En Iglesia católica no hay ni debe haber muros: Papa en Chipre | El Nuevo Siglo
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Jueves, 2 de Diciembre de 2021
Redacción internacional con AFP y Europa Press

UN LLAMADO a la "unidad", en plena crisis migratoria en Europa y en una isla dividida en dos, hizo el papa Francisco en Chipre, durante la primera etapa de un viaje de cinco días que incluirá también a Grecia.

Se trata de la segunda visita de un papa a Chipre, una isla poblada especialmente por cristianos ortodoxos, tras la realizada por Benedicto XVI en 2010.

El pontífice argentino, de 84 años, fue recibido en el aeropuerto de Larnaca, al sur de Chipre, entre cánticos de "le queremos, papa Francisco", de un grupo de niños.

El sumo pontífice se dirigió justo después a la catedral maronita de Nuestra Señora de la Gracia, en Nicosia, donde se reunió con el patriarca de esta iglesia católica oriental (que representa a menos del 1% de la población chipriota, pero está presente en Siria y Líbano), el cardenal Béchara Rai.

"Para construir un futuro digno para el ser humano hay que trabajar juntos, superar las divisiones, y cultivar el sueño de la unidad…No hay ni debe haber muros en la Iglesia católica, es una casa común, es el lugar de las relaciones, es la convivencia de la diversidad", sostuvo Francisco en el primer acto de su agenda en este país en un encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas en la Catedral maronita de Nuestra Señora de las Gracias.

"Necesitamos acoger e integrarnos, caminar juntos", añadió refiriéndose a la crisis de los migrantes en el Mediterráneo, "un mar que fue cuna de tantas civilizaciones, donde aún hoy desembarcan personas, pueblos y culturas de todas partes del mundo".

A pocos metros de la catedral, en un café maronita, decenas de personas seguían el discurso del papa por televisión. "He venido para escuchar su corazón, un corazón que está con el respeto, la dignidad y los derechos humanos. Que busca abordar el problema de los migrantes", contó Avril Fortuin, de 57 años, una mujer cristiana que vive en Limasol (sur de Chipre).

En cuanto al Líbano, país vecino de Chipre, el papa dijo estar "muy preocupado" por la crisis social, económica y humanitaria: "Siento el dolor pueblo cansado y afectado por la violencia y el sufrimiento". 

Francisco también se reunió con el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, para abordar el conflicto que divide a la isla. 

El papa pidió diálogo para curar esta "terrible herida", el conflicto que en 1974 separó Chipre entre la República de Chipre, miembro de la Unión Europea y la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (RTNC), reconocida sólo por Turquía.

"El camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad está marcado con una palabra: diálogo", declaró el sumo pontífice.

Este viernes el papa celebrará en Nicosia una misa en un estadio, frente a 7.000 fieles y una oración ecuménica con los migrantes, cerca de la "línea verde", la zona desmilitarizada administrada por la ONU que divide la ciudad y la isla en dos partes, un gesto considerado particularmente simbólico.

La misa será el único evento en el que participará la comunidad católica de Chipre, compuesta por unas 25.000 personas (entre 5.000 y 7.000 maronitas), sobre una población de un millón, la mayoría de religión ortodoxa.

A bordo del avión papal, Francisco dijo que “emprendemos este viaje bonito, pero donde tocaremos las llagas... Espero que podamos recoger los mensajes que nos mandarán. Esta es una ocasión de "acercarse a la humanidad herida" y a "tantos migrantes que buscan esperanza"