Ocho grandes hechos del mundo que marcaron la década que termina | El Nuevo Siglo
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Lunes, 30 de Diciembre de 2019
Redacción internacional
En pocas horas arranca 2020, el último año del segundo decenio del siglo XXI, y desde ya se destacan los hechos que lo caracterizaron, en su mayoría de manera dolorosa

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1. Migración

 

Un niño de no más de tres años yace muerto en una playa con la cara sobre la arena. Lleva puesta una camisa roja, una pantaloneta azul y unos tenis en prefecto estado. El pequeño tiene la piel clara y podría ser italiano, español o portugués, pero en realidad es sirio y se llamaba Aylan Kurdi.

Era miembro de una familia siria que había huido del conflicto en su país y buscaba cruzar de Turquía a Europa para luego viajar a Canadá, donde un familiar les ofrecía un futuro. Aylan, su hermano de cinco años y su madre murieron ahogados cruzando el estrecho que separa la costa turca de la isla griega de Lesbos; solo sobrevivió su padre. La imagen ocurrió el 2 de septiembre de 2015 en la costa de Ali Hoca Burnu, Turquía, y convirtió a Aylan en el símbolo de una crisis de refugiados que marcó la segunda mitad de la década de 2010.

afpAl mismo tiempo en otras latitudes estallaban otras crisis de refugiados. En Latinoamérica la debacle venezolana expulsó a millones hacía países vecinos. En Centroamérica la precariedad económica y el crimen de pandillas generaron el desplazamiento de personas desde el triángulo norte centroamericano hacia Estados Unidos. En Asia los fanatismos religiosos y las divisiones étnicas aupadas desde el poder desembocaron en el genocidio rohinyá en Myanmar y la subsecuente entrada de refugiados a Bangladés.

Así, la década de 2010 se vio marcada por una crisis de refugiados que, aunque algunos argumentarán que viene de atrás, se convirtió en un tópico político, económico, social y cultural prioritario en la agenda global en el último lustro. Un fenómeno con expresiones políticas y reacciones sociales que se pueden dividir en tres grandes grupos: la reacción populista ultranacionalista en Occidente, la solidaridad contenida latinoamericana y la persecución étnica en Myanmar.

 

 

2. Acuerdo de París

El hecho relacionado con el medio ambiente más relevante de la década que termina se dio el 22 de abril de 2016, cuando 175 naciones firmaron el Acuerdo de París.

Las partes firmantes se comprometieron a hacer esfuerzos para revertir la tendencia del aumento de temperatura en el mundo causado por las emisiones de carbono.

El principal pacto fue mantener la temperatura del mundo debajo de los dos grados Celsius respecto a los niveles que se tenían antes del desarrollo de la industria, y buscar, en lo posible, llegar a los 1,5 grados celsuis.

“Esto reduciría significativamente los riesgos e impactos del cambio climático”, detalla el Acuerdo, negociado en diciembre de 2015 en el marco de la XXI Conferencia sobre Cambio Climático (COP 21) en París y firmado el Día de la Tierra del siguiente año (abril 22) en la sede de la ONU en Nueva York.

Las naciones acordaron aumentar su capacidad para adaptarse a los impactos adversos del cambio climático y garantizar que los recursos financieros se dirijan, de forma decidida, hacia la reducción de las emisiones.

afp“Con el fin de lograr el objetivo de temperatura a largo plazo (...), las partes aspiran a alcanzar la meta mundial de emisiones de gases de efecto invernadero lo antes posible”, describe el Acuerdo.

En el pacto quedó establecido que los mayores esfuerzos debían provenir de los países industrializados que emiten la mayor cantidad de emisiones de carbono. “Este Acuerdo se implementará para reflejar la equidad (...) con responsabilidades diferenciadas”, menciona.

La noticia ilusionó al mundo. Nunca antes tantos países se habían movido en un mismo instante hacia una posición política para enfrentar el fenómeno del cambio climático.

A más de tres años de su firma, la ilusión que trajo el Acuerdo de París se ha desvanecido. Uno de los golpes más contundentes que ha tenido fue sin duda el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en junio de 2017, de retirar a su país del histórico pacto.

El anuncio fue ratificado por el gobierno estadounidense el pasado mes de noviembre. “Como se señaló en sus comentarios del 1 de junio de 2017, el presidente Trump tomó la decisión de retirarse del Acuerdo de París debido a la carga económica injusta impuesta a los trabajadores, las empresas y los contribuyentes”, mencionó el Departamento de Estado en un corto comunicado de prensa.

El otro revés que tuvo el Acuerdo de París se vivió durante la vigesimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2019 (COP 25) que se cumplió en Madrid, España.

Durante la Cumbre, el evento más importante sobre cambio climático que se realiza cada año en el planeta, se evidenció la ausencia de ambición de varias naciones por cumplir con el Acuerdo de París.

Ante los resultados de la Cumbre, el actual secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresó su descontento con un contundente mensaje. “Estoy decepcionado con los resultados de COP 25. La comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar una mayor ambición en mitigación, adaptación y financiamiento para enfrentar la crisis climática”, indicó Guterres.

 

 

3. Muerte de Chávez

El martes 5 de marzo de 2013, el presidente venezolano Hugo Chávez perdió definitivamente la batalla contra el cáncer, hecho que derivó en la elección de Nicolás Maduro como mandatario, cargo que aún ostenta.

Luego de ser ungido por Chávez en diciembre de 2012, Nicolás Maduro ganó las elecciones presidenciales en 2013 (según la oposición venezolana Henrique Capriles salió victorioso en dichos comicios y alegan fraude, hechos que no se han probado) y desde entonces ha gobernado el país contra viento y marea.

Su gobierno no ha contado con el mismo entorno económico y político a favor que tuvo Chávez, pues la década 2001-2010 estuvo marcada por un alza en los precios del petróleo, el producto del que depende la economía venezolana, y en la mayoría de países de Suramérica resultaron elegidos mandatarios de izquierda pro-socialistas que fueron sus aliados.

Chávez, además, construyó alianzas determinantes -aún hoy- con países como Rusia, Irán, China y Turquía.

El entorno económico y político para Maduro ha sido, en cambio, totalmente adverso.

FafpA nivel político, el llamado ‘hijo de Chávez’ ha perdido aliados regionales en países importantes como Ecuador, Brasil, Bolivia, Uruguay y Argentina, donde Mauricio Macri gobernó durante los últimos cuatro años.

Pero Maduro no solo ha perdido aliados, sino que ha ganado enemigos declarados como los presidentes Jair Bolsonaro e Iván Duque que tienen entre sus principales objetivos de política exterior provocar un cambio de gobierno en Venezuela.

Los enemigos del dictador chavista se han organizado en el Grupo de Lima (ahora con Bolivia), un conjunto de países cuyo objetivo es su salida de Miraflores.

Tanto así que han promovido y reconocido al diputado Juan Guaidó como presidente interino del país, han gestionado la aplicación de sanciones internacionales contra funcionarios del régimen y han desempolvado el obsoleto Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

Si bien no se ve una situación de mejoría en términos de la elevada inflación que vive el país, las sanciones internacionales de las que es objeto y el bajo crecimiento económico, parece llegar un momento de cierto alivio para el gobierno de Maduro.

El repunte de los precios del petróleo y de la producción, la llegada de dos presidentes de izquierda a países importantes en la región como México y Argentina, sumado al desgaste de la estrategia de Guaidó como presidente interino y del "cerco diplomático" internacional contra Maduro, son buenas noticias para el dictador venezolano.

Lo que no parece tener un alivio cercano es el tema de la migración venezolana, que es el éxodo más grande en la historia reciente de la región. Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), hay más de 4,6 millones de personas entre refugiadas y migrantes venezolanos.

 

4. Primavera árabe

En los albores de la segunda década del siglo XXI, en diciembre de 2010, un hecho aparentemente aislado, rebelde, pero sobre todo desesperado, marcaría el destino de Oriente Medio durante los siguientes 10 años.

El 17 de diciembre, Mohamed Bouazizi, un tunecino de 26 años que vendía frutas en una carreta en la ciudad de Sidi Bouzid, fue ignorado cuando presentó una queja ante las autoridades municipales. Exigía que le devolvieran sus herramientas de trabajo, que habían sido confiscadas por la Policía, y lo que era más importante: que se le diera un trato digno. Amenazó con prenderse fuego, pero no le prestaron atención.

Entonces Mohamed consiguió una lata de pintura inflamable y se la roció en todo el cuerpo. Antes de prenderse fuego, gritó: "¿Cómo esperan que me gane la vida?".

Durante las tres semanas en las que se debatió entre la vida y la muerte, miles de personas salieron a las calles de Sidi Bouzid y en el resto del país, en solidaridad con Mohamed, pero también para manifestar sus propios reclamos.

afpSami Nair, catedrático francés de origen argelino y autor de ‘La lección tunecina: cómo la revolución de la dignidad ha derrocado al poder mafioso’, explica que Túnez era una sociedad profundamente árabe, pero que al mismo tiempo apuntaba a convertirse en un Estado moderno, con élites comprometidas con esa visión. En ese sentido, el estallido que empezó en Túnez, y que se replicaría por toda la región, no tenía nada que ver con el islam ni con la religión. Las demandas eran sociales.

En apenas unas semanas el descontento se propagó primero por el norte de África y luego hacia los países de Medio Oriente y la Península Arábiga: desde Argelia, Mauritania, Marruecos, Sahara Occidental, Libia y Egipto, hasta Líbano, Siria, Jordania, Sudán, Palestina, Irán e Irak, Arabia Saudita, Omán, Yemen y Kuwait.

Las demandas eran las mismas: la ciudadanía protestaba contra el desempleo, la corrupción, la falta de acceso libre a internet y a la información, y en contra de los gobiernos autoritarios de cada país.

Sin embargo, para Alexander Montero, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia y experto en geopolítica y Oriente Medio, la primavera árabe fue "un movimiento de fichas en un tablero de ajedrez desde afuera (Estados Unidos y Rusia) y desde adentro (Irán y Arabia Saudita), pero a nivel social no ocurrió nada”.

 

 

5. Brexit

El 23 de junio de 2016 los ciudadanos del Reino Unido decidieron abandonar de una vez y para siempre a la Unión Europea, el bloque al cual pertenecía desde hace más de 40 años.

Este día no solo se inició un largo y tormentoso proceso de divorcio para los líderes europeos y británicos, también generó dudas ante el “proyecto europeo” y los riesgos cada vez más latentes sobre la disolución del bloque por parte de los partidos populistas de derecha que adquirieron más fuerza en el continente.

Aquel viernes 24 de junio, un día después de que se celebrara el esperado referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, los ciudadanos se llevaron una sorpresa que contradecía la mayoría de las encuestas que estimaban que el ganador sería el remain (permanecer), derrotando al leave (abandonar).

Tras una reñida votación que le dio al leave un 51% de los votos frente un 48% del remain, los ojos del mundo se posaron sobre Reino Unido, que desde ese momento daría inicio a un proceso lleno de incertidumbres y dudas, empezando con la renuncia de su entonces primer ministro, David Cameron, quien aseguró que el “pueblo británico ha votado a favor de salir de la Unión Europea y su deseo ha de ser respetado”, sin embargo siendo partidario de la permanencia, opinaba “que el país necesita un liderazgo renovado que lo lleve en esa dirección”.

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Después de la dimisión de Cameron, la exministra del Interior, Theresa May, asumió las riendas del Partido Conservador y así ocupó el puesto de primera ministra. Fue ella quien abordó los principales desafíos de negociación con la Unión Europea e intentó dar solución a las grandes trabas del Brexit: el mercado único europeo, el tema de Irlanda del Norte, Gibraltar y Escocia, por no mencionar su lucha para obtener el apoyo al acuerdo de retiro incluso de parte de los miembros de su propio partido.

Casi tres años después, aunque los 27 Estados miembro de la UE estaban de acuerdo con el borrador de retiro de May, los parlamentarios de la Cámara de los Comunes no lo estuvieron, y después de haberlo sometido a tres votaciones y algunas reformas, además de aplazar dos veces la fecha de retirada, el acuerdo de retiro de May fue abruptamente rechazado en el Parlamento, haciendo a su vez que esta, que en principio no apoyó el Brexit (pues ella votó por el remain en el referéndum), se viera obligada a renunciar como primera ministra en junio de este año, después de haber “hecho todo lo posible” para honrar el resultado del referéndum de 2016.

Después de la dimisión de May, y una fuerte campaña electoral centrada en el Brexit, el entonces exministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Boris Johnson, asumió el poder con la promesa de realizar la salida de la Unión Europea a toda costa.

Desde que Johnson se posicionó al frente de Downing Street, se ha visto obligado a solicitar la extensión de la fecha del Brexit una vez más, pero ha prometido que no piensa hacerlo nuevamente y que, con acuerdo o sin acuerdo, el Reino Unido se retirará de la UE el próximo 31 de enero.

 

 

6. Intereses rusos

Desde 2013 Ucrania se encontraba sumida en masivas protestas callejeras, cuyo epicentro se situó en la plaza de la Independencia (Maidán) de Kiev, contra el gobierno de Viktor Yanukóvich, apoyado por Rusia, y por su negativa a firmar el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea y reforzar en cambio sus relaciones con Moscú.

Las manifestaciones, sumadas a la creciente presión internacional contra la cruel represión del gobierno, generaron la salida de Yanukóvich (26 de febrero de 2014) y la instauración de un gobierno interino dirigido por Alexandr Turchínov.

Al presenciar los cambios que se estaban dando en la nación vecina, fuerzas rusas invadieron Ucrania y ocuparon la península de Crimea, un enclave geopolítico que sirve para controlar el mar Negro, elemental si se quiere tener proyección sobre Europa del este, el Cáucaso y la península de Anatolia, una ruta comercial vital entre el continente europeo y Asia.

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El presidente de Rusia, Vladimir Putin, justificó la acción al señalar que buscaba “proteger los intereses rusos” en territorio ucraniano (la flota rusa situada en el mar Negro) así como los derechos de la etnia rusa que habían sido afectados por el Gobierno de Ucrania.

Pero la medida de Putin iba mucho más allá de lo señalado. La invasión, las más exitosa realizada por una potencia en el siglo XXI, marcó el retorno de Rusia como uno de los principales actores del panorama geopolítico mundial, posición que había perdido tras el fracaso del sistema comunista.

Por casi 10 años, el país atravesó momentos de desmoralización, caos y anarquía. Su influencia y poder se estaban desmoronando bajo la sombra de Estados Unidos, la Unión Europea e incluso China.

Sin embargo, el regreso de esta potencia nuclear no se habría dado sin la llegada de Putin al poder, quien ganó las elecciones presidenciales en 2000, 2004, 2012 y 2018 con votaciones del 53%, 71%, 63% y 76%.

Quien fue una vez el delfín de Boris Yeltsin y un exagente de la KGB, pasó a ser uno de los hombres más poderosos del mundo, con un objetivo claro: terminar con la visión unipolar impuesta por Estados Unidos tras el final de la Guerra Fría, para reemplazarlo por uno multipolar, con Rusia como uno de los principales actores internacionales.

 

 

7. Wikileaks

El jueves 11 de abril de 2019 siete guardias de seguridad sacaron alzado a Julian Assange, el fundador de Wikileaks, de la Embajada de Ecuador en Londres mientras sostenía el libro Historia del Estado de Seguridad Nacional, de Gore Vidal.

Wikileaks, el sitio web donde se han revelado las grandes filtraciones de la última década, nació en 2006, pero solo hasta 2010 adquirió reconocimiento global tras la publicación de 750.000 documentos diplomáticos y un documento secreto de 32 páginas de las fuerzas militares de Estados Unidos. Más tarde Assange decidió publicar todo el contenido de cables diplomáticos directamente en la página de Wikileaks, lo que la prensa bautizó como ‘Cablegate’.

La filtración la hizo el soldado Bradley Manning —en la actualidad llamada Chelsea Manning— quien obtuvo la información cuando prestaba servicio militar en 2007 en Irak. Lo más recordado de esta filtración es el video ‘Collateral Murder’ difundido el 5 de abril de 2010 y considerado el acto más emblemático de la organización.

Las imágenes fueron tomadas desde el interior de un helicóptero Apache y muestran el campo visual de los pilotos mientras disparan contra civiles iraquíes desarmados. Entre los muertos estaban dos camarógrafos de la agencia Reuters. Esta sería la primera vez que Wikileaks logró dirigirse de manera efectiva con el público.

ensAntes Assange publicaba los documentos para hacerlos accesibles a todo el mundo, pero esto en vez de clarificar generaba mayor confusión porque eran muchísimos documentos, efecto explicado en las tesis filosóficas de Jacques Ellul, uno de los primeros académicos en estudiar el impacto de la tecnología en la sociedad.

Por eso Wikileaks solicitó la ayuda de diarios internacionales para publicar, organizar y explicar la información filtrada. Como resultado, Estados Unidos solicitó el arresto de Julian Assange e iniciaría una lucha diplomática contra el ciberactivista, a quien se le imputaron cargos bajo la Ley de Espionaje.

En 2013, luego de un tiempo en el que se supo poco sobre Wikileaks, la fundación de Assange salió a la defensa de Edward Snowden, el exoficial de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), que filtró detalles del programa de vigilancia estatal utilizado por Estados Unidos y conocido como Prism.

Pero sería 2016 el año en que Wikileaks llegaría a definir el futuro de la presidencia de Estados Unidos. Durante la campaña entre Hillary Clinton y Donald Trump, la fundación filtró correos electrónicos pertenecientes al Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés) en medio de una agitada y agresiva carrera para llegar a la Casa Blanca.

Las filtraciones revelaron que algunos miembros del Partido Demócrata marginaron al candidato más popular, Bernie Sanders, y esto generó un caldo de cultivo para que Trump atacara al establecimiento político de Washington e hiciera acusaciones partidistas que caían en una espiral sin salida donde el debate político se centraba en calificar cualquier cuestionamiento como una noticia falsa (fake news).

 

 

Trump, personaje de la década

 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está en medio de un proceso de destitución, pero eso no le impide ser uno de los dos hombres más admirados por los estadounidenses, según una encuesta publicada ayer.

Gallup pregunta a los estadounidenses desde 1948 quiénes son el hombre y la mujer que más admiran en el mundo. Este año, los más mencionados fueron Trump y Obama, con 18% cada uno.

Trump, más popular ahora que en los últimos dos años, con un índice de aprobación del 45%, subió en términos de admiración con respecto a 2018 (13%) y 2017 (14%).

En casi tres años, Trump ha dejado clara su muy personal concepción de las relaciones internacionales, que no repara en sutilezas ni protocolos. Frente al desafío de su reelección en 2020, busca algo hasta ahora esquivo: un contundente éxito diplomático.

Trump cierra un año que estuvo lleno de sacudidas y giros inesperados, desde sus intentos por terminar con la guerra en Afganistán a su apuesta diplomática para sacar a Nicolás Maduro de Venezuela apoyando la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino.

En relación a Afganistán, sorprendió invitando a los talibanes a negociaciones que luego declaró muertas y que acaba de resucitar.

No ha corrido la misma suerte con Corea del Norte: el republicano contaba con cerrar un histórico acuerdo con este hermético país, pero una cumbre muy esperada con su líder, Kim Jong Un, quedó en suspenso. Las conversaciones languidecieron y volvieron las amenazas, los lanzamientos de cohetes norcoreanos y la advertencia de un "regalo de Navidad" de Pyongyang si Estado Unidos no hace concesiones.

Aún más tumultuosa ha sido su agresiva estrategia comercial con China, que ha tenido a la comunidad internacional reteniendo el aliento en sucesivas ocasiones ante las expectativas, hasta ahora defraudadas, de que las dos mayores economías alcancen un acuerdo para levantar los aranceles por miles de millones de dólares que proyectan una sombra sobre el crecimiento global.