Panamá y Bolivia lideran la tragedia en educación del mundo | El Nuevo Siglo
SEGÚN un informe de Unicef, 168 millones de infantes en el mundo siguen sin volver a las escuelas y el 70% de ellos se concentra en Latinoamérica
Foto archivo AFP
Lunes, 15 de Marzo de 2021
Mario F. Hurtado

En las calles de Ciudad de Panamá un noticiero alemán presentaba la semana pasada la tragedia que se ensaña con los niños. Visitan la plaza central de mercado de la ciudad, y lo que encuentra son cientos de niños trabajando en los locales, sentados en el piso acompañando a sus madres, mientras juegan con un celular, mientras corren por los caminos congestionados de compradores, expuestos no solo a la pandemia, también al abuso sexual y a la explotación laboral.

El noticiero explica que Panamá y Bolivia lideran la triste lista de países que cumplieron 365 días con las escuelas cerradas y donde no hay luces sobre una posibilidad del retorno presencial.

En total, 168 millones de infantes en el mundo siguen sin volver a las escuelas, lo grave es que el 70% de ellos se concentra en Latinoamérica. Además de Panamá y Bolivia, la mayoría de las escuelas y colegios de Colombia, El Salvador, México, Perú, República Dominicana, Guatemala, Paraguay, también se encuentran cerrados. El único país no latinoamericano que se encuentra en la lista de los 10 países del mundo con un año sin educación es Bangladesh, uno de los países más pobres y desiguales del mundo, en el golfo de Bengala rodeado por la India, un país famoso por la explotación laboral infantil en las enormes fábricas de maquilas que producen la ropa de bajo costo de grandes cadenas de moda.

Cada día que pasa sin clases hace que los niños se encuentren más rezagados. Según palabras de la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, “no se puede permitir un segundo año consecutivo sin escuelas abiertas, o que la presencialidad siga siendo limitada. No se pueden escatimar esfuerzos para mantener las escuelas abiertas, y darle prioridad en las acciones de los gobiernos en los planes de apertura”.

Para la mayoría de los infantes y jóvenes en edad escolar, las instituciones educativas son el único lugar en el que pueden relacionarse con sus compañeros, encontrar apoyo, acceder a los servicios de salud e inmunización. Por otra parte, para miles es el único lugar donde pueden encontrar una alimentación nutritiva. Mientras los cierres sigan siendo más prolongados los infantes siguen si acceder a esos aspectos fundamentales para su supervivencia y su construcción como seres humanos.

El siguiente aspecto que destaca el informe es el incremento de la violencia intrafamiliar y el aumento de problemas como la depresión, el suicidio y el aumento generalizado de la violencia. Para millones, la escuela también es el lugar donde pueden huir de esos problemas, donde pueden recibir atención psicológica y acompañamiento. La situación es considerada por varios expertos otra pandemia, unas que se acerca a una generación perdida.



1 de cada 7 niños no tendrán educación

214 millones de estudiantes en todo el mundo han perdido las tres cuartas partes de sus clases presenciales. Y 888 millones han visto afectadas sus clases presenciales durante el 2020. La diferencia abismal es que excepto algunos picos de contagios los colegios en Europa, Asia o África han cerrado las escuelas por semanas, pero no lo han hecho de forma indefinida. En países como Alemania, Polonia, Bélgica, Reino Unido, China, España o Japón se tomaron decisiones como hacer más extensas las vacaciones, pero no cerrar. En dichos países como en la mayoría, la educación es una política central del Estado, y de la sociedad. Hay plena conciencia que es un sector fundamental de la población.

En América Latina parece que no ocupa el mismo interés de la sociedad, porque en muchos países la negativa al retorno no se debe a una política del gobierno sino a una estrategia donde sindicatos docentes, padres de familia y medio de comunicación son los principales enemigos del retorno a las clases. En los discursos para negarse a volver a clases prima más la especulación, el miedo, las hipótesis de escenarios oscuros y la solicitud de condiciones para el regreso casi imposibles de cumplir en el actual contexto.

La pandemia de Covid, va a generar unos cambios a largo plazo, porque de no retornar, cientos de miles de personas se quedarán por fuera de sistema educativo. Pero a la vez la pandemia mostró la fragilidad de los sistemas y la necesidad de políticas que sean más orientadoras y generen mayor cohesión. Pensar en los nuevos diseños de las instituciones educativas, en la importancia que vuelve a tener la higiene, las prácticas de aseo, los espacios limpios, el número de estudiantes por aula, la ventilación, la necesidad de fortalecer la práctica deportiva, el consumo de alimentos saludables, enfrentar el problema de las bebidas azucaradas y de las grasas saturadas, pues un año después, el Covid ha cobrado más vidas en la población con problemas de obesidad. Por eso, se hace necesario pensar en las acciones conjuntas para mejorar  el sistema educativo, en temas de calidad, alimentación y entorno.

*Especialista en educación