Elecciones de medio mandato, ¿la revancha del trumpismo? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 2 de Enero de 2022
Redacción internacional con AFP

Este 2022 es crucial en el escenario político de Estados Unidos por la celebración de las elecciones de medio mandato, en la que el partido republicano tratará de recuperar el control del Senado y ampliar sus curules en la Cámara.

A un poco menos de un año de esas elecciones (8 de noviembre) tradicionalmente delicadas para el partido en el poder, los demócratas no las tienen todas consigo, tras su derrota en Virginia y una victoria más justa de lo esperado en Nueva Jersey. Y como telón de fondo, está la caída de la popularidad del presidente Joe Biden que según coinciden algunas encuestas está en el 38% y con predominante tendencia a la baja

Kevin Mccarthy, líder de la oposición en la Cámara de representantes, predice una oleada republicana, apostando por 60 escaños suplementarios para su partido, que tiene en la actualidad 213 (frente a los 221 de los demócratas).

Y, a diferencia de la elección pasada, los republicanos encaran de una forma hasta hace poco concebible: ganar sin Donald Trump.

Cinco años después de someterse al liderazgo de Trump y un año antes de las elecciones de mitad de mandato, el Partido Republicano ‘imagina’ la vida después del expresidente, quien sin embargo no sólo continúa omnipresente, sino que conserva intacto el apoyo de las bases electorales.

"En esta etapa, sería el favorito si optara por participar en la carrera presidencial de 2024", dijo a la AFP Matt Lacombe, profesor asistente de ciencias políticas en el Barnard College de Nueva York.

"Pero también es muy posible que la coordinación entre los potenciales candidatos y los funcionarios del partido... sea suficiente para evitar que persiga o tenga éxito" una nueva postulación, aclaró.

Sin embargo, Trump no ha descartado la posibilidad de volver a luchar por la Casa Blanca, ante lo cual el demócrata Joe Biden dijo que buscaría la reelección.

Después de que Trump consiguió la nominación como candidato presidencial republicano en mayo de 2016, el partido abandonó su plataforma política en sus dos siguientes convenciones, optando por simplemente declarar lealtad a su nuevo líder.

El consenso sigue siendo que todos los caminos hacia el Congreso pasan por el club de golf Mar-a-Lago, propiedad y lugar de retiro de Trump en Palm Beach, Florida.

Y que para triunfar en Washington había que besar el anillo en Palm Beach, halagando a Trump y a su leal base de decenas de millones de fervientes devotos.

Los republicanos que no siguen esa línea saben que, en el mejor de los casos, se arriesgan a ser vilipendiados en público y a ser blanco de amenazas contra ellos y sus familias por parte de exaltados seguidores de Trump.

"Pese a perder su megáfono en las redes sociales, su apoyo aún energiza a los partidarios de base, impulsa donaciones y, en algunos casos, elimina a competidores y fuerza retiros", dijo Tommy Goodwin, consultor político y cabildero basado en Washington.

Sin embargo, algunos republicanos prominentes aprovecharon los recientes comicios a gobernador en algunos estados para llamar a una corrección en el rumbo, aunque sin alejarse de Trump y su "argumento" de que los demócratas le robaron las elecciones de 2020 con el triunfo de Joe Biden.



Cambio de estrategia

El multimillonario republicano Glenn Youngkin, ganó las elecciones a gobernador en Virginia, superando la cosecha electoral de Trump en los suburbios de ese estado en la carrera de 2020, especialmente entre independientes y mujeres. Y para ello optó por no hacer reiteradas alusiones al hoy expresidente.

Conocido el triunfo Trump lo exaltó, reivindicó el poder republicano, aunque en realidad Youngkin, como lo reseñamos, hizo un cambio de estrategia guardando prudente silencio sobre el magnate.

En Nueva Jersey, el republicano Jack Ciattarelli comenzó muy a favor de Trump, incluso habló en un mitin "Stop the Steal" (Paren el robo) en 2020, pero luego marcó una pequeña distancia durante la campaña por la gobernación, que no obstante perdió por estrecho margen ante el demócrata Phil Murphy, quien fue reelecto.

A los demócratas les resultó difícil mantener los avances logrados en los suburbios de esos estados, que les ayudaron a recuperar la Cámara de Representantes en 2018 y la Casa Blanca en 2020.

Es probable que los suburbios vuelvan a ser un campo de batalla clave en los comicios de este 2022, en los que está en juego el control de la Cámara de Representantes, el Senado y 36 gobernaciones. Sin embargo, Trump es mucho menos popular allí que en el campo.

La conclusión para muchos republicanos es que la clave está en tomar prestado mucho de la estrategia de Trump, pero evitando abiertamente su figura.

La aprobación del expresidente se hundió a un mínimo histórico de 34% tras la asonada del 6 de enero, cuando miles de sus partidarios irrumpieron violentamente en el Capitolio para evitar que los legisladores certificaran la victoria de Biden en las elecciones.

Desde entonces, Trump ha emitido una serie de declaraciones sobre los insurrectos y las amenazas contra la vida de su vicepresidente Mike Pence, quien presidió aquella sesión del Congreso.

El jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, instó al exmandatario de 75 años a mantenerse al margen de las elecciones de medio mandato y declaró a periodistas: "Creo que tenemos que hablar sobre el futuro y no sobre el pasado".

Sin embargo, Rick Scott, presidente del comité de campaña del Senado de los republicanos para 2022, dijo a la cadena NBC que cualquier republicano sería "tonto" si rechazara el respaldo del expresidente, poniendo en evidencia el dilema que enfrentan.

"Donald Trump está donde quiere estar: en el centro de la atención, como un niño llorando en pasillo de los dulces de una tienda repleta, exigiendo más gaseosas, mientras arroja bolsas de chocolates a otros niños", señaló por su parte Peter Loge, profesor asociado en la Universidad George Washington.

"El pasado nunca muere"-

La tribuna de Trump no es lo que era antes de su prohibición en las redes sociales, que frenó efectivamente su influencia diaria. Además, su receta electoral demostró no ser tan efectiva como proclamó.

Trump es el primer presidente desde Herbert Hoover hace casi un siglo en perder la Cámara, el Senado y la Casa Blanca en un único mandato.

"Hasta ahora, a los candidatos respaldados por Trump no les fue particularmente bien", apuntó Sam Nelson, profesor asociado y presidente del departamento de ciencias políticas de la Universidad de Toledo.

"Si bien los candidatos de las primarias republicanas buscan activamente su respaldo, valioso en las elecciones (partidarias), ese mismo sustento puede ser algo peligroso en los comicios generales, ya que motiva a los demócratas a votar en contra del candidato que apoye Trump", consideró Nelson.

Loge cree que pueden surgir retadores que piensan que no tienen nada que perder, junto a otros preocupados por el futuro del Partido Republicano y del país.

"Las elecciones de mitad de mandato de 2022 también contribuirán en gran medida a determinar cuál será el verdadero nivel de apoyo de Trump para 2024", señaló. Y en esa línea muchos analistas políticos sostienen que no se debe perder de vista el apoyo que el expresidente mantiene en las bases conservadoras y que, al igual que ocurrió hace cinco años cuando las directivas republicanas no apostaban por él, puede volver a sorprender.

"Si los candidatos respaldados por Trump ganan las elecciones primarias y generales, las acciones de Trump subirán" y si las pierden, "bajarán", explicó.

Pero es indiscutible que Trump sigue siendo un héroe para los millones de nuevos votantes descontentos que trajo a la causa republicana en 2016.

Mark Bayer, exjefe de gabinete del Senado y la Cámara baja recordó una famosa frase de William Faulkner: "El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado".

"Lo mismo puede decirse de la influencia (...) de Trump sobre el Partido Republicano. Su control es tan fuerte como cuando era presidente", comentó. /