El éxito de XI: consolidar una sociedad de ingresos medios-altos | El Nuevo Siglo
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Sábado, 15 de Octubre de 2022
Redacción internacional

Con una década en el poder y un tercer mandato por delante, ¿cómo logró Xi Jinping, actual secretario general del Partido Comunista de China consolidar sus políticas con un concepto renovador del socialismo y convertirse en el líder más poderoso de ese país después de Mao Zedong (1893-1976)?

De acuerdo con el docente investigador de la Universidad Externado, experto en las implicaciones globales de la política doméstica y exterior de China y Estados Unidos, David Castrillón Kerrigan, haber unificado los ingresos per cápita de su población fue clave para la consolidación de Xi Jinping, pero éste es apenas uno de sus logros. 

Este domingo arranca el Congreso del Partido Comunista de China, donde será el principal orador y al finalizar el mismo, en cuatro días, será proclamado para un nuevo mandato de cinco años al frente de la secretaria general, lo que implicará un nuevo mandato al frente del país que arrancará el próximo marzo, cuando termine su actual periodo.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo logró Xi Jinping consolidarse como el hombre más poderoso en la historia reciente del país desde Mao Zedong?

DAVID CASTRILLÓN KERRIGAN: Xi supo identificar los retos a los que se enfrenta China en este momento de cambio y supo plantear las políticas, las transiciones y las medidas necesarias para que la China de hace 10 años, comenzara a transitar hacia el país que se trazó ser en el 2049: una china rejuvenecida.

En esta década logró cumplir con el primer objetivo del centenario, de consolidar una sociedad próspera y en este sentido es imperativo resaltar que logró eliminar la pobreza extrema; logró aumentar los ingresos per cápita. Hoy China es una sociedad de ingresos medios-altos, además de otros logros que ha tenido en materia de medio ambiente e innovación.

ENS: En 2018 se eliminó la restricción de dos periodos para ocupar la secretaría general del Partido. ¿Podría seguir gobernando indefinidamente en adelante?

DCK:  En este sentido es pertinente una aclaración. En China hay dos estructuras en paralelo que son fácilmente confundibles: hay una Asamblea Popular Nacional de China y hay un Congreso Nacional del Partido Comunista, que es el que se va a reunir esta semana. En este último se va a definir la posible reelección de Xi Jinping como secretario general del Partido Comunista, pero eso es distinto a su “reelección” al mando del país, que es un proceso que se adelantará en marzo del año entrante, cuando termina su actual periodo de cinco años.

ENS: ¿Cuáles han sido las banderas y los logros de Xi en política doméstica?

DCK: Domésticamente hablando hay tres banderas clave que ha liderado Xi Jinping: la primera de ellas ha sido la campaña anticorrupción, conocida como la campaña contra moscas y tigres, es decir contra personas corruptas del nivel más bajo al más alto y que ha sido supremamente exitosa.

Una segunda bandera fue la de la reforma y consolidación ideológica del partido. En ese sentido, él se ha esforzado por hacer del partido Comunista uno que represente al pueblo pese a que no es una colectividad elegida por el mismo.

Y la tercera y tal vez la más interesante e importante, ha sido la de la reforma económica a la que ya me referí. En los últimos 10 años el país experimentó una transición en su modelo de desarrollo, y pasó de ser la fábrica del mundo a ser una sociedad medianamente acomodada más innovadora, productiva y más en armonía con el medio ambiente. Y en esa transición hay muchos de sus otros logros, la mayoría orientados al bienestar de la población.



Política exterior

ENS: ¿Cuáles han sido los aciertos de China en política exterior?

DCK: Por más de siete décadas China se ha guiado por los llamados cinco principios de coexistencia pacífica, que incluyen la no injerencia en los asuntos internos de los otros, el respeto por la integridad territorial y las relaciones gana-gana. El país sigue estando guiado por estos preceptos y su planteamiento frente a Ucrania es prueba de ello.

Ahora, China está interesada en seguir velando porque haya un orden internacional estable y en paz, pues en las últimas décadas ha sido la mayor beneficiaria de eso, sobre todo desde el punto de vista económico. Al país asiático le sirve que haya un mundo en el que pueda cumplir con su rol económico y ese es su objetivo central.

En este sentido, una de las grandes banderas de China ha sido la Iniciativa de la Franja de la Ruta o las nuevas rutas de la seda, una estrategia de desarrollo que se ha erigido como una alternativa a las políticas proteccionistas de Washington impuestas durante la era Trump y que ha continuado Joe Biden.

El mundo ha visto un discurso de “Estados Unidos primero” que actúa consistentemente a partir de eso. Recientemente vimos a la representante comercial de ese país coaccionando el orden comercial abierto con la Organización Mundial del Comercio en el centro, y la iniciativa de la Franja ha sido una alternativa al discurso de Washington. 

ENS: ¿Por qué su postura frente a Ucrania así lo rectifica?

DCK: Si bien China ha mencionado que se debe considerar los intereses de todas las partes, incluyendo las de Rusia, también hemos visto como Beijing llamó a Moscú a respetar la integridad territorial de Ucrania. Ha sido consistente.  

ENS: Pero eso no lo hemos visto con relación a Taiwán y a la visita de Nancy Pelosi a la isla. El tono de la china continental fue más bien belicista…

DCK: Así es, pero porque hay que recordar que para China las relaciones con Taiwán son un asunto de política doméstica y no internacional. Ucrania y Rusia son dos países soberanos reconocidos como tal, pero Taiwán (y así lo piensa Beijing) es una provincia rebelde, lo que significa que la presencia de terceros será vista como una injerencia y de ahí que la postura del gobierno de Xi Jinping sea mucho más estricta y de línea dura.

Ahora, eso no significa que China tenga un interés en resolver este asunto de manera violenta. El país continental está interesado en la reunificación pacífica de las partes, así como se dio la reunificación de Hong Kong y de Macao. Lo que a Beijing le preocupa es que haya una movida por parte de Taipéi que lleve a que haya una injerencia por parte de Estados Unidos, u otros, que lleve a una independencia de Taiwán. Eso iría en contra del principio de una sola China.

ENS: China está buscando consolidar un nuevo orden mundial sin injerencia en la soberanía de otros países. ¿Cómo ha avanzado en ese objetivo?

DCK: Ya es un hecho que el mundo ha cambiado y que el orden internacional creado en la posguerra, un mundo en el cual los países del norte global estaban en el centro, ya no compagina con las nuevas realidades.

Hoy nos enfrentamos a un mundo multipolar en el que hay más de una potencia, y muchas de esas potencias emergentes se encuentran en el sur global, como por ejemplo China, India y Sudáfrica, entre otros. Lo que están planteando países como este no debería entenderse como la creación de un nuevo orden, sino más bien como un ajuste a las instituciones existentes, para que estas reflejen una realidad que ya es un hecho.

Un buen ejemplo de eso es lo que ocurre en organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM), organizaciones en donde los países no tienen todos el mismo voto, sino que está dado por sus contribuciones a la organización. En el marco de estas instancias, países como China e India han estado pidiendo que se les permita tener una mayor contribución, que de esta manera refleje su peso global.

Aunque hemos visto muchos intentos por impedir que esto suceda, creo que estos ajustes harían del orden mundial uno más democrático en el que no solo unos pocos hablan. Lo que hoy estamos viendo con el Consejo de Seguridad frente al conflicto de Ucrania, precisamente refleja el hecho de que las organizaciones internacionales no se han ajustado a la nueva realidad y hacerlo podría ayudar a resolver conflictos como el que estamos viviendo. /Redacción internacional