La incapacidad de los partidos de ponerse de acuerdo en torno a un nombre frustró el deseo de Sergio Matarella de dejar la presidencia de Italia. Tras cinco días de fallidas votaciones y para evitar un caos político y hasta económico si elegían al actual premier, Mario Draghi, el octogenario dirigente decidió permanecer en el cargo.
En la séptima votación verificada este sábado en el Parlamento, Matarella recibió 387 votos, lejos de los 505 requeridos, pero la cifra demostró que el consenso en torno al político aumentaba y dio paso a que el premier Draghi se reuniera con el presidente italiano para pedirle reconsiderara su decisión de jubilarse.
Horas después, la senadora del partido por las Autonomías, Julia Unterberg dio la noticia: "El presidente Mattarella nos dijo que tenía otros planes para su futuro, pero ante la situación dijo que si se necesita que eche una mano, ahí estará. Se puso a disposición".
De esta forma Mattarella se encaminaba anoche a ser reelegido presidente con el respaldo de todos los partidos excepto los Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni.
Este nuevo mandato facilita la estancia de los diputados hasta las elecciones generales de 2023 y Draghi seguiría como jefe del Gobierno, con la confianza de un presidente cuyas competencias son básicamente ceremoniales, si bien tienen la responsabilidad de nominar a los primeros ministros y a sus gabinetes.
Es decir, por conveniencia política y ante el desacuerdo de los partidos en torno a los candidatos propuestos, entre ellos una mujer, todo seguirá igual.
Si bien las funciones del presidente son esencialmente honorarias en Italia ya que se rige por el sistema parlamentario, para el delicado cargo se suele escoger a una personalidad de renombre, con notables capacidades de mediación y que esté por encima de los partidos.
Aunque no tiene a cargo la gestión diaria del país, la Constitución le otorga poderes claves frente a las crisis políticas, ya que es el encargado de disolver el Parlamento, convocar elecciones anticipadas y aprobar los ejecutivos.
La mayoría de los editorialistas habían señalado que el país se encontraba en una verdadera encrucijada ya que el más opcionado para el cargo era el actual jefe de gobierno, Mario Draghi, pero si se decantaba por ello se habría tenido que elegir a un primer ministro, ya que la Constitución prohíbe que una sola persona ocupe los dos cargos.
Además, Draghi ha logrado reactivar la economía y ahora está al frente de la inversión de los recursos de ayuda aprobados por la Unión Europea para consolidar dicho proceso. Su experticia, credibilidad y sobre todo entendimiento con los partidos políticos son prenda de garantía para un país estable luego de años de crisis.
Así las cosas, las votaciones que se iniciaron el pasado lunes y ayer cumplieron su séptima ronda sin un consenso en torno a los pocos postulantes al cargo, concluyeron con una octava definitiva en torno al nombre de Matarella quien comenzará un segundo mandato, aunque trascendió no sería por todo el período, que es de siete años, ya que el mismo enfatizó que quiere jubilarse para dedicar tiempo completo a su familia.
De esta forma, se convierte en el segundo jefe del Estado en repetir en el cargo, después de Giorgio Napolitano, que tuvo que hacerlo en 2013, a pesar de que había dicho en varias ocasiones que quería jubilarse, aunque renunció en 2015 y le sustituyó Mattarella.
Con esta continuidad de Mattarella, seguirá en el cargo Mario Draghi, economista, presidente del Consejo de Ministros, para terminar las reformas en las que ha embarcado al país, y recibir los 200.000 millones de euros que la Unión Europea ha asignado a Italia para la Recuperación tras la pandemia.
El Partido Democrático siempre apostó por Mattarella y gran parte de la derecha también, no así la coalición de derechas de Forza Italia, Liga y Hermanos de Italia, liderados por Matteo Salvini, que salió muy bien parado de esta prolongada elección para presidente del país.
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Hombre de consenso
Oriundo de Palermo, Sergio Matarella es un veterano político no sólo por su edad (80 años), sino por la experiencia que tiene y en la que se ha distinguido por ser un hombre calmado, pensante y, sobre todo que privilegia el consenso.
Su hoja de vida es tan amplia como envidiable. Se licenció en derecho de la Universidad "La Sapienza" de Roma con mención de honor, con una tesis sobre "La función de la orientación política", si se inscribió en el colegio de abogados del Foro de Palermo en 1967.
Enseñó derecho parlamentario en la Facultad de derecho de la Universidad de Palermo desde 1983, cuando ingresó en excedencia tras ser elegido mimbro de la Cámara de Diputados.
Su actividad científica y sus publicaciones se han referido principalmente a temas de derecho constitucional (intervención de la Región siciliana en la economía, bicameralismo, procedimiento legislativo, actividad de inspección del Parlamento, indemnización de expropiación, evolución de la administración siciliana, controles sobre regional los entes locales). Otras publicaciones se han referido a temas vinculados con su actividad parlamentaria y de gobierno. Presentó informes y ponencias en congresos de estudios jurídicos, y dictó clases en cursos de maestría y especialización en varias Universidades.
En recorrido político nació dentro de la corriente de pensamiento católico-social y reformador. Fue elegido por la Democracia Cristiana en 1983 en la circunscripción de Sicilia occidental, y siguiendo siendo de la Cámara de Diputados en 2008.
Durante este tiempo ustedes son legislaturas formaron parte de la Comisión de Asuntos constitucionales, de la Comisión de Asuntos exteriores y del Comité para la legislación, del que también fue Presidente.
Asimismo, fue miembro de la Comisión bicameral para las Reformas institucionales de la XI legislatura, de la que fue vicepresidente, de la Comisión bicameral para las Reformas institucionales de la XIII legislatura, de la Comisión parlamentaria de investigación sobre el terrorismo y las masacres , y de la Comisión parlamentaria de investigación sobre la mafia. En la XV legislatura fue presidente de la Comisión Jurisdiccional de la Cámara de Diputados.
En la XIII legislatura fue Presidente del grupo parlamentario de Populares y Demócratas (desde el principio de la legislatura hasta octubre de 1998).
Entre 1987 y 1989 fue Ministro de Relaciones con el Parlamento. A esos años se remontan la reforma del ordenamiento de la Presidencia del Consejo de Ministros y la abolición de la ordinariedad del voto secretado en las Cortes Generales. Entre julio de 1989 y julio de 1990 fue Ministro de Educación. En este período remonta la Conferencia nacional de la escuela (enero de 1990) y la reforma de los ordenamientos de la escuela primaria que, entre otras novedades, introdujo el módulo de los tres maestros en dos cursos (ley n.148 de 1990) .
Desde 1998 fue vicepresidente del Consejo de Ministros. Desde diciembre de 1999 fue Ministro de Defensa hasta tener las elecciones de junio de 2001. En este período si se aprueba la ley que suprime el servicio militar obligatorio y la ley que declara al Arma de los Carabinieri como fuerza armada autónoma. En esta fase, Italia desempeñó una intensa participación en las misiones de paz desplegadas por iniciación de las Naciones Unidas, y contribuyó significativamente en las operaciones de interposición y mantenimiento de la paz en Bosnia-Herzegovina, Kosovo y en la ex República Yugoslava de Macedonia. En esa misma época, la puesta en marcha de la política europea de seguridad y defensa encontró en Italia uno de sus más convencidos defensores, con la creación también del primer cuerpo de armada europeo.
En las elecciones políticas de 2008 no se volvió a presentar sobre candidatura, situándose hasta su actividad política.
En mayo de 2009 fue nombrado por el Parlamento del Consejo de Presidencia de la Justicia administrativa, del que fue vicepresidente.
El 5 de octubre de 2011 el Parlamento eligió Juez Constitucional, y entró a formar parte del Tribunal Constitucional jurando el 11 de octubre de 2011.
El 31 de enero de 2015 fue elegido décimo segundo Presidente de la República Italiana y, ayer, recibió el aval para permanecer en el Palacio del Quirinal, aunque su plan era jubilarse.