EL retorno a gobiernos de derecha, los contundes triunfos de candidatos ‘poco conocidos’, el desencanto con el llamado ‘progresismo’ y electores acudiendo hasta tres veces a las urnas es el resumen del año electoral en América Latina que se apresta a concluir con el ‘plebiscito de salida’ en Chile que definirá si cambian la Constitución.
Amén de Colombia, donde el pasado 29 de octubre se verificaron las elecciones regionales y municipales que asestaron un inobjetable golpe al gobernante Pacto Histórico, este año se realizaron presidenciales en cuatro países (Paraguay, Ecuador, Argentina y Guatemala) en las que, contra todo pronóstico y en la segunda vuelta ganaron los que habían perdido en la primera: Santiago Peña, Daniel Noboa, Javier Milei y Bernardo Arévalo, respectivamente. Los tres primeros están al mando mientras el último espera tomarlo el 14 de enero, ante el intento de ‘golpe’ de la Fiscalía que busca anular el resultado electoral.
Paralelamente en la región han ocurrido otros hechos políticos, antesala del calendario electoral 2024 y que van desde la consolidación del mandato fuerte de Nayib Bukele en El Salvador, hasta el ruido de una ‘guerra’ promovida por el venezolano Nicolás Maduro contra Guyana por el Esequibo. Estos son los acontecimientos más importantes de los últimos cinco meses en Latinoamérica.
1. La esperanza argentina. Del ‘shock’ que causó Javier Milei al imponerse en las primarias de agosto pasó a encarnar la mejor opción para sacar a Argentina de la grave crisis económica, financiera y social que enfrenta tras décadas de gobiernos peronistas. Desde antes de su posesión (el pasado domingo) esbozó el difícil plan de choque que aplicaría porque como dijo en su discurso “no hay alternativa, no hay plata y debemos hacer sacrificios que pronto darán frutos”. Así, para reconstruir el país, este economista afianzado en otro experto como él, el ministro Luis Caputo (exMinhacienda y director del Banco Central) decidió devaluar el peso en más del 50% (el tipo de cambio oficial pasó a $800 por dólar cuando estaba en $391), redujo los ministerios a la mitad (de los 18 que había dejó 9), depura la ayuda social (gastos de asistencia solo para los más necesitados) y acabó con los subsidios tanto a la energía como el transporte (aunque mantiene los planes de trabajo en cooperativas y otras organizaciones sociales, al tiempo que fortalece la asignación que reciben los más humildes por hijos menores de edad y en compra de alimentos a través de transferencias directas). Adicionalmente no renovará los contratos en el Estado que tengan menos de un año de vigencia, suspenderá la publicidad oficial en los medios de comunicación, reducirá al mínimo el dinero que fluye discrecionalmente a las provincias desde el Estado federal y suspenderá la licitación de obra pública. “Vamos a estar durante unos meses peores que antes", advirtió su gobierno, pero insistió que es la única vía de evitar la hiperinflación y dar el golpe de timón que necesita el país que acumula 160% de inflación.
2. Noboa, otra visión para Ecuador. Con la ‘olla financiera raspada’, una disparada criminalidad promovida por el narcotráfico, un aumento de la pobreza extrema, corrupción latente en todas las esferas institucionales y la oposición izquierdista al acecho, Daniel Noboa busca con renovada visión solucionar en algo esta crítica situación, admitiendo de antemano que la corta duración de su gobierno (año y medio) no será suficiente. Sin embargo, de su gestión dependerá la posibilidad de lograr cuatro años más. El presidente más joven en la historia de este país andino y actualmente de la región, lleva solo tres semanas en el cargo y ha adoptado algunas medidas, como la presentación de una ley de ‘emergencia económica’ centrada en la generación de empleo porque aduce es “la desocupación aumenta la violencia”; la implementación del Plan Fénix, que contempla desde un reforzamiento de seguridad callejera hasta el sistema carcelario así como la negociación de tres barcazas que usará como prisiones en el mar tal cual lo anunció en campaña y que con lo que busca “aislar a los presos que son amenazas reales para la seguridad ciudadana y del país”. Pero tal vez la menos publicitada pero más importante ha sido la derogación de la tabla que estipulaba las dosis permitidas de drogas en poder de los ciudadanos, medida que implementó en 2013 el gobierno de Rafael Correa (exiliado en Bélgica tras ser condenado por corrupción). Noboa sostiene que permitir la posesión sin arresto de hasta 10 gramos de marihuana, un gramo de cocaína y 0,10 de gramo de heroína y 0,02 de gramo de éxtasis no solo es una vía libre a que aumenten los consumidores (especialmente entre niños y adolescentes), sino que fomenta el microtráfico. Con una popularidad del 60%, este autodefinido como centro-izquierdista pero que llegó al poder con el espaldarazo de la derecha, empieza a aplicar medidas conservadoras en todos los ámbitos. Y, frente a la corrupción, tal cual lo había anticipado, apoya irrestrictamente a la Fiscalía que precisamente este jueves asestó un duro golpe: la captura de 30 personas, entre ellas jueces, fiscales delegados y policías por delitos relacionados con el narcotráfico.
3. Los planes de Peña. Hoy cumple cuatro meses el gobierno de Santiago Peña en Paraguay. Economista y exministro de Hacienda, es uno de los presidentes más jóvenes de la región y si bien es la continuidad de los ‘colorados’ en el poder tiene como gran reto demostrar independencia frente a su mentor político (el expresidente Horacio Cartes) para cumplir con una de sus mayores promesas de campaña: combatir la corrupción. Precisamente ese exmandatario está sancionado por Estados Unidos por presuntamente haber cometido ese delito. Con una economía estable y en crecimiento, Peña ha enfocado las primeras semanas de gestión a implementar políticas en pro de los más vulnerables y, en el Congreso, logró que avalaran la Superintendencia de Jubilaciones y Pensiones que presentó. Con la hegemonía del Partido Colorado (siete décadas), que según analistas ha facilitado negociaciones turbias de varios gobiernos, se espera que Peña con su gestión sea la reingeniería que necesita la derecha paraguaya.
4. Las ‘jugadas’ de Maduro. Con el ojo en el 2024 y ante la presión de la comunidad internacional, especialmente de Estados Unidos, que lo llevó a reinstalar el diálogo con la mesa opositora, donde a ‘regañadientes’ aceptó convocar a elecciones presidenciales (sin fecha establecida) y que la oposición realizara primarias, el presidente venezolano Nicolás Maduro reactivó la vieja disputa territorial con Guyana por el rico territorio del Esequibo. Con sus detractores cerrando filas tras María Corina Machado, también se vio forzado a revisar las inhabilitaciones políticas a los líderes de la oposición, pero estableciendo que deben ser ellos los que soliciten ese proceso a más tardar este viernes 15 de diciembre. Machado y los dirigentes en el exilio no lo harán aduciendo que nunca han sido notificados y, por tanto, objeto de ese impedimento injustificado. Entre tanto, y aduciendo que el ‘imperio yanqui’ quiere apoderarse del petróleo que hay en las aguas del Esequibo, realizó un referendo para reclamar la soberanía del mismo y desconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia donde esta disputa territorial de vieja data se encuentra, a petición del gobierno de Georgetown. Con su diatriba amenazadora generó un pico de tensión y ante las reiteradas advertencias internacionales accedió a un encuentro cara a cara con su par guyanés, Irfaan Ali, este jueves en San Vicente y Granadinas. Con la mediación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños encabezada por el brasileño Lula da Silva, se mostró dispuesto a dialogar, más no a ceder.
5. Chilenos, por nueva Constitución. Este domingo están convocados los chilenos a votar, una vez más por un texto constitucional para poner fin a la que rige desde la época de Augusto Pinochet. La mayoría de las encuestas, en veda electoral desde el 2 de este mes, señalan que ganaría el voto en contra de esta nueva propuesta elaborada por una Convención Constituyente de mayoría derechista. Es la última oportunidad, según el presidente izquierdista Gabriel Boric, de que se doten de una nueva Carta Magna.