento de lo entregado sería robado", arremetió Bolsonaro, para añadir que cree que existe una intención para dañar deliberadamente la economía del país "en un movimiento contra el Gobierno".

Además de reconocer que la situación actual de la pandemia "es bastante grave", frente a las críticas de "mala gestión", el presidente ha recalcado que "la política lamentablemente continúa y cuenta con una adhesión total de gobernadores vinculados a Lula y al PT", en referencia a aquellos mandatarios que están tomando medidas restrictivas contra el covid-19.

Y aunque Lula ha manifestado que debatirá "mucho más adelante" la posibilidad de presentar su candidatura a los comicios presidenciales de octubre del próximo año, si abrió la puerta a coaliciones políticas.

"Cuando llegue el momento, el PT pensará si tiene que tener candidato o integrar un frente amplio. Pero ahora los líderes de los partidos tienen que discutir de la vacuna, de los salarios", dijo el exmandatario izquierdista quien con su tono, planteamientos y expresiones como “no me tengan miedo” o “soy un radical porque quiero ir a la raíz de los problemas del país”, evidenció que quiere ser él quien enfrente en las urnas a Bolsonaro.

Según sondeos, Lula  es el político con más posibilidades de impedir la reelección de Bolsonaro, aunque su nombre enfrenta una fuerte resistencia en sectores de la clase media e incluso en otros partidos de izquierda o centroizquierda.


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Unir la izquierda ¿misión imposible? -

Analistas como  Murillo de Aragao, de Arko Advice Aragao sostiene que uno de los desafíos más difíciles e inmediatos de Lula, si decide lanzarse a la arena electoral, sería el de "unir a la izquierda". 

"Actualmente esa unión no está clara", señala. 

Pocas horas antes de la anulación de los juicios contra Lula, el líder del Partido Democrático Trabalhista (PDT, centroizquierda), Ciro Gomes, tercero en las elecciones de 2018 con 12% de los votos, rechazó tajantemente apoyar su eventual candidatura: "No cuenten conmigo para ese circo", declaró.

El líder del Partido Socialismo y Libertad (Psol), Guilherme Boulos, consideró en cambio que "el momento es demasiado grave como para priorizar debates sobre protagonismos".

Pero "si la oposición llega (a 2022) con cuatro o cinco candidatos, corre el riesgo de no ir a la segunda vuelta. Yo voy a trabajar por la unidad", agregó.

La presencia de Lula no sólo atiza sino que polariza la contienda por la presidencia en los puntos más extremos del espectro político, lo que dejaría un amplio espacio para un aspirante centrista, si así puede decirse, porque esta tendencia tradicionalmente en Brasil ha sido una izquierda moderada.

Es en ese terreno donde se visualiza y podría tomar fuerza una candidatura de Sergio Moro, el que encarceló a Lula y por ser un abanderado de la lucha contra la corrupción fungió como ministro de Justicia del actual gobierno, cargo al que renunció en abril pasado tras denunciar intentos de injerencia por parte del presidente.

Moro guarda estratégico silencio en espera del desarrollo de los acontecimientos, pero muchos analistas sostienen que una figura como él sería esa tercera opción que gran mayoría de los brasileños están buscando.

Hay que esperar el desarrollo judicial contra Lula, quien ha participado en todas las elecciones desde la redemocratización en 1985, excepto en 2018, cuando superaba a Bolsonaro en las encuestas pero fue inhabilitado debido a la primera de sus dos condenas por corrupción pasiva y lavado de dinero. 

En ese momento, Bolsonaro se impuso en la segunda vuelta frente a Fernando Haddad, designado por Lula. La contienda dividió al país, entre los seguidores del izquierdista Partido de los Trabajadores (que gobernó durante trece años, con Lula y Dilma Rousseff) y sus detractores, que abrazaron la figura del excapitán del Ejército apoyado por iglesias pentecostales y los lobbies del agronegoció y la seguridad.