El 9 y el 10 de junio de 1979, los ciudadanos comunitarios ejercieron por primera vez su derecho de elegir a sus representantes en el Parlamento Europeo y desde entonces lo han hecho, por esa misma fecha cada, cuatro años. Hoy, 45 años después, esa elección tiene dos factores adicionales: la mayor participación de mujeres en su historia y que tres de ellas serán claves para definir el futuro de la Unión Europea (UE).
Insignes representantes de la derecha (en todas sus tendencias), la alemana Ursula von der Leyen, candidata a la reelección de la Comisión Europea por el Partido Popular Europeo (PPE); la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, cabeza de lista de Fratelli d’Italia, y la líder francesa de Agrupación Nacional (RN en francés), Marine Le Pen, son las mujeres a seguir en la cita a las urnas que concluye este domingo, porque ante el descontado fortalecimiento de la extrema derecha ellas tienen la llave para una alianza de mayoría parlamentaria, que posibilitará modernizar sus instituciones y fortalecer el peso geopolítico europeo en el mundo.
En el legislativo europeo saliente, la extrema derecha está dividida en dos bloques, siendo el principal divisor de aguas la visión que esos partidos tienen de la propia Unión Europea.
Así, de un lado está el de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, en inglés), de los partidos denominados 'proeuropeos'. Esta bancada tiene 69 legisladores, de partidos como Fratelli d'Italia, de Meloni; el español Vox y el movimiento Reconquista, del francés Eric Zemmour.
El otro bloque es Identidad y Democracia (ID), conformado por el francés Agrupación Nacional de Le Pen, La Liga italiana de Matteo Salvini y el Alternativa por Alemania, AfD (ala dura). Tenían 59 integrantes hasta la expulsión hace pocas semanas de este último partido por unas declaraciones que hiciera su cabeza de lista al Parlamento Europeo, Maximilian Krah, sobre las SS nazis.
Vale destacar que en la antesala de esta cita electoral europea, los integrantes de ID moderaron los llamados a retirarse de la UE, pero insisten en limitar y reducir la influencia de las instituciones europeas en la vida cotidiana de los ciudadanos.
Los sondeos coinciden en señalar que estos dos grupos podrían alcanzar entre el 20 % y el 25 % de las bancas, aunque las posibilidades de una unión aún son una incógnita.
Marine Le Pen nunca ocultó su interés por un gran bloque "soberanista" en el Parlamento Europeo, al cual también aspira el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Sin embargo, Meloni, líder objetiva del ECR, ha descartado la unificación de los dos bloques.
En ese cuadro, el factor que inclinará la balanza será la postura de la bancada del Partido Popular Europeo (PPE, derecha), el mayor del Parlamento Europeo desde hace dos décadas y que candidatiza para la reelección en la presidencia de la Comisión comunitaria a Ursula von der Leyen, quien de antemano descartó un entendimiento con Le Pen, por marcadas diferencias ideológicas.
Los resultados de estas elecciones, a las que fueron convocados 373 millones de europeos para elegir a los 720 eurodiputados, así como a los responsables de las tres principales instituciones de la UE con base al equilibrio político surtido de las urnas (Comisión Europea, Consejo Europeo y Parlamento o Eurocámara) se conocerán el domingo, cuando hayan culminado las votaciones en todos los Estados miembros, lo que determinará el peso de cada partido en un Parlamento que se prevé muy fragmentado.
El 10 de julio arrancarán las negociaciones para la constitución de los grupos políticos y la nueva legislatura arrancará seis días después, en Estrasburgo, cuando se someterá al voto del pleno al menos el nombre elegido por los líderes de la UE para presidir la Eurocámara.
Es en esa conformación de los grupos parlamentarios que Meloni y Le Pen tendrán un rol decisivo, al igual que en la reelección de Von der Leyen. Veamos por qué.
Giorgia Meloni
"Tenemos un objetivo claro, queremos hacer en Bruselas lo que hicimos en Roma y queremos también enviar de una vez por todas a las izquierdas (...) que tanto daño han hecho a nuestro continente a lo largo de los años, a la oposición".
Con este contundente mensaje, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, anunció a su país y al continente su decisión de encabezar la lista de Fratelli d’Italia a estas elecciones europeas, atizada por una justificación personal: “lo hago porque además de presidenta de Hermanos de Italia soy también un líder de los conservadores europeos que quieren tener un papel decisivo en el cambio de rumbo de la política europea".
Con su atlantismo y sus relaciones pragmáticas con Bruselas, la primera ministra italiana es considerada por analistas políticos la cara “moderada” de la extrema derecha europea y de allí que con el pronosticado buen resultado electoral (obtendría 27 %) sea decisiva en el rol que tendrá el bloque ERC en la conformación de los grupos políticos, ya que la Liga apenas alcanzaría el 8 % de la votación.
Para Lorenzo Pregliasco, fundador de la empresa de encuestas YouTrend, la personalidad de Meloni juega un papel importante. Es vista como "más creíble", una comunicadora hábil y una "figura genuina, alguien que dice lo que piensa".
En su año y medio de mandato, Meloni se ha ganado amigos en Washington por su firme apoyo a Ucrania, y en Bruselas por convencer al húngaro Viktor Orbán (radical de derecha), aliado de Moscú, de que retirara su veto a la ayuda de la UE a Kiev.
Meloni también ha colaborado estrechamente con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre todo en materia de inmigración, una de sus prioridades.
Rosa Balfour, directora del laboratorio de ideas Carnegie Europe, afirma que tanto Roma como Bruselas se han beneficiado de una relación de trabajo pragmática. "Lo que ha estado haciendo la Comisión es incluir a Meloni y aislar a Orbán", que no forma parte de ninguna de las dos agrupaciones, sostuvo.
El mensaje de Meloni en el sentido de que la Unión Europea (UE) debe ser un socio de los Estados nacionales, no una superestructura que los asfixie", fue de gran recibo ciudadano, indistintamente de su filiación política.
Ursula Von der Leyen
La presidenta de la Comisión Europea busca reelegirse en el cargo y es la favorita en la decena de competidores para el mismo. Su gestión, reconocida por los Veintisiete, además del respaldo del Partido Popular Europeo, le dan la opción real de continuar en el cargo.
Como registramos, el hemiciclo que surja de esos comicios tendrá, además, la última palabra para dar el visto bueno a la persona elegida para presidir la Comisión una vez que los líderes hayan negociado el reparto de los principales puestos de la UE ('top jobs' en la jerga comunitaria).
Es probable, y así se dejó entrever semanas atrás, que para reelegirse, Von der Leyen necesite, además del apoyo del Partido Popular, una alianza con la derecha que lidera Meloni (ERC). Y es allí donde podría complicarse el escenario ante el previo aviso del trinomio formado por los socialdemócratas (S&D) y los centristas de Renovar Europa (las otras dos mayores bancadas) de no cooperar ni formar coaliciones con partidos radicales, instando a Von der Leyen a hacer lo mismo.
Marine Le Pen
Las encuestas señalan que RN de la opositora derechista Marine Le Pen superaría, y de lejos, a la lista oficialista de Macron, al punto que podría situarse entre los primeros partidos en número de eurodiputados en el Parlamento Europeo.
El sondeo del instituto Ipsos publicado a comienzos de semana situó en cabeza al candidato ultraderechista Jordan Bardella con un 33 % de intención de voto, por delante de la oficialista Valérie Hayer (16 %) y del socialdemócrata Raphaël Glucksmann (14,5 %).
"Hayer está evidentemente vinculado a Emmanuel Macron y al gobierno, que son claramente impopulares en este momento", indicó Mathieu Gallard, director de estudios de Ipsos, al explicar el escenario favorable para el candidato de Le Pen.
De confirmarse, será un duro golpe para el presidente Emmanuel Macron, que bajo la bandera centrista y una imagen de líder europeísta gobierna Francia desde 2017. Además, representará una pérdida de su influencia de la Unión Europea y si a ello se suma la previsible victoria de los Hermanos de Italia, el liderazgo de la centro-derecha en Europa será para Meloni.
El sueño de Le Pen ha sido unir a la derecha europea, con todos sus matices, pero como señalamos anteriormente, no será viable ante las marcadas diferencias con Meloni en temas coyunturales, como las relaciones con Rusia y el apoyo a Ucrania.
Sin embargo, un notorio avance este domingo en las urnas europeas cimentará el camino para cumplir su aplazado anhelo: presidir Francia.