Israel rechaza acuerdo que con auspicio chino firmaron Hamas y rivales palestinos | El Nuevo Siglo
ELMinistro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi (C), observa durante la firma de la "Declaración de Beijing", un acuerdo de Hamás con 14 facciones palestinas para establecer un "gobierno interino de reconciliación nacional" en Gaza después de la guerra. /AFP
Martes, 23 de Julio de 2024
Redacción internacional con AFP

HAMÁS  dijo que firmó en Pekín un acuerdo con otras organizaciones palestinas, entre ellas su rival Fatah, un pacto que según China contempla un gobierno de unidad nacional en Gaza cuando termine la guerra con Israel.

El ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, dijo que representantes de 14 grupos palestinos acordaron la formación de "un gobierno interino de reconciliación nacional" para la Franja de Gaza una vez termine la guerra iniciada en octubre.

Wang recibió en Pekín a Musa Abu Marzuk, alto cargo de Hamás, y al enviado de Fatah Mahmud al Alul, así como a emisarios de otros 12 grupos palestinos.

"Hoy firmamos un acuerdo de unidad nacional, y afirmamos que el camino para completar este recorrido es la unidad nacional. Estamos comprometidos con esa unidad nacional y llamamos a alcanzarla", dijo Abu Marzuk.

Este acuerdo es el "punto más destacado" de la llamada "declaración de Pekín", destacó Wang, quien detalló que en la reunión de este martes hubo también representantes de Rusia, Egipto -habitual mediador entre Hamás e Israel- y Argelia.

Pekín quiere "desempeñar un papel constructivo en salvaguardar la paz y la estabilidad en Oriente Medio", enfatizó Wang.

Mahmud al Alul, de Fatah, agradeció a China su apoyo a la causa palestina. "Tienen ustedes el cariño y la amistad, de todo el pueblo palestino", dijo Al Alul, que no se pronunció sobre el acuerdo.

Hamás gobierna la Franja de Gaza, mientras que Fatah es la espina dorsal de la Autoridad Palestina, que está presidida por Mahmud Abás y ejerce un control parcial sobre Cisjordania ocupada.

Ambos grupos están enemistados desde que en 2007 Hamás expulsó por la fuerza a Fatah de la Franja de Gaza.

Israel no tardó en arremeter contra el acuerdo, y en particular contra el movimiento de Mahmud Abás.

"Hamás y Fatah han firmado un acuerdo en China de cara a un control conjunto de Gaza después de la guerra. En lugar de rechazar el terrorismo, Mahmud Abás abraza a los asesinos y violadores de Hamás, y descubre así su verdadera cara", escribió en la red X el canciller israelí, Israel Katz.

"Esto no ocurrirá, porque el poder de Hamás será aplastado, y Abás observará Gaza de lejos", enfatizó el ministro.

En cambio, el secretario general de la ONU, António Guterres, aplaudió el acuerdo, que consideró "un paso importante para fortalecer la unidad palestina", indicó su portavoz, Stéphane Dujarric.

El acuerdo se produce más de nueve meses después del inicio de la guerra de Gaza, con el asalto sorpresa de comandos de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre pasado que se saldó con el asesinato de 1.197 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP con base en fuentes israelíes. Los islamistas secuestraron igualmente a 251 personas, de las cuales 116 siguen en Gaza, incluyendo a 44 que el ejército da por fallecidas.

China ha tratado de ejercer un rol de mediador en el conflicto de Gaza, que cuenta con la dificultad añadida de la rivalidad entre Hamás y Fatah.

Israel ha prometido proseguir la guerra hasta destruir a Hamás, y al igual que Estados Unidos, ha hecho saber que no quiere ver al grupo islamista gobernando el enclave palestino una vez concluya la actual contienda.

Históricamente, China ha mostrado simpatía hacia la causa palestina, y defiende la creación de un Estado palestino, al tiempo que mantiene buenas relaciones con el Estado de Israel.

El gigante asiático quiere posicionarse como un actor más neutral que Estados Unidos, estrecho aliado de Israel.

Desde hace años China ha mostrado una firme voluntad de ejercer un papel relevante en Oriente Medio. El año pasado sorprendió al propiciar un acercamiento entre Arabia Saudita e Irán, las dos grandes potencias rivales de la región.