DE salida en la Casa Blanca, el políticamente debilitado presidente demócrata Joe Biden rompió su reiteradamente promesa de no inmiscuirse en el proceso de su hijo Hunter y desconociendo el mal mensaje que enviaría no solo le indultó, sino que criticó al sistema judicial por haberse “dejado infectar” por las presiones políticas.
Aunque conceder el perdón presidencial es una tradición en Estados Unidos -muchos de sus antecesores lo han hecho-, Biden pasa la historia como el primer mandatario que lo utiliza para librar de sus condenas a un familiar directo, su hijo Hunter que fue encontrado culpable y condenado por posesión de armas y delitos fiscales.
Así, Biden faltó a su promesa y fue más allá criticando que su vástago fuera condenado por un delito grave “sólo por cómo rellenó un formulario de armas" y que se le llevara a juicio por delitos de evasión fiscal cuando habría valido con pagar lo adeudado "con intereses y multas".
La indignación de los republicanos encabezados por el presidente electo Donald Trump por tal decisión era de esperarse, más no así que se escucharan voces del Partido Demócrata expresando tanto su rechazo como preocupación por el indulto “total e incondicional” con el que Biden absolvió a su hijo Hunter, de 54 años de edad, de “cualquier delito cometido en la última década”.
Como se sabe, el pasado septiembre, el hijo del presidente estadounidense asumió la culpabilidad de nueve cargos, tres de ellos graves, relacionados con el impago de 1,4 millones de dólares en impuestos entre 2016 y 2019, así como de intentar declarar como gastos comerciales pagos que hizo a prostitutas, una suscripción a una página web pornográfica, y la universidad de su hija.
"No fue una decisión fácil", declaró la portavoz de la Casa Blanca Karine Jean-Pierre a bordo del Air Force One, con destino a Angola, donde in extremis, el mandatario demócrata cumplió su promesa de visitar el continente africano.
Desde meses atrás, la Casa Blanca desmintió una y otra vez que Biden fuera a indultar a su hijo. La última de ellas el 7 de noviembre.
Rechazo
"Es un mentiroso", declaró a CNN el estratega político conservador Scott Jennings, miembro del personal de la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush.
"Durante meses, él y sus portavoces de la Casa Blanca prometieron a los estadounidenses que no perdonaría a Hunter Biden", recordó el senador republicano Tom Cotton en Fox News.
"Ahora sabemos que su palabra no vale nada", añadió.
Para el republicano James Comer, las acusaciones contra Hunter "fueron sólo la punta del iceberg" y el presidente mintió "de principio a fin sobre las actividades corruptas de tráfico de influencias de su familia".
"Es lamentable que, en lugar de reconocer sus décadas de malas prácticas, el presidente Biden y su familia sigan haciendo todo lo posible para evitar rendir cuentas", agregó el congresista en la red X.
Los demócratas temen que Trump use la decisión de Biden para justificar el indulto a los condenados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
"¿El indulto otorgado por Joe a Hunter incluye a los rehenes del J-6 (6 de enero), que ya llevan años encarcelados?", escribió Trump en su plataforma Truth Social el domingo, para después agregar que la decisión de Biden “es un abuso y un error judicial”.
También se expresó sobre el indulto el próximo director de Comunicaciones de la Casa Blanca con Trump, Steven Cheung, quien ha acusado a los demócratas y "otros fiscales radicales" de controlar el Departamento de Justicia y de "armar el sistema judicial", lo que les ha permitido emprender una "fallida caza de brujas" contra el magnate.
En un comunicado a la conservadora cadena estadounidense Fox, el que fuera portavoz de campaña del republicano ha asegurado que "arreglar la Justicia" será lo primero que haga el próximo mandatario "con un mandato abrumador del pueblo estadounidense".
“Fuego amigo”
Pero el rechazo al indulto no tuvo color partidista. Voces destacadas entre los demócratas como el gobernador de Colorado, Jarod Polis y el congresista por Arizona, Greg Stanton, cuestionaron la falta de palabra de Biden.
Aunque Polis aseguró que como padre entiende la decisión adoptada por Biden, criticó que el mandatario haya supeditado los intereses de su familia a los del país. "Este es un mal precedente que puede ser aprovechado por los presidentes posteriores", sostuvo las redes sociales.
Agregó que "cuando uno se convierte en presidente, su papel es el de 'pater familias' de la nación. Hunter se buscó el mismo los problemas legales a los que se enfrentó, y uno puede simpatizar con sus luchas y, al mismo tiempo, reconocer que nadie está por encima de la ley, ni un presidente ni el hijo de un presidente", ha aseverado el gobernador Polis.
En la misma línea, el congresista por Arizona Greg Stanton consideró que Biden se equivocó. "Este no era un proceso políticamente motivado. Hunter cometió delitos graves, y fue condenado por un jurado de iguales", dijo el representante demócrata.
Sin embargo, otra figura del partido, el exfiscal general Eric Holder, dijo que era una decisión “justificada” pues de no ser su hijo, Hunter Biden no hubiera sido condenado.
"Ningún fiscal de Estados Unidos habría presentado cargos en este caso dados los hechos subyacentes. Después de una investigación de cinco años, los hechos descubiertos no hicieron más que dejarlo claro. Si su nombre hubiera sido Joe Smith, la resolución habría sido, fundamental y más justamente, una declinación", sostuvo.
Por su parte el politólogo Nicholas Creel, del Georgia College and State University, opinó que "aunque estoy seguro de que habrá muchos expertos que afirman que el hecho de que Biden indulte a su hijo abre la puerta a que Trump use su poder de indulto de maneras abiertamente personales y políticas, es ridículo", opinó.
Los presidentes estadounidenses decretan cientos de indultos o conmutaciones de penas, sobre todo al final de su mandato de cuatro años.
Anteriores indultos
Hay que remontarse a otra administración demócrata para encontrar el primer caso de un presidente estadounidense que recurre al indulto para perdonar a un familiar. El agraciado aquella vez fue el hermanastro de Bill Clinton, Roger, a quien se le limpiaron sus antecedentes por una condena de tráfico de drogas de 1985 y por la que ya había cumplido condena.
Después vino el indulto que Clinton el día de antes de abandonar la Casa Blanca al empresario Marc Rich -acusado, si bien nunca condenado, de medio centenar de delitos financieros, incluido la evasión en impuestos de 50 millones de dólares y de mantener vínculos comerciales con Irán- causó más revuelo que el otorgado a su medio hermano Roger.
Por su parte Trump concedió a su consuegro, Charles Kushner (designado embajador en Francia a partir de enero), condenado por manipulación de testigos, evasión fiscal y pagos ilegales a campañas electorales, al igual que a Steve Bannon, su exjefe de campaña Paul Manafort, o su asistente Roger Stone.
De acuerdo con los criterios del Departamento de Justicia, aquellos que aspiren al perdón presidencial deben probar su buen comportamiento tras la condena, aceptar su responsabilidad en lo ocurrido y subsanar en la medida de lo posible los errores cometidos.
El apoyo público a esta medida de gracia ha ido aumentando con el paso del tiempo, pero la división de los estadounidenses sigue oscilando sobre todo en casos específicos y en gran medida dependiendo de quién esté en ese momento en la Casa Blanca.
Según una reciente encuesta de YouGov, el 51% de los estadounidenses aprueba el indulto, frente al 34% que lo desaprueba, si bien el porcentaje de aprobación es mayor en republicanos -66%- que en demócratas -44%- e independientes -49%-
Cabe destacar que medio siglo después el perdón presidencial de Ford a Richard Nixon por el escándalo del 'Watergate' mantiene dividida a la sociedad estadounidense, al igual que el indulto de Barack Obama a Chelsea Manning, antigua soldado y analista de Inteligencia que filtró a WikiLeaks información clasificada sobre las campañas militares de Estados Unidos en Afganistán e Irak. /Redacción internacional con Europa Press