Emmanuel Macron, en marcha hacia su reelección | El Nuevo Siglo
AFP
Miércoles, 6 de Abril de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

El hiperliderazgo de Emmanuel Macron se ha hecho evidente tanto a nivel doméstico como internacional, siendo el factor decisivo tanto para asegurarse otros cinco años al mando del poder francés como erigiendo a la Unión Europea en una potencia geopolítica.

Su gestión frente al movimiento de los chalecos amarillos, la pandemia del covid-19, la lenta pero segura recuperación de la economía y bajo la presidencia francesa de la Unión Europea la adopción de sanciones contra Rusia paralelamente a una intensa mediación para desescalar la guerra, le han valido el apoyo ciudadano que de seguro, como lo vaticinan las encuestas, le darán otros cinco años al frente del Elíseo.

Así, el joven mandatario galo, fundador y líder de la República en Marcha, llega a la primera vuelta presidencial de este domingo con un claro favoritismo, pese a haber desarrollado una campaña a media marcha, marcada de principio a fin por una guerra a las puertas de la Unión Europea, que lo obligó a moldear tanto su discurso como sus actos y que, en términos de popularidad, le consolidaron a nivel interno.

Desde finales del año pasado se daba por descontado que Macron se presentaría a un nuevo mandato, lo que oficializó apenas hace un mes. Pero desde entonces se ha mantenido al frente de la competencia electoral, con una ventaja que aumentó con el paso de los días, por lo cual la gran incógnita de la cita electoral de este fin de semana es quién será su rival para la segunda vuelta, en la que también se impondría según coinciden todos los sondeos.

Macron llegó a la Presidencia en 2017, al frente de un movimiento de nuevo cuño reconvertido en partido político -La República en Marcha- y con un proyecto que arrastró votos a derecha e izquierda del espectro electoral.

Sin embargo, la pandemia de covid-19, primero, y la escalada de tensiones en Ucrania, después, marcaron el devenir de su agenda pública en estos últimos meses. Así, al pico de contagios de coronavirus con el que arrancó 2022 le siguió el evidente desafío del presidente ruso, Vladimir Putin, sobre una Ucrania que terminaría invadiendo el 24 de febrero.

El Gobierno justificó en las obligaciones presidenciales de Macron el retraso en la oficialización de la candidatura, el pasado 3 de marzo, cuando la ofensiva militar rusa en Ucrania era ya una realidad. Con ese telón de fondo fue que en el acto multitudinario donde informó su deseo reeleccionista sostuvo: “soy candidato para crear con ustedes, una respuesta francesa y europea única frente a los desafíos del siglo".

En ese texto público, conocido como una "carta a los franceses" que ya en su día utilizaron otros expresidentes como Nicolas Sarkozy y François Mitterrand, Macron aseguró que "no hemos logrado todo lo que nos propusimos hacer", y de allí esbozó su plataforma programática para una Francia "más independiente" a nivel energético, agrícola y militar, proyecto que, según enfatizó, fue inspirado de las lecciones de la pandemia y de la guerra.

Algunos puntos de este ambicioso proyecto se convirtieron en ‘caballito de batalla’ de sus opositores, entre ellos el aumento de la edad de jubilación hasta los 65 años o el endurecimiento de las políticas de asilo.

La guerra en Ucrania también le ha llevado a destacar medidas como el aumento del gasto militar o una senda hacia la independencia energética, con un mayor protagonismo de la energía nuclear y una progresiva implantación de proyectos de energía solar y eólica, en aras también de la prometida neutralidad de carbono prevista para 2050.

Sin embargo y aunque sus detractores la tildaron como una medida electorera, hace una semana decretó una pequeña rebaja, 15 céntimos de euro, al litro de combustible, una medida que es un alivio a los bolsillos de los franceses que, al igual que en el resto del mundo, enfrentan una alta inflación.


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Primero, y de lejos

Macron apenas hizo dos mítines antes de la primera vuelta electoral, con una alta participación, evidenciando el favoritismo que tiene. Optó por conceder entrevistas a varios medios para ir explicar sus líneas de actuación, en las que no hay grandes sorpresas en relación a lo que han sido las políticas de estos últimos años.

El Macron presidente, que no ha desistido de su mediación en la guerra con numerosas llamadas a Putin, se impuso al Macron candidato y los sondeos parecen haberle dado la razón. A mediados de febrero, cuando la presión de Putin sobre Ucrania era ya más que evidente, el actual mandatario galo comenzó a consolidarse en las encuestas y a distanciarse de sus teóricos rivales.

Así, después de comenzar febrero con una intención de voto media del 24 por ciento, a mediados de marzo esta cifra ya era cinco puntos superior, con márgenes que incluso superaban los diez puntos en comparación con sus principales contendientes, según los estudios elaborados por la televisión pública.

El promedio de las últimas encuestas dan al presidente entre el 25% y el 29% de intención de voto en la primera vuelta, sacando a la líder de Agrupación Nacional,(extrema derecha) Marine Le Pen casi diez puntos porcentuales (16% a 21%). Le siguen el inesperado retador en ese mismo espectro político Eric Zemmour (15%), la conservadora Valerie  Pécresse (8,5% a 13%) y el izquierdista Jean Luc Mélenchon (10,5% a 12,5%).

Si se confirma el vaticinio de Pécresse, sería el peor resultado de un movimiento que se dice heredero del general Charles de Gaulle y que cuenta en su historia con varios jefes de Estado, como Georges Pompidou (1969-1974), Jacques Chirac (1995-2007) y Sarkozy (2007-2012).

En la más reciente, la de Elabe, (abril 2) Macron tiene un 28,5% de intenciones de voto, seguido por Le Pen con 22% y Mélenchon con 15%. Pero su ventaja se reduce a seis puntos ante Le Pen en el balotaje del 24 de abril.

Todo indica que se repetirá el duel e 2017, cuando Macron derrotó a Le Pen por más de 30 puntos (66% a 34%).

En su cierre de campaña, Macron instó a una “movilización general” el domingo próximo. "¡No quiero arrogancia ni derrotismo, quiero una movilización general!", dijo el mandatario en el barrio de negocios de La Défense, al oeste de París ante una multitud que no paró de ovacionarlo.

"¡Presten atención! Desde el Brexit pasando por tantas elecciones, lo que parecía improbable ha sucedido, así que les digo con mucha fuerza esta noche que nada es imposible", sostuvo al cerrar su discurso de un poco más de dos horas en el que tras advertir sobre el “peligro extremista” explicó su hoja de ruta social y las medidas para contener la inflación.

Este hombre elegante, de esbelta figura y ojos azules, que era poco conocido hasta su nombramiento como ministro de Economía en 2014 por el entonces presidente francés, François Hollande, tras ser su consejero económico, ha logrado en menos de una década convertirse en el presidente más joven de Francia y el conductor europeo tras el retiro de la alemana Ángela Merkel en un momento clave de inflexión geopolítica como es la guerra en Ucrania.

El ascenso meteórico de un hombre con prisa, como este representante de las nuevas generaciones políticas francesas, llegará en breve a otro alto peldaño: su descontada reelección.

Y si bien Francia entregará la presidencia de la Unión Europea en junio, la conducción de Macron deja marcado el camino a seguir ya que, como lo reconoció el presidente de la Fundación Robert Schuman, Jean Doninique Giuliani, “el papel tradicional de Francia en Europa ha sido siempre el del agitador de ideas. La presidencia de Macron ha sido ante todo la encarnación de una visión de Europa".