Las coincidencias en política explican en ocasiones la compleja realidad. Una de ellas es darse cuenta de que la dirección de la Casa Blanca –1.600 de la Avenida Pensilvania– lleva el mismo nombre del estado donde las elecciones presidenciales se van a definir el próximo 5 de noviembre, Pensilvania, en un inédito voto-finish.
Lugar de grandes políticos norteamericanos como William Penn y George Clymer, Pensilvania es a Estados Unidos lo que Estados Unidos es a Pensilvania. La génesis del país se concreta en este estado, donde conviven los sectores más diversos demográficamente, tienen su sede grandes empresas y de aquí viene las ideas fundadoras sobre la organización política e institucional del país.
A medida que las elecciones se han ido decantando, las campañas de Donald Trump y Kamala Harris han establecido que su prioridad será Pensilvania, “un punto de inflexión”, como lo llama el modelo de previsión electoral de “The Economist”. “El 27 % de las simulaciones actualizadas del modelo (indican) que las elecciones se deciden más a menudo acá que en cualquier otro estado”, dice la revista.
Un repaso de las últimas elecciones da cuenta de que algunas veces Pensilvania ha votado demócrata y otras, republicano. En 2020, Joe Biden ganó en este estado por un margen de 80.000 votos frente a Trump, quien cuatro años atrás le había ganado a Hillary Clinton en el mismo estado sacándole una diferencia de 40.000 votos, confirmando su condición de “swing state”, de estado indeciso, como Iowa u Ohio, pero con una dosis de mayor indecisión.
Empatados
Esta vez, las encuestas muestran un empate virtual entre Harris y Trump, con todos los condimentos para añadirle más incertidumbre a esta elección presidencial que unos y otros llaman “definitiva”, un antes y un después, para el futuro de los Estados Unidos.
Según 538 y ABC News, Harris le sacaría menos de punto porcentual de diferencia a Trump, con lo que se puede asegurar que están en el margen de error, una condición que hace que cualquiera de los dos pueda ganar el primer martes de noviembre.
Para sacudir ese férreo empate, Trump ha movilizado parte importante de su equipo a los territorios conservadores de Pensilvania con base en los registros que tiene su campaña de las pasadas elecciones en este estado. Esto le da cierta ventaja sobre Harris, una novata electoral, quien además llegó sobre la hora a estas elecciones, luego de que se confirmara el retiro del presidente Biden, en julio.
En un reportaje de esta semana, la BBC cuenta que el trabajo del equipo de Trump sobre los indecisos está sirviendo con los votantes obreros sindicalizados y los jóvenes negros, que podrían votar por él.
Sobre esto, la activista conservadora Farah Jiménez en entrevista con la BBC explica que “hemos visto a nivel nacional que Trump ha hecho algunas incursiones reales con los hombres afroamericanos”. “Están aquí en Filadelfia, y si puede convencerlos de que él habla más claramente de las cosas que les preocupan, al menos puede comenzar a proporcionar una base para los republicanos en Filadelfia”, afirma.
Harris, mientras tanto, se mantiene sólida entre los jóvenes universitarios y busca aumentar su nivel de apoyo en los sectores populares de Filadelfia y Pittsburgh –las principales ciudades del estado–, en los que, a pesar de ganarle a Trump, no cuenta con el suficiente apoyo por ser vista como una candidata burócrata de Washington alejada de las preocupaciones de la gente.
Otros “swing
La batalla de Pensilvania está llamada a ser la definitiva para el próximo presidente; sin embargo, hay un grupo de estados que también juegan un rol determinante en estas últimas tres semanas. Se trata de Arizona, Michigan, Wisconsin, Georgia, Nevada y Carolina del Norte, en donde también se presenta un escenario muy parejo entre Harris y Trump.
Recién publicado ayer, el último sondeo de “The Wall Street Journal” revela datos interesantes que muestran cuáles son las preferencias de los electores a estas alturas. “Los votantes de los siete estados más disputados del país consideran que Donald Trump está mejor preparado que Kamala Harris para gestionar los asuntos que más les preocupan –la economía y la seguridad fronteriza–, aunque están divididos a partes iguales sobre qué candidato debería liderar la nación”, dice este medio en una de sus conclusiones.
Por partes iguales, el WSJ se basa en un conjunto completo de 4.200 votantes en los siete estados indecisos (incluyendo Pensilvania) encuestados. Según esta muestra, Trump obtendría 46 % de apoyo y Harris 45 %, unos números que confirman que la diferencia entre uno y otra se mantiene dentro del margen de error.
Los números son igualmente parejos en lo que se refiere a apoyo dentro de sus propios partidos. Kamala Harris retiene el 93 % del apoyo de los demócratas en estos siete estados, mientras que Trump logra el mismo 93 %, pero en los republicanos. “Esto es un empate y va a llegar hasta el final. Estas tres últimas semanas importan”, dice David Lee, un encuestador republicano, en charla con el WSJ.
Un estado indeciso que tiene un panorama levemente distinto es Arizona. Tradicionalmente republicano, en este estado la lealtad partidista es menor a favor de Trump. Si en el resto de los estados es de 93 %, en el caso de este estado fronterizo con México baja a 88 %, debido a que en este John McCain tiene su base electoral y él se ha opuesto a Trump desde 2016 a pesar de ser republicano.
Vistos los números en estos siete estados, particularmente en Pensilvania, la sensación que queda es que las elecciones presidenciales en Estados Unidos no tienen un claro favorito o si quiera un favorito para hacer algunas aproximaciones de quién tiene más chances de ganar.
Sin embargo, la fuente más creíble para seguir la tendencia es el agregador de Real Clear Politics, una página en la que agrupa todas las encuestas hechas los últimos días y publica los porcentajes de voto para cada candidato y los votos de cada colegio electoral, que en definitiva es lo que define la elección.
A viernes 11 de octubre, Kamala Harris obtendría el 49.0 de los votos y Donald Trump el 47.2.
Pero, Trump lograría más jueces electorales, con 219 frente a 215, y se convertiría en el próximo presidente. Es prematuro decirlo, más si se tiene en cuenta el nivel de empate en el que se encuentran los candidatos en los siete estados “swing”, y en particular, en el que lleva el mismo nombre de la calle de la Casa Blanca, Pensilvania.
*Analista y consultor. MPhill en Universidad de Oxford.