El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este viernes que la fecha y el lugar de su esperado encuentro con el líder norcoreano, Kim Jong Un, ya están acordados, y serán anunciados en breve.
"El viaje está agendado. Ahora tenemos una fecha y tenemos una sede. Haremos el anuncio próximamente", dijo el mandatario estadounidense a la prensa en los jardines de la Casa Blanca antes de iniciar un viaje al estado de Texas (centro-sur).
Trump sorprendió al mundo en marzo al anunciar que había aceptado una propuesta de Kim para una cumbre entre ambos, con el objetivo de poner punto final a la peligrosa escalada de tensiones entre los dos países.
En un gesto impensable apenas meses atrás, Trump envió a Pyongyang nada menos que al entonces director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y ahora secretario de Estado, Mike Pompeo, en una misión secreta que incluyó un encuentro personal con Kim.
Días después de esa reunión el líder norcoreano anunció la suspensión temporaria de los ensayos nucleares y misilísticos, un paso interpretado como un gesto de buena voluntad para beneficiar las negociaciones.
Como resultado de esa aproximación, Kim mantuvo también una histórica cumbre con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, en la zona desmilitarizada que divide la península coreana.
La semana pasada Trump había dado señales de que las negociaciones para definir la fecha y lugar del encuentro con Kim estaban por concluir.
Entre los lugares posibles para ese encuentro se han mencionado Singapur, Mongolia o hasta la ciudad de Ginebra, en Suiza, pero sin mayores detalles.
Además, desde el jueves se aceleraron los rumores indicando que Washington y Pyongyang estarían próximos de un anuncio relativo a la suerte de Kim Hak-song, Kim Sang-duk y Kim Dong-chul, ciudadanos estadounidenses que están presos en Corea del Norte.
Las negociaciones "están muy bien sobre los tres rehenes", dijo Trump este viernes.
Este viernes, la Organización Internacional de Aviación Civil informó que Corea del Norte solicitó formalmente la apertura de un corredor aéreo entre Pyongyang y la ciudad surcoreana de Incheon, cerca de Seúl. La entidad añadió que estaba "inclinada a conceder el pedido.
Por otra parte, este jueves la Casa Blanca informó que Trump recibirá el 22 de mayo en Washington a su homólogo de Corea del Sur, Moon Jae-in, para hablar sobre las negociaciones en marcha para reducir las tensiones en la península coreana.
Trump y Moon "seguirán su coordinación sobre los desarrollos en la península coreana después de la Cumbre Inter-Coreana del 27 de abril", y "también abordarán la próxima reunión del presidente Trump con el líder norcoreano Kim Jong Un", señaló la nota oficial.
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Sutiles diferencias
Washington y Pyongyang, sin embargo, aún exhiben sutiles diferencias en sus expectativas para la cumbre.
La Casa Blanca insiste en que el objetivo de Trump es la eliminación total "y sin demoras" del programa norcoreano de armas nucleares.
En contrapartida, Corea del Norte hace hincapié en la urgencia de alcanzar la desnuclearización de la península coreana, apuntando directamente a la enorme presencia militar estadounidense en Corea del Sur.
Este mismo viernes, el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, desmintió una versión de prensa y afirmó que Trump "no ha pedido al Pentágono que brinde opciones para reducir las fuerzas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur".
La respuesta de Bolton también debe ser vista como la reacción de la Casa Blanca a los sectores más conservadores, especialmente en el Congreso, que no quieren que Estados Unidos ceda en negociaciones que envuelvan cuestiones militares.
Trump, en cambio, expresó este viernes un abordaje más pragmático, aunque coincidió en que una reducción de tropas estadounidense de Corea del Sur "no está sobre la mesa".
"No en estos momentos, con certeza", afirmó.
"Les puedo decir que en algún momento en el futuro me gustaría ahorrar algo de dinero. Como saben, tenemos 32.000 soldados" en Corea del Sur, añadió el mandatario.
La situación de los soldados estadounidenses en suelo surcoreano había sido objeto de una áspera controversia en Seúl.
La polémica estalló después que un funcionario señalara que esa presencia militar necesariamente sería discutida si Corea del Sur y Corea del Norte sellaban la paz definitiva a la guerra que arrasó la península en la década de 1950.
La discusión motivó la intervención del propio presidente Moon, quien apuntó que la presencia de esas tropas era resultado de un acuerdo "entre Corea del Sur y Estados Unidos", y por lo tanto no guardaba relación con la firma de un acuerdo de paz con Corea del Norte.