Donald Trump entró en el último mes de su campaña de reelección con la necesidad de terminar de convencer al electorado de los estados pendulares. A pesar de que el riesgo de resultar infectado por covid era muy alto dada su amplia agenda pública y presencia constante en mítines proselitistas, su obligada salida del escenario tras su hospitalización y ahora aislamiento en la Casa Blanca, no se sabe qué efectos vaya a tener en la siquis del electorado a escasas tres semanas de las urnas.
Sin embargo, no cabe duda que tener como segundo al mando a una persona de la experiencia y capacidades de Mike Pence es un activo político y electoral determinante, mucho más después de que en el debate contra su rival a la Vicepresidencia, la senadora demócrata Kamala Harris, fórmula de Joe Biden, ratificó que tiene el suficiente peso específico para estar en la Casa Blanca.
Pence se ha convertido poco a poco en una de las figuras centrales de la campaña, estatus que se ha dimensionado por la convalecencia del presidente tras confirmarse su contagio de coronavirus, además de que es un dirigente aplomado, serio, una especie de polo a tierra para Trump y, sobre todo, una póliza de garantía en la marcha gubernamental. No en vano muchos analistas consideran que su peso específico y experiencia lo catapultan para ser un digno sucesor de Trump en 4 años si este año logran la reelección.
Al contrario de Trump, una figura arrolladora, impetuosa y entusiasta, Pence aporta madurez y ponderación a la fórmula. En el debate del miércoles pasado demostró el suficiente carácter como para poner los puntos sobre las íes y logró sacar de sus cabales, en más de una ocasión, a Harris, que evidenció debilidad y falta de peso específico para un trabajo como el de la Casa Blanca.
Al frente
A pesar de que Trump salió del Centro Médico Militar Walter Reed y regresó a la Casa Blanca el lunes por la noche, el vicepresidente asumió el papel principal en la campaña ese mismo día, comenzando una gira a través de estados clave para reforzar la posibilidad de reelección.
“Hablé con el presidente hace un tiempo. Sonaba genial ", dijo Pence a los reporteros en la Base Conjunta Andrews antes de dirigirse al oeste de Utah para el debate vicepresidencial de esta semana.
Durante ese evento Pence ofreció un balance de su desempeño en la Casa Blanca y como responsable de la gestión de la pandemia del covid-19. Dijo que “aunque cada vida es importante y cualquier muerte es trágica” las algo más de 212.000 víctimas hubieran podido haber sido más de 2,2 millones para este mes, si no se hubieran tomado las medidas adecuadas, como haber cancelado los vuelos con China, medida que Biden tachó de xenófoba en su momento.
Pence se ha convertido poco a poco en una de las figuras centrales de la campaña, estatus que se ha dimensionado por la convalecencia del presidente tras confirmarse su contagio de coronavirus
Fogueado
Una prueba de la importancia política de Pence es que aunque normalmente el debate vicepresidencial es intrascendente, este no fue el caso de esta edición. La opinión pública sabe que el actual vicepresidente es un político con protagonismo propio y muy por encima de Harris, quien a pesar de su experiencia como fiscal de California y senadora por ese mismo Estado, no ha tenido la experiencia ejecutiva del republicano.
En el estilo sopesado de Pence juega mucho su experiencia en los medios de comunicación. Se le considera un efectivo comunicador y un complemento invaluable para Trump, al que le aporta equilibrio y una gran dosis de credibilidad. No hay que olvidar que su facilidad de convencer se perfeccionó en la década de los 90 cuando era locutor de radio de una estación conservadora en Indiana.
La postura de Pence como defensor de la vida y católico practicante gusta mucho en la rama más tradicional del Partido Republicano y, en particular, en los evangélicos, que siempre han sigo grandes electores.
No cabe duda de que su debate con Harris fue una prueba importante. Según Cam Savage, un veterano estratega republicano de Indiana que ha observado de cerca la carrera política de Pence, fue un “desafío, pero es uno para el que estaba bien preparado… Con Pence se obtiene un líder muy disciplinado que no es probable que cometa errores".
Pence a menudo evoca la fe cuando describe su enfoque de la función pública, citando el concepto bíblico de "liderazgo de servicio". Ha sido un fiel socio de Trump desde que lo sacaron de una difícil candidatura a la reelección como gobernador para unirse a la candidatura presidencial en 2016.
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No cabe duda de que independientemente de lo que ocurra en esta elección, Pence es un probable contendiente presidencial republicano en 2024.
Hecho a pulso
Aunque el vicepresidente creció en una familia que apoyaba al Partido Demócrata, una afiliación que compartió cuando era niño, se convirtió en republicano en la universidad y, finalmente, se unió a un grupo de expertos conservadores antes de pasar a la radio.
Como congresista, Pence se mantuvo firme en su conservadurismo de línea dura, incluso cuando lo puso en conflicto con su partido. Como gobernador de Indiana cumplió con los recortes de impuestos prometidos.
De 61 años de edad es hijo de un veterano del Ejército que, inspirado por Ronald Reagan, comenzó a verse a sí mismo como republicano. Obtuvo su doctorado en Jurisprudencia en la Facultad de Derecho McKinney de la Universidad de Indiana en 1986 y se dedicó a la práctica privada antes de trabajar para la conservadora-libertaria Indiana Policy Review Foundation de 1991 a 1993. Después de perder dos elecciones al Congreso, creó el programa radial The Mike Pence Show.
Ganó su curul en el Parlamento en el 2000, describiéndose a sí mismo como "cristiano, conservador y republicano, en ese orden". Su postura conservadora de línea dura lo ayudó a ganar la reelección en Indiana cinco veces entre 2001 y 2013.
Como congresista, Pence se mantuvo firme en su conservadurismo de línea dura, incluso cuando lo puso en conflicto con su partido. Como gobernador de Indiana cumplió con los recortes de impuestos prometidos.
Como un conservador fiscal acérrimo, Pence luchó por recortes presupuestarios federales antes de apoyar la ayuda a las víctimas del huracán Katrina y se encontraba entre los que se oponían al Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP), lo que ayudó a obligar al Congreso a renunciar a sus planes de comprar los activos más tóxicos de instituciones financieras.
En 2011, Pence anunció que se postularía para gobernador de Indiana cuando terminara su mandato en el Congreso. Su plataforma se centró en los recortes de impuestos y el crecimiento del empleo.
El vicepresidente sirvió un mandato como gobernador de 2013 a 2017 y promulgó una reducción de impuestos de 1.1 mil millones de dólares. También firmó una legislación que creó el primer programa estatal de financiamiento para prekínder y asignó fondos estatales a proyectos de infraestructura.
Por ello en 2016 Indiana tenía un superávit presupuestario de 2 mil millones de dólares y una calificación crediticia de triple A.
Antes del anuncio de ser el compañero de fórmula de Trump en las elecciones de 2016, los medios de comunicación informaban que la escogencia probablemente se redujo a tres personas, Newt Gingrich, Chris Christie y Pence. Cuatro años después no queda duda de que su nominación fue un acierto del que ahora más que nunca se siguen cosechando beneficios.