¿Sabe dónde están los tres árboles de navidad más altos del mundo? | El Nuevo Siglo
EL ARBOL de la localidad medieval de Gubbio (Italia), recostado sobre la ladera del monte Ingino, es desde hace años el más alto y grande del mundo.
Foto Traveler
Miércoles, 21 de Diciembre de 2022
Redacción internacional

La costumbre pagana de varios siglos antes de Cristo de colocar un leño y adornarlo como señal de ‘adoración’ a una divinidad, ser superior e inclusive a la naturaleza fue resignificada por el cristianismo en el siglo VIII. Desde entonces, junto con el pesebre, son los íconos de la navidad.

La historia habla de que los romanos adornaban las calles durante las Saturnales (fiesta romana con sacrificio en el Templo de Saturno, banquete público e intercambio de regalos), pero fueron los celtas quienes decoraron los robles con frutas y velas durante los solsticios de invierno. Era una forma de reanimar el árbol y asegurar el regreso del sol y de la vegetación. Desde tiempos inmemoriales, el árbol ha sido un símbolo de la fertilidad y de la regeneración.

Esas ancestrales tradiciones fueron transformadas por el misionero Bonifacio, quién ante la mira atónita de los habitantes de la alemana Hesse, taló un roble que estaba consagrado a Thor. Luego leyó el Evangelio y plantó un abeto, ‘bautizándolo’ como un árbol de paz que “representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes y su copa señala al cielo”.

Fue desde ese momento, como señalamos en el siglo VIII de la era cristiana, que se empezaron a talar árboles para celebrar la Navidad. Inicialmente fueron colgados en los techos y se desconoce en qué momento volvieron a ser ubicados en la tierra, ya no sólo en las casas sino en lugares públicos.

En este último sentido se reseña que la ciudad estoniana de Tallin fue la primera en erigir un árbol de Navidad en su plaza central, seguida por Riga, en Letonia, en 1510 y que tuvo como adicional la decoración con rosas artificiales. Desde entonces a hoy, la ceremonia de encendido del árbol es una tradición arraiga, concurrida y significativa en casi todo el mundo, es decir dónde se celebra el nacimiento del Niño Dios o Niño Jesús.

Es evidente que con el paso del tiempo se dio un cruce de culturas por lo que el significado del árbol navideño, difiere según las mismas. Sin embargo, también es claro que es un tributo a un ser superior y la naturaleza.

Para los cristianos simboliza el amor a Dios, a la vida eterna y el nacimiento de Cristo ya que, como lo dijo el misionero Bonifacio, la perennidad lo representa el color verde de las hojas, mientras que las manzanas que se le colgaban -hoy bolas de diferentes colores- son un recordatorio del pecado original, las luces se atribuyen a la luz y el alma de Cristo. La estrella en la punta del mismo fue la que guio a los Reyes Magos hacia el pesebre y que simboliza la fe que debe guiar a los cristianos.

Con el ‘advenimiento’ del capitalismo -siglo XIX-, la fiesta religiosa se hizo más popular y comercial. De allí la entrega de regalos que inicialmente fue para los niños, extendiéndose rápidamente a familia y amigos.


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Gigantes luminosos

Al convertirse en un símbolo del espíritu de la Navidad desde el siglo pasado comenzaron a verse más árboles en lugares públicos, pero sobre todo cada vez más grandes, convirtiéndose en un atractivo para lugareños y visitantes.

Tomando como referente a Guiness World Record, organización que monitorea lo máximo pero también lo mínimo de cualquier cosa o actividad, en este 2022 hay tres gigantes árboles navideños, que aunque con características muy diferentes, representan en todo su esplendor el espíritu de esta festividad decembrina.

Imponentes por su tamaño, pero sobre todo por ‘levantarse’ sobre sus maravillas naturales son los del italiano de Gubbio y la ciudad alemana de Dortumundo, mientras que el tercero está construido sobre el faro de la argentina Córdoba.

Ubicada en la región de Umbria, la mencionada ciudad italiana de apenas 35 mil habitantes tiene una particularidad especial: está recostado sobre la ladera de una montaña y su contorno son las paredes del pueblo. Por esas razones no se puede decir que sea nuevo. Así, hace cuarenta años, un grupo de pobladores decidió aprovechar su entorno natural e irle dando figura. Adicionado con luces y aprovechando las raíces de un frondoso abeto “nacido” en 1981, fueron moldeando la maravilla natural que deslumbra desde hace tres décadas.

La estrella de Belén luce imponente desde la cúpula de la Basílica de San Ubaldo y el millón de luces dan el contorno a los 450 metros de extensión y 750 de altura que tiene este gigante, al igual que “Le Vie del Presepe”, la ruta de estatuas de madera de tamaño natural que se mueven hacia la cabaña de la Natividad.

Desde 1990 el árbol de esta ciudad está en el Guinness Récords y marcó un hito en 2011 cuando el Papa Benedicto XVI, desde el Vaticano, encendió las luces de dicho árbol.

El segundo gigante también es una maravilla natural porque está conformado por la unión de abetos en su céntrica plaza y engalana el tradicional mercado navideño, que con sus más de 300 puestos de venta son de obligatoria visita para quienes se desplazan a esa ciudad por esta época.

Su majestuosidad la encierran: 45 metros de alto, peso de 40 toneladas, un ángel de cuatro metros de alto en su cúspide, 48 mil lámparas led (de bajo consumo), así como centenares de bolas y otras decoraciones, así como las letras de la ciudad en sus costados.

Este pino ubicado en Hansaplatz ‘nació’ en 1996 cuando sembraron un millar de abetos individuales traídos de los bosques de Sauerland. Desde hace décadas es una experiencia navideña grande, luminosa y, por tanto, inolvidable.

El tercer gigante navideño este año es un sudamericano. El Faro del Bicentenario en la emblemática calle Deodoro Roca, de la ciudad argentina de Córdoba, es la base del árbol que, en cuya punta brilla una estrella de tres caras y cinco metros de ancho.

Su decoración la conforman 40 tiras led de 100 metros con tecnología RGB, 400 globos monocromáticos y con tecnología RGB, configurados por un sistema DMX que permite la realización de diversas escenas de luces.

Además, alrededor del mismo hay luminaria adicional que con 36 grandes regalos iluminados en cada una de las farolas de la estructura, se convierten en un increíble espectáculo visual.

Y aunque no es de los más altos del mundo, el realizado por la empresa Tecnoglass junto al monumento Ventana del Mundo en Barranquilla, con sus 65 metros y 432 mil luces led, es el más alto del país.

Naturales, artificiales, pequeños, grandes, en casa o en lugares públicos, los árboles que por estas fechas encienden el espíritu navideño simbolizan, a nivel global, paz, fraternidad y reconciliación.