¿Estamos en la antesala de las guerras por el agua? | El Nuevo Siglo
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Domingo, 15 de Agosto de 2021
Agencia Anadolu

LAS inundaciones, incendios forestales, el calor extremo y las lluvias repentinas en todo el mundo pronostican que estas nuevas condiciones climatológicas se van a convertir en un fenómeno permanente y el aumento de estos eventos extremos no solo disminuye la calidad de vida sostenible, sino que aumenta su costo.

La disminución de los recursos hídricos debido al cambio climático y su impacto negativo en la producción agrícola, la expansión de las zonas áridas y semiáridas, así como el aumento de la temperatura media anual se encuentran entre los problemas más importantes que aumentarán la desertificación, la salinización y la erosión de las tierras. La alteración en el ciclo del agua, provocado por el cambio climático, y la incertidumbre que experimentan los países con problemas a la hora de acceder a ésta, aumentan el "estrés hídrico" de forma paulatina. Actualmente, 800 millones de personas no tienen acceso a fuentes de agua potable, mientras que 2.500 millones de personas tienen acceso a recursos hídricos que carecen de una depuración adecuada.

La posibilidad de guerras por el agua está aumentando en lugares donde el clima es árido, donde existe un intenso conflicto político entre países ribereños sobre los recursos hídricos o cuencas y donde es difícil o costoso abastecerse del líquido debido a los efectos del cambio climático global. De esta forma ha aumentado el estrés hídrico y la posibilidad de guerras por el agua es cada día más alta.

La repartición del agua de los ríos Colorado y Río Grande entre Estados Unidos y México es uno de los principales problemas entre ambas naciones. En México, con una población aproximada de 130 millones de habitantes, el 40% de los ciudadanos no tiene acceso a agua potable saludable. México demandó 4.439 millones de metros cúbicos de agua al año del río Colorado en negociaciones oficiales con Estados Unidos. Por su parte, Estados Unidos aceptó suministrar solo 1.864 millones de metros cúbicos de agua, solo el 42% de la cantidad demandada por México.

El río Indo se origina en las tierras altas del Tíbet y su cauce promedio anual es de 208.000 millones de metros cúbicos. Está formado por cinco afluentes principales: Jhelum, Chenab, Ravi, Beas y Sutlej que riegan los campos en la llanura de Punyab y el valle del Indo. Tras la separación de Pakistán de la India en 1947, las nuevas fronteras políticas crearon problemas importantes al dividir los canales de riego y las aguas en la llanura de Punyab. Al inicio del conflicto, Pakistán insistió en mantener las mismas condiciones de riego pero luego abandonó su postura y aceptó el riego de sus campos por los ríos Jhenum y Chenab, en vez de los ríos Ravi, Beas y Sutlej. Sin embargo, tuvieron que construir canales de conexión entre los ríos en cuestión y los campos de riego.



Lo ríos Amu Daria y Sir Daria satisfacen las necesidades básicas de agua de Asia Central. Sin embargo, el uso excesivo de las aguas de estos dos ríos, que alguna vez alimentaron el lago Aral (ar de Aral), debido a políticas de riego incorrectas, triplicó la salinidad de las aguas del lago. La disminución de sus niveles genera serios problemas para los países que se benefician de estos y cuya economía se basa en gran medida en la agricultura. El crecimiento de la población es un segundo problema que aumenta la escasez de agua, al igual que la alta demanda del recurso para agricultura, industria y hogares.

Kirguistán y Tayikistán utilizan el agua como un arma importante para obtener ventajas sobre sus vecinos. En los últimos años, ambos lograron un poder de negociación sobre Uzbekistán y Kazajistán a la hora de adquirir gas natural, petróleo y productos agrícolas baratos cortándoles el suministro de agua.

Kazajistán tiene la capacidad de regar con recursos propios solo el 6% de sus tierras, lo que lo convierte en gran dependiente de sus vecinos, en cuanto al agua. Y aunque es uno de los exportadores de trigo más grandes del mundo, en los últimos años se ha visto forzado a reducir su producción debido a la escasez del líquido. Tayikistán es el segundo país después de Rusia en cuanto a riqueza en recursos hídricos en la geografía de la exUnión Soviética y el primero en Asia Central. Ello le permite cobrar a Uzbekistán por el agua que utiliza. Cabe señalar en este contexto que Kirguistán y Tayikistán se encuentran ahora en proceso de rearmamento debido al riesgo de guerra en la región.

Tensión en Oriente Medio

En Oriente Medio, el agua es insuficiente y la distribución de las cuencas hídricas desigual. Según cálculos, en los próximos 30 años los recursos hídricos en estos países disminuirán a un nivel que solo será suficiente para satisfacer sus necesidades de agua potable. Los países con mayor escasez de agua son Israel, Palestina y Jordania.

Los países con escasez de agua en la región corren el peligro de volverse incapaces de garantizar la producción de alimentos, el desarrollo económico, la estabilidad política, la salud pública y la protección de su medio ambiente natural. En la Franja de Gaza, la cantidad anual de agua per cápita es solo de 100 metros cúbicos. La salinización de las tierras agrícolas y la contaminación de los recursos hídricos en la región se encuentran en niveles catastróficos

La cuenca del río Jordán está en el centro del problema en Oriente Medio. Jordania, Israel, Palestina, Líbano y Siria comparten esta cuenca y son los principales culpables del problema del agua en la región. Los países río arriba, Israel y Siria, utilizan cada vez más los afluentes de buena calidad del río Jordán, lo que afecta la agricultura y los recursos hídricos de Jordania.

Los Altos del Golán son de suma importancia no solo para la seguridad militar de Israel, sino también para su seguridad hídrica ya que ello le permite controlar los ríos de Yarmouk y Banias y el lago de Galilea. Los manantiales en los Altos del Golán también son importantes fuentes de agua para los colonos judíos allí. Israel también controla estrictamente el uso del agua en Cisjordania.

Desde hace mucho tiempo, Israel insiste en comprar el exceso de agua del río Litani, en el Líbano, pero este se niega por diversas razones, entre ellas que es uno de los recursos hídricos más limpios y abundantes en una región en la que el agua escasea.

El Líbano comparte el río Orontes con Siria. Este río riega el Valle de la Becá, en el norte del Líbano. Sin embargo, no puede beneficiarse de estas aguas por culpa del peso de la política interior y exterior de Siria.

Jordania es quizás el más problemático de la región en términos de recursos hídricos. El país está compuesto, principalmente por regiones desérticas y su escasez de agua es tan grave que algunas ciudades solo la reciben una vez por semana.

El rio Nilo es de vital importancia para los países de la región, especialmente para Egipto. La mayoría de la población egipcia reside en el valle y el delta del Nilo, que equivale al 3% del total de su territorio continental. El restante 97% es desierto, casi sin hábitat. Etiopía controla los ríos del Nilo Azul y Atbara, que suministran el 80% de las aguas del Nilo, mientras que Uganda y Sudán controlan el Nilo Blanco, que suministra el 15%.

En 1959, se acordó repartir las aguas del Nilo así:  55.000 millones de metros cúbicos anuales para Egipto y 18.500 millones para Sudán. Este último es rico en recursos hídricos, pero sufre de escasez de agua y no puede utilizar plenamente sus tierras agrícolas, mientras que Egipto depende del riego para el 99% de su agricultura.

Egipto también presiona a Etiopía para llegar a un acuerdo sobre el agua del Nilo de manera que no perjudique su "derecho de uso", que considera como un derecho adquirido. Sin embargo, Etiopía reitera la "doctrina de la soberanía plena" y asegura tener libertad plena a la hora de utilizar las aguas del Nilo dentro de su territorio.

Los países afectados deberían reunirse y lograr acuerdos para compartir sus escasos recursos hídricos. De lo contrario se abrirá la compuerta a un sinfín de conflictos. /Metin Duyar - Agencia Anadolu