La carta rusa a la Cámara: problema geopolítico | El Nuevo Siglo
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Martes, 2 de Abril de 2019
Redacción internacional
El Parlamento ruso envió una misiva en la que señala a Colombia de hacer un “uso ilegítimo de la fuerza” contra Venezuela. ¿Se la juega por Maduro? 

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UNA CARTA con fecha del 28 de marzo, firmada por el embajador ruso en Colombia, Sergei Koshkin, llegó ayer al despacho del presidente de la Cámara de Representantes, Alejandro Chacón. La misiva de tres páginas a la que EL NUEVO SIGLO tuvo acceso aduce que se viene empleando un “uso ilegítimo de la fuerza militar contra Venezuela por parte de otros Estados que respaldan a la oposición venezolana” situación, dice el Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación Rusa (Parlamento), que debe ser interpretada “como una agresión (…) y una amenaza a la paz y seguridad internacional”.

Aliado del régimen de Caracas, la posición del Legislativo ruso fue rechazada “enfáticamente” por Colombia. El canciller Carlos Holmes Trujillo se refirió a la misma y dijo que “la situación de Venezuela constituye un asunto regional y hemisférico que no debe ser empleado como instrumento de ninguna competencia geopolítica”, en referencia a la posición de la Cámara Alta rusa. “El gran error que comete Rusia es mirar un asunto regional como un asunto de la geopolítica”, dijo en declaraciones a periodistas.

Para el Canciller, es claro que Colombia ha actuado a través de un bloque regional y conforme a  sus obligaciones internacionales que la han exhortado a tomar una posición frente a la crisis en el vecino país. “Colombia viene actuando en desarrollo de lo que son sus deberes legales y políticos, como miembro que es de la OEA y firmante de la Carta Democrática Interamericana”, afirmó Trujillo.

Horas antes, desde la Casa de Nariño el presidente Iván Duque le había pedido al jefe de la diplomacia colombiana verificar “la veracidad” de la misiva y aclaró que “Colombia no está en el plan de agredir a ningún Estado”, en alusión a los señalamientos rusos.

Llama la atención, además del tono de la carta, que esta fuera enviada al despacho del Presidente de la Cámara de Representantes. Por lo general, este tipo de reclamos diplomáticos se hacen por conducto del Presidente de la República y los ministerios de relaciones exteriores y sus delegados, los embajadores. En este caso la representación diplomática de Colombia en Moscú está encabezada por Alfonso López Caballero, quien viene ejerciendo funciones desde noviembre de 2016.

El presidente del Senado, Ernesto Macías, hizo énfasis en este punto y, en respuesta  a la carta rusa, dijo: “Me permito informarle que la dirección de las relaciones internacionales en nuestro país está reservada al señor Presidente de la República, de conformidad con lo establecido en el numeral 2º del Artículo 189 de la Constitución Política”.

A propósito de este tema, el embajador ruso en Colombia, Sergei Koshkin, aclaró en Bluradio que la carta no fue enviada “directamente a Colombia” sino a los “parlamentos del mundo” que apoyan una “intervención militar en Venezuela”. “Nuestro Parlamento tiene pleno derecho de dirigirse directamente a los congresos de otros países, eso se llama diplomacia interparlamentaria”, manifestó. Aunque luego en declaraciones a Sputnik explicó: “La carta lo que refleja es la posición del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal de la Federación Rusa, y la mala interpretación que ha hecho Colombia de la misma es una pena para nosotros”.

 

Rusia, en el juego

La posición del Parlamento ruso demuestra que este país viene jugando un rol muy activo en la crisis de Venezuela. Denota, por un lado, que la alianza entre Rusia y el régimen de Maduro es real y tiene consecuencias geopolíticas y locales, y, por el otro, que no deja de ser llamativo que haya sido el Congreso y no El Kremlin (sede de Gobierno) el que haya enviado la carta.

No ha sido un secreto la relación entre Moscú y Caracas, cimentada desde los primeros años en el poder de Hugo Chávez y Vladimir Putin. Las inversiones rusas en Venezuela sobrepasan los US$6.000 millones en minas, sobre todo, en las que se ubican en el río Orinoco.

Además de su actividad económica, en el último mes Rusia ha defendido activamente la posición de Maduro en la ONU (promovió una resolución que se oponía a la de EE.UU. para ingreso de ayuda humanitaria) e intensificó su apoyo militar con la llegada de 99 hombres a Caracas la semana pasada, en una maniobra que ha sido entendida por la dirigencia opositora y sus aliados como una real y clara “intervención extranjera” en los asuntos internos.

Ahora, el Parlamento toma la delantera y sienta posición a través de una carta frente a los países que han apoyado al gobierno del presidente interino, Juan Guaidó, entre ellos Colombia. Para el internacionalista y profesor de la Universidad Externado, Miguel Martínez, “es una manera de que Rusia entre en el juego”. “Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, me parece una manera de inmiscuirse dentro del conflicto, o sea, buscar la manera de participar en lo que está pasando en Venezuela”, le dijo a EL NUEVO SIGLO.

Otro aspecto que llama la atención es que la carta no haya sido enviada por Vladimir Putin o su ministro de Exterior, Serguéi Lavrov. Esto puede ser entendido como una acción unilateral de la Asamblea Federal rusa, como ha defendido el embajador Koshkin, o como la muestra de que el Kremlin, por ahora, no ve la necesidad de defender directamente a Maduro.

El envío de militares si bien resulta un hecho claro y conciso de apoyo al chavismo, en los últimos 15 días también ha habido una serie de actos que demuestran lo contrario, como la no comparecencia de Putin durante la visita de Delcy Rodríguez a Moscú.

La pregunta es si la carta enviada a los Parlamentos resulta una reafirmación de ese apoyo. “Para mí no es una declaración de apoyo incondicional. No creo que Rusia apoye incondicionalmente, lo que pasa es que tiene acuerdos e inversión y el gobierno de Maduro le debe dinero”, explicó el profesor Martínez.

El interés geopolítico de Moscú pasa por sus inversiones minero-energéticas, hoy amenazadas por una posible transición democrática en Venezuela.