La comisión de Exteriores del Parlamento turco ha concedido este martes un primer aval al protocolo de adhesión de Suecia a la OTAN, a la espera de que el pleno dé su visto bueno y el país nórdico pueda incorporarse a la Alianza Atlántica año y medio después de formalizar su petición.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, envió el protocolo al Parlamento en octubre, después de paralizar el proceso durante más de un año por la supuesta falta de colaboración de las autoridades suecas en la persecución de grupos kurdos y las quemas de ejemplares del Corán.
La comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento debatió este martes el protocolo de adhesión, que deberá ser aprobado por el hemiciclo, donde la alianza de Erdogan dispone de una mayoría.
Suecia presentó su candidatura a la OTAN al mismo tiempo que Finlandia --admitida en abril-- después de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, levantó en julio su veto a la adhesión de Suecia después de que Estocolmo tomara ciertas medidas contra grupos kurdos que Ankara considera como terroristas.
Ankara había criticado a las autoridades del país nórdico por su supuesta indulgencia con los militantes kurdos refugiados en su territorio, exigiendo la extradición de decenas de ellos.
"Observamos un cambio en la política de Suecia, algunas decisiones adoptadas por los tribunales", señaló el lunes en la cadena privada NTV Fuat Oktay, diputado del AKP (el partido en el poder) y presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento.
"Aún teníamos algunas peticiones para seguir avanzando" en la lucha contra el terrorismo, añadió, sin dar más detalles.
El Parlamento turco había iniciado en noviembre el examen del protocolo de adhesión de Suecia a la OTAN, pendiente desde mayo de 2022, pero las discusiones se pospusieron.
A principios de diciembre, Erdogan añadió como condición para ratificar la adhesión de Suecia la aprobación "simultánea" por el Congreso estadounidense de la venta de aviones F-16 a Turquía.
Turquía busca obtener la luz verde estadounidense para la venta de los F-16, que necesita para modernizar su fuerza aérea.
El gobierno del presidente Joe Biden no se opone a dicha venta, pero el Congreso la bloqueó hasta el momento por razones políticas, como las violaciones de los derechos humanos en Turquía o las tensiones con Grecia.