Los medios tienen que ‘destetarse’ de Google y Facebook | El Nuevo Siglo
MAS QUE a las redes sociales lo que los medios de comunicación deben apuntar es a la cada vez más famosa economía de la atención
Foto archivo El Nuevo Siglo
Domingo, 21 de Febrero de 2021
William Rincón Orjuela

Los medios de comunicación en el mundo, de hecho todos los creadores de contenidos, tienen que encontrar nuevas formas de distribuir su producto. De lo contrario, los gigantes monopólicos ganarán la guerra y el dominio en internet.

Y un día Facebook se puso bravo. Muy bravo. Cuando los dragones se molestan tiran fuego por sus fauces y no les importa destruir el castillo, el pueblo y si es necesario toda la comarca, con tal de demostrar que ellos son los dueños de todo y de todos. Pasó que en Australia la red social tomó la decisión de restringir el intercambio de noticias. Palabras bonitas para decir: Facebook censuró a los medios y a los usuarios en Australia.



Básicamente, si un usuario quiere publicar el link de una noticia de un medio en Australia, la plataforma enviará un aviso donde dice “eso no se puede, porque no se nos antoja”. Eso sí, los más chistoso del asunto fue la declaración pública del gerente de Facebook para Australia y Nueva Zelanda, William Easton. Al hombre no le tembló la voz para decir: "Nos ha dejado ante una dura elección: intentar cumplir con una ley que ignora las realidades de esta relación, o dejar de permitir contenidos informativos en nuestros servicios en Australia. Con el corazón encogido, estamos eligiendo esto último". No me imagino cómo es el ‘corazón encogido’ de un monopolio. Pero bueno.

Del otro lado de la mesa está Google. Este dragón que sí puede destruir no sólo la comarca, sino todo el reino si se pone bravito. Las noticias que llegan de Australia dicen que el motor de búsqueda no está siendo tan beligerante como Facebook. Aseguran que, “Google y los medios del país oceánico están a punto de llegar a un acuerdo que beneficiará a las dos partes”. En el medio existe una discusión técnica y compleja sobre el manido ‘internet libre’ que reza sobre no cobrar nada por lo que pasa en la web. Una lógica muy noventera, en la que ven en la red una suerte de revolución francesa y no como un frío negocio.

El ‘destete’

El tema de fondo tiene que ver con tres puntos clave: la producción y distribución de contenidos, la monetización y sobre todo la atención de los usuarios. Que es al final el corazón de internet, al menos de este internet que se está configurando.

Vivimos en una era en la que todos producimos contenidos, fotos, videos, textos, audios, piruetas con gatos y perros, hasta retos suicidas. Esos contenidos prácticamente se los regalamos a las plataformas monopólicas como Facebook y Google a cambio de endorfina traducida en algunos Likes y comentarios. Sin embargo, los grandes productores de contenidos (los medios, por ejemplo) cometieron el error histórico de considerarse a sí mismos un usuario normal. Un yerro que les está costando su propia supervivencia.

Lo que está pasando con Facebook en Australia y con Google en el resto del mundo es entre triste y paradójico. Los medios invierten en la producción de los contenidos (como esta nota que agradezco estén leyendo) y se la entregan a los servidores de las redes a costo cero. Es como si en los años cincuenta, los dueños de los periódicos hubieran entregado los impresos a los voceadores -que todavía existen, felizmente- y ellos se quedaran con todo el dinero de la venta del matutino. Una locura. El problema es que los medios se han tardado casi dos décadas en comprender que esa lógica no es sólo un error de color: ¡es la fosa de su propia tumba!

La transacción, hasta ahora, era la siguiente: un productor de contenidos compartía contenidos en Facebook de forma gratuita, en retribución recibía el clic de los usuarios que se topaban o compartían el contenido. En el caso de empresas, podían promocionar sus productos en un canal que está en el celular de uno de cada cinco seres humanos en el planeta. ¿Cuál fue el resultado? Facebook se volvió en el más poderoso distribuidor y agregador de contenidos en todo el mundo, mientras que los medios o empresas no logran monetizar a esos usuarios que llegan a sus plataformas.

Eliminar el intermediario

Con el cambio dispuesto por Facebook, los medios y las marcas -desde las globales hasta la más pequeña de las Pymes- tienen la posibilidad de hacer un alto en el camino y comenzar a pensar en canales nuevos o propios para acercar sus contenidos, productos o servicios al celular de los consumidores. Es momento de dejar a un lado la visión apocalíptica de “sin Facebook no tendremos visitas” e idear plataformas, modelos y nuevas formas de atraer el usuario.

Por supuesto, se escribe fácil, pero es supremamente complejo. Medios y distintas industrias atraviesan una dura crisis económica y cualquier tipo de innovación cuesta, y mucho. Sin embargo, también es cierto que a lo largo de la historia productiva las mejores herramientas y plataformas se han creado y desarrollado en contextos de crisis y necesidad. Y no quiero llevar esto al lugar común, pero literalmente, si la ventana de Facebook se cierra llegó la hora de buscar o crear otras.

Hasta ahora, la relación con Facebook había sido amistosa. La marca azul se volvía poderosa con una sonrisa, mientras que los medios le regalaban su contenido y la información de sus usuarios sin siquiera pensar en un peaje. Ahora, ante la ‘traquetización’ de Facebook la pregunta que medios y marcas deben responder es: ¿cómo llegó al celular de mis posibles consumidores?

Hay una seguridad: los usuarios tendrán siempre la necesidad de informarse o consumir contenidos. Y, mientras haya demanda habrá negocio. Facebook, WhatsApp o Google, es cierto, son donde está la gente actualmente, la masa. Pero ¿cuántos usuarios realmente están interesados en pasar varios minutos en el medio? Ahí llegamos al punto final: la cada vez más famosa economía de la atención. Esa es la economía a la que deben apuntarle los medios si quieren superar esta larga turbulencia. ¡Miren lo que está pasando con Onlyfans! Ahí la dejamos picando para el siguiente.