Liz Truss se juega el todo por el todo con rebajas fiscales | El Nuevo Siglo
AFP
Martes, 18 de Octubre de 2022
Redacción internacional con AFP y Europa Press

Apenas unas semanas después de haber asumido el cargo, la primera ministra de Reino Unido, Liz Truss, se vio obligada a lanzar un salvavidas a su propio gobierno, procediendo para ello al desmantelamiento casi total del plan de rebajas fiscales y gasto público anunciado por ella en septiembre.

Al tratar de justificar este reversazo la dirigente conservadora explicó que "la población británica ahora mismo quiere estabilidad". Truss reconoció que el país se enfrenta a "graves desafíos" en medio de unas "condiciones económicas que empeoran". "Tenemos que actuar para trazar un nuevo camino hacia el crecimiento que apoye y sirva a la población de todo Reino Unido", dijo en Twitter.

El nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, terminó de desmontar ayer el 'mini presupuesto' que su predecesor, Kywasi Kwarteng, había lanzado el mes pasado. La polémica generada por este plan derivó en el cese de Kwarteng, un aliado clave de Truss, el viernes anterior.

Además de la decisión comunicada el mismo viernes por la propia Truss de dar marcha atrás en el plan para rebajar el impuesto de sociedades al 19% desde el 25%, se decidió ayer suspender "de manera indefinida" la rebaja de un punto porcentual en el impuesto de la renta desde el 20% al 19%, previsto para abril de 2023, elevando en otros 14.000 millones de libras (16.000 millones de euros) al año la recaudación esperada.

Asimismo, Hunt indicó que el Gobierno "revertirá casi todas las medidas de impuestos anunciadas en el plan comunicado a finales de septiembre", incluido el recorte del impuesto sobre los dividendos, además de no seguir adelante con el nuevo plan de compras sin IVA, ni con la congelación de los impuestos sobre el alcohol y con las reformas a las reglas de trabajo fuera de la nómina, aunque sí mantendrá las rebajas del impuesto de timbre y al Seguro Nacional.

Por otro lado, en referencia a la mayor medida de gasto contemplada en el 'mini presupuesto', el responsable del Tesoro de Reino Unido confirmó que el tope de la factura energética se mantendrá hasta abril de 2023, en vez de dos años, mientras que se estudiarán fórmulas para aliviar el impacto de la subida de los combustibles a hogares y empresas.

"La primera ministra y yo acordamos ayer dar marcha atrás a casi todas las medidas fiscales anunciadas en el plan de crecimiento de hace tres semanas", anunció Hunt ante el Parlamento ayer, en una comparecencia urgente para calmar el nerviosismo político y de los mercados antes de la presentación, prevista el 31 de octubre, de su presupuesto detallado.

"Quiero ser completamente franco sobre la magnitud del desafío económico al que nos enfrentamos", añadió, haciendo temer subidas de impuestos y medidas de austeridad. Sentada junto a él en la bancada del ejecutivo, Truss, permaneció callada y con una mirada ausente.

Hunt avanzó durante el fin de semana que tendría que tomar medidas "duras", con subidas de impuestos y recortes de gastos en todos los ministerios, un cambio radical respecto al programa de Truss, defensora de una política ultraliberal de impuestos bajos para incentivar el "crecimiento económico".

Este cambio y la supresión de reducciones fiscales previstas aportarán a las arcas públicas británica unos 32.000 millones de libras (36.000 millones de dólares) por año. En contraste, los analistas preveían un agujero financiero de 60.000 de libras con las medidas precedentes.


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¿Se sostendrá?

Sin embargo, la presión sobre Truss no cesa pese a las correcciones fiscales y el cambio del titular de Finanzas. Aunque teóricamente está blindada ante una moción de censura interna, ya son varios los compañeros 'tories' que le han pedido públicamente que dimita.

Truss tomó posesión el 5 de septiembre, en lo que se preveía como un punto y aparte de la crisis del conservadurismo británico, tras unos últimos meses convulsos bajo la batuta del anterior primer ministro, Boris Johnson.

La nueva líder llegó a Downing Street con una consigna de "disciplina fiscal" que se volvió en su contra en cuestión de pocas semanas. El 'mini presupuesto' con varias medidas fiscales desató tal polémica política y financiera que el Gobierno tuvo que corregirlo en dos ocasiones, para eliminar la reducción del impuesto de la renta sobre el tramo más alto de ingresos, primero, y para recuperar el aumento del impuesto de sociedades, después.

Corresponde a Hunt ahora tomar las riendas de la política económica y ya hay quien lo ve como un "primer ministro 'de facto'", como ha apuntado el diputado Kay Burley. En este sentido, ha afirmado que el poder en Downing Street ya no está en el número diez de la calle, sede de la jefatura del Ejecutivo, sino en el número once, en el Ministerio de Finanzas.

Los diputados Crispin Blunt, Andrew Bridgen y Jamie Wallis pidieron abiertamente a Truss que dimita, bajo el argumento de que "se ha acabado el juego" y se han cometido "errores muy básicos y evitables" en estas últimas semanas.

La semana pasada, fuentes citadas por 'The Times' hablaban incluso de movimientos internos para sustituir a Truss cuanto antes por una dupla de líderes formada por Rishi Sunak, segundo candidato más votado en las últimas primarias del Partido Conservador, y Penny Mordaunt.

La propia Mordaunt publicó un artículo en el 'Daily Telegraph' para instar a la calma y poner el foco en la "misión" de gobierno, habida cuenta del complicado momento que afronta tanto el país como el conjunto del continente. "Nuestro país necesita estabilidad, no un culebrón", reclamó.

¿Cese forzado?

El ruido de sables es tal que los medios británicos han tirado ya de hemeroteca para comprobar hasta qué punto una salida de Truss haría historia en Reino Unido. El primer ministro que menos tiempo ha estado en el cargo fue George Canning, en 1827: gobernó sólo 118 días, aunque en su caso porque falleció por problemas de salud.

Truss necesita aguantar por tanto hasta el 3 de enero de 2023 y, por ahora, no ha dado muestras de ceder a las presiones. El viernes, en una breve comparecencia ante los medios para anunciar el último giro político, subrayó su deseo de mantenerse como primera ministra.

La oposición, con el Partido Laborista a la cabeza, pide elecciones anticipadas -no están previstas hasta enero de 2025-. Los sondeos favorecen claramente al laborismo y sitúan a los 'tories' en niveles mínimos, por lo que parece difícil que el Partido Conservador pueda optar por esta estrategia.

El sistema parlamentario británico establece vías para cambiar al jefe de Gobierno sin pasar por las urnas -como ocurrió en el traspaso de mando entre Johnson y Truss-, entre ellas una moción de censura que podría ser impulsada por la propia bancada 'tory' en la Cámara de los Comunes.

Sin embargo, las reglas estipulan que no se pueden celebrar dos mociones en menos de un año. La última, presentada contra Johnson, fue a principios de junio de este año, por lo que en teoría Truss estaría protegida frente a la rebelión de sus propios compañeros hasta mediados de 2023.

Nadie se atreve a descartar a estas alturas un cambio en la normativa para que no sea necesario esperar tanto. La decisión compete al Comité 1922 y su tesorero, Geoffrey Clifton-Brown, explicó el domingo en Sky News que se haría si una "abrumadora mayoría" del partido así lo apoya.

Este grupo se reunirá mañana por lo que la actual líder tiene al menos dos días para tratar de convencer a propios y extraños de que tiene capacidad para "superar la tormenta", como ella misma ha declarado en varias de sus comparecencias.