No al uso de las armas: Papa en medio de la tensión mundial | El Nuevo Siglo
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Jueves, 9 de Enero de 2020
Agence France Presse

El papa Francisco reconoció este jueves su preocupación por la multiplicación de las tensiones en el mundo, desde Oriente Medio e Irán hasta América Latina, por lo que llamó al diálogo y lanzó un "no a las armas".

En un largo discurso ante los embajadores y representantes diplomáticos de los 183 países acreditados ante la Santa Sede, el pontífice argentino hizo un balance del año que acaba de terminar, enumerando los principales problemas que azotan al mundo: guerras, desigualdades, cambio climático.

El papa argentino, que en 2019 realizó varios viajes internacionales, entre ellos a Panamá y Japón, teme ante todo "un conflicto a mayor escala" entre Irán y Estados Unidos.

"Son preocupantes las señales que llegan de toda la región, después del aumento de la tensión entre Irán y los Estados Unidos", dijo al mencionar las "heridas del mundo".

"Renuevo mi llamamiento para que todas las partes interesadas eviten el aumento de la confrontación y mantengan 'encendida la llama del diálogo y del autocontrol', en el pleno respeto de la legalidad internacional", reiteró.

El pontífice volvió a clamar por "un compromiso más asiduo y eficaz" de la comunidad internacional por la paz, lamentó el "manto de silencio" que cubre la brutal guerra en Siria y aprovechó la ocasión para agradecer a Jordania y a Líbano "por haber acogido y hacerse cargo, con no pocos sacrificios, de miles de refugiados sirios".

En su discurso de 8 páginas, el papa habló también de su preocupación por la multiplicación de las tensiones en América Latina, su región de origen, azotada por un año marcado por las protestas en numerosos países donde multitudes han salido a marchar para reclamar cambios.

"Los conflictos de la región americana, aun cuando tienen raíces diferentes, están acomunados por profundas desigualdades, por injusticias y por la corrupción endémica, así como por las diversas formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas", dijo ante los diplomáticos, entre ellos los embajadores de todos los países de América Latina.

 

- "No a las armas" -

Francisco lamentó las polarizaciones, "cada vez más fuertes, que no ayudan a resolver los auténticos y urgentes problemas de los ciudadanos, sobre todo de los más pobres y vulnerables", explicó.

El líder de la Iglesia católica aprovechó la ocasión para condenar todo tipo de violencia, "que por ningún motivo puede ser adoptada como instrumento para afrontar las cuestiones políticas y sociales", recalcó. 

Pidió también reforzar las instituciones democráticas y promover el respeto del estado de derecho, "con el fin de prevenir las desviaciones antidemocráticas, populitas y extremistas", dijo.

Francisco recordó de nuevo la grave crisis política y social que atraviesa Venezuela y volvió a pedir que no cese el compromiso por "la búsqueda de soluciones" para ese país.

Al mencionar los "conflictos congelados" en Europa, el papa reiteró su posición: "El diálogo y no las armas, es el instrumento esencial para resolver las controversias", reiteró tras asegurar que "es posible" un mundo sin armas nucleares.

El llamado papa ecologista, por su defensa del medio ambiente, lanzó también una dura crítica a los líderes del mundo por la "débil" respuesta ante los problemas derivados del calentamiento global.

"La respuesta a las problemáticas planteadas por cuestiones globales, como la del cambio climático, es todavía muy débil y fuente de gran preocupación", dijo.

Para el papa, los gobernantes no han querido escuchar el pedido de los jóvenes en todo el mundo, quienes piden medidas urgentes.

"Los jóvenes nos dicen (...) que existe un desafío urgente, a todos los niveles, el de proteger nuestra casa común y unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral", añadió.

"El cuidado de nuestra casa común debe ser una preocupación de todos y no el objeto de una contraposición ideológica", recalcó.

El líder de los católicos abordó el delicado tema de los abusos sexuales cometidos por curas, y con tono autocrítico repitió que se trata de "crímenes que ofenden a Dios, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas y lesionan la vida de comunidades enteras.