UNA vasta operación policial en diez favelas de la zona oeste de Río de Janeiro para frenar “la guerra” entre traficantes y milicias parapoliciales realizan desde ayer las autoridades brasileñas.
Unos 2.000 agentes de la Policía Militar, Policía Civil y otras fuerzas del orden participan desde el alba en la incursión, según el gobierno, en favelas como Ciudad de Dios, Gardenia Azul y Rio das Pedras, cercanas al lujoso barrio Barra da Tijuca.
Hasta el mediodía del lunes, veinte personas habían sido detenidas, informó el gobernador Claudio Castro. Enfatizó que no se registraron enfrentamientos y admitió que podrían haber ocurrido "filtraciones" alertando que la operación ocurriría este lunes.
El operativo, que no tiene fecha para terminar, busca "acabar con la guerra desatada entre tráfico y milicia en esta parte de la zona oeste de Río", donde la criminalidad registró un "aumento significativo", afirmó el gobernador.
"Es un área que el Comando Vermelho (CV) ha intentado recuperar de las milicias", agregó, en referencia al principal grupo narcotraficante de Río.
En la favela Ciudad de Dios, mundialmente famosa por la película homónima de Fernando Meirelles (2002) y bajo dominio del CV, había una fuerte presencia policial, incluidos agentes del batallón de élite de la policía militar (Bope).
El patrullaje incluyó el uso de carros blindados y policías recorriendo a pie algunas calles, armados con fusiles de asalto. Los agentes retiraron algunas barricadas de basura o cemento, colocadas habitualmente por los criminales en las favelas para controlar la circulación.
El gobernador dijo que reciben denuncias de "posibles filtraciones" que están siendo investigadas y que los agentes públicos involucrados serían castigados.
La seguridad será un asunto clave en octubre, cuando Brasil celebrará elecciones municipales para elegir a los alcaldes y concejales de casi 6.000 municipios del país, incluido Río.
Según el gobierno, el operativo busca usurpar el "control territorial" a los grupos criminales y combatir sus actividades de "lavado de dinero".
Buscamos "cerrar empresas ilegales, terminar con posibles robos de concesiones de servicios públicos como luz, agua" o gas, así como construcciones irregulares, explicó Castro más temprano.
La zona oeste de Río es la cuna histórica de las llamadas milicias parapoliciales, grupos armados surgidos hace cuatro décadas que extorsionan a los habitantes a cambio de "protección", controlan servicios básicos y en los últimos años también incursionaron en el tráfico de drogas y armas.
En octubre pasado, la actividad de estos grupos en Río se convirtió en una cuestión de seguridad nacional tras un ataque por parte de milicianos que dejó 35 autobuses y un tren en llamas, en respuesta a una operación policial en la que murió uno de sus jefes.
En Río y su área metropolitana, el 18,2% del territorio está bajo el dominio de algún grupo armado, según datos de 2023 del Mapa Histórico de los Grupos Armados de Río de Janeiro elaborado por el instituto Fogo Cruzado y la Universidad Federal Fluminense.
El Comando Rojo controla más de la mitad de esos territorios (51,9%), y las milicias un 38,9%.