EXCEPCIONAL se ha tornado la campaña presidencial en Estados Unidos porque hoy sus dos candidatos están investigados, el electorado está más dividido que nunca y el actual inquilino de la Casa Blanca, por razones que van desde su edad hasta la conducción del país, sigue perdiendo terreno.
Cuando hace un año muy tempraneramente el exmandatario republicano, Donald Trump, oficializó su candidatura por la nominación partidaria sabía que los demócratas, por sugerencia del propio Joe Biden, enfilaban una ofensiva jurídica en su contra. Anticipándose a la misma y tras reiterar que ello era una ‘caza de brujas’ para evitar su regreso al poder, dijo que iría hasta el final con su aspiración política.
Así entre mitines y citaciones judiciales no sólo ha sorteado esta carrera de obstáculos, sino que ha sacado ventaja frente al candidato-presidente, tendencia que comenzó a marcarse tras su primera reseña en la prisión del condado de Fulton, en Atlanta el pasado 25 de agosto y mantiene, al punto que una nueva encuesta indica que se impondría a Biden en los seis estados ‘bisagra’, los que tradicionalmente definen al ganador.
Favorito inobjetable de la nominación republicana, donde saca más de 40 puntos de ventaja al que inicialmente se consideró podría ‘darle la pelea’, su ‘pupilo’ gobernador de Florida, Ron De Santis, Trump se consolida como un liderazgo más atractivo frente al presidente demócrata.
La encuesta de Morning Consult/Bloomberg publicada este viernes, a once meses de las presidenciales, reveló que el exmandatario republicano ganaría ahora mismo en Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte y Wisconsin, los siete estados llamados "swing states" que no dominan ni republicanos ni demócratas y son absolutamente imprescindibles para decantar el resultado electoral.
Biden ha perdido el punto porcentual de ventaja que tenía el mes pasado sobre Trump en el estado de Michigan y ahora el magnate neoyorquino y expresidente le saca allí cuatro puntos porcentuales de diferencia, que se suman a los tres que le saca en Arizona, los siete que le saca en Georgia, los once en Carolina del Norte, los seis en Wisconsin, los cinco en Nevada y el punto que le saca en Pensilvania.
Con excepción de Georgia y Carolina del Norte estos resultados entran dentro del margen de error previsto por la encuestadora para cada estado.
En términos generales, un 58 por ciento de los votantes de estos siete estados mantienen una opinión desfavorable de Biden por un 53 por ciento sobre Trump, a quien consideran como más capacitado para gestionar la economía nacional.
Por lo que se refiere a los aspectos más concretos del sondeo, la encuesta destaca por encima de todo el descenso de la intención de voto para el presidente demócrata del electorado negro y en el llamado "voto joven" de entre 18 y 34 años. En este último segmento, Trump ya saca a Biden cinco puntos de ventaja (45 por ciento a 40 por ciento). En el voto negro, el porcentaje de apoyo a este último ha bajado desde octubre del 46 al 38 por ciento, frente al 24 por ciento a favor de Trump.
Si bien el cambio de tendencia no es nuevo, ya que la primera campanada la dio el 25 de septiembre el sondeo realizado por ABC News y Washington Post que reveló que Trump había picado en punta, llegando al 52% frente a 42% de Biden, una ventaja nunca antes vista en esta campaña, la constante caída de apoyo al candidato-presidente tiene en alerta roja al Partido Demócrata.
Vale recordar, también, que hace cinco semanas (5 de noviembre), la encuesta de Sienna College para The New York Tomes develó que el candidato republicano sacaba entre 3 y 11 puntos de ventaja a Biden en cinco de los seis estados mencionados, así: Nevada (52% vs.41%), Georgia (49% vs.43%), Arizona (49% vs./44%), Michigan (48% vs.43%) y Pensilvania (48% vs.44%). El candidato demócrata solo se imponía en Wisconsin por una diferencia mínima (47% vs. 45%), que tomando el margen de error, lo ubicaba en empate técnico.
En su momento, Don Levy, director del Instituto de Investigación del Siena College, manifestó que “la única buena noticia para el presidente Joe Biden en esta encuesta es que se realizó un año antes de que los votantes acudan a las urnas” y explicó que el sondeo también midió que “si hubiera un demócrata distinto de Biden compitiendo contra Trump, el demócrata 'genérico' estaría por delante entre siete y 12 puntos en cinco de los estados y por tres puntos en Nevada”.
Trump, firme
Desde hace cinco meses, el expresidente republicano enfrenta procesos judiciales en Nueva York (acusado de ocultar pago a una exactriz porno), Georgia (presiones a resultado electoral de 2020), Washington (mentir sobre el valor de sus bienes y el de sus empresas) y Florida (manejo indebido de documentos clasificados). Nunca un presidente estadounidense había tenido que sufrir la infamia de una inculpación.
En todos los procesos ha dado la cara y ha reiterado su inocencia. De allí que su campaña la alterne entre reuniones políticas y asistencia a los estados judiciales.
Y contrario a lo que se pensaba, toda esa ofensiva judicial no ha afectado el apoyo de sus bases e, inclusive, le ha sumado seguidores, ciudadanos del común que consideran que es blanco de una persecución política.
En el bando demócrata, esta semana el presidente Biden calificó como una ‘artimaña política injustificada’ la apertura formal en el Congreso de Estados Unidos de una investigación para determiner si favoreció los turbos negocios internacionales de su hijo Hunter, cuando fungió como vice de Obama.
Este procedimiento impulsado por los republicanos, si bien no tiene posibilidad de éxito ya que der aprobado por la Cámara, el posible juicio político será frustrado en el Senado por la mayoría demócrata, si es un estorbo para la campaña reeleccionista de Biden y motivo de preocupación para su Partido que no encuentra cómo insinuarle que podría ser reemplazado.
"Joe Biden mintió repetidamente al pueblo estadounidense", acusó el jefe del comité de investigación de la Cámara de Representantes, James Comer.
El presidente, su hijo y el partido demócrata en general niegan las acusaciones. "En vez de hacer su trabajo (...) deciden perder el tiempo con esta artimaña política infundada que incluso los republicanos en el Congreso reconocen que no está respaldada por hechos", sostuvo Biden tras conocer, a comienzos de semana esa decisión.
En este escenario, el 2024 será un año electoral de "fracturas, angustias y peligros para la democracia", predice el politólogo Larry Sabato.
Si en la noche del próximo 5 de noviembre Trump gana, no solo habrá derrotado lo que ha descrito como un sistema confabulado contra él sino que habrá desafiado cuatro inculpaciones penales.
Por ahora intensificará su campaña y su exitosa recaudación de fondos. Con correos electrónicos ha pedido -y seguirá haciéndolo- a su base, todavía muy leal, que le apoye contra la "caza de brujas" de que es víctima.
El resultado es claro: 4 millones de dólares recaudados en las 24 horas siguientes a su primera inculpación, 7 millones justo después de la segunda y 3 millones en una semana gracias a la venta de camisetas, tazas y carteles con su foto judicial.
El beneficio financiero es significativo en un país donde las victorias electorales se obtienen un golpe de talonario.
Y podría aumentar a partir de enero, cuando Trump alternará los mítines con los juicios. Comenzará en Iowa, un pequeño estado del Medio Oeste que acogerá las primeras primarias republicanas del año el 15 de enero. Tendrá como rivales a ocho republicanos (gobernadores, empresarios y exdirigentes) en busca de la nominación del partido para 2024, pero no tiene de que preocuparse ya que su ventaja es amplia y, de seguro la mantendrá, pese al inicio de los juicios.
Un juez ha fijado el 4 de marzo como fecha del juicio en Washington por haber ejercido presuntamente presión electoral en 2020. Es decir, la víspera de una de las citas más importantes: el "supermartes", cuando más estados celebran elecciones primarias.
Le espera otro juicio en Nueva York en marzo, seguido de uno en mayo en Florida.
El país vive desde hace ocho años al ritmo de las declaraciones de Trump, pero puede no ser nada en comparación con lo que se avecina: aunque sea condenado podría seguir en la carrera y ocupar la Casa Blanca. Según los expertos, nada en la Constitución lo impide./Redacción internacional con agencias