INDEPENDIENTEMENTE de la decisión que tomen los jurados en el juicio al expresidente y candidato republicano, Donald Trump, se dan por descontado dos hechos: el veredicto sacudirá a Estados Unidos, en plena campaña presidencial y no impedirá que el magnate siga en la carrera por la Casa Blanca.
Los doce integrantes del jurado, escogidos minuciosamente para tratar de garantizar imparcialidad o juicios de valor sobre el acusado, deliberan desde este miércoles para determinar solo una cosa: si Trump es culpable o no de presunta falsificación contable. La presunta relación suya con la exactriz porno “Stormy Daniels” o la legalidad del pago que el abogado y otrora incondicional del expresidente. Michael Cohen, le hiciera por USD 130.000 para que no hablara sobre la misma -que habría tenido lugar en 2006- están por fuera de consideración. Sin embargo, son el génesis de la causa penal contra el exmandatario.
Como se sabe, fue Cohen quién bajo la lupa del fiscal especial Robert Mueller en una investigación sobre presunta colusión entre Rusia y el equipo de Trump, en la campaña electoral de 2016, admitió y fue condenado por tres delitos: evasión fiscal, violación de topes financieros de campaña y mentir al Congreso. En sorpresivo acuerdo con ese funcionario judicial, se convirtió en su ‘testigo estrella’ contra el expresidente, saltando de ‘lealtad plena’ -como lo expresó el abogado en varias ocasiones, al punto que en una de ellas se dijo dispuesto a recibir una bala por el líder político- a denuncias de actuaciones irregulares del hoy candidato y que, dieron pie para abrirle tres procesos, entre ellos éste en Nueva York.
Trump tiene otros casos judiciales pendientes por presunta negligencia en el uso de papeles confidenciales después de que se encontrasen numerosas cajas en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, (aunque a Biden también se le encontraron en vivienda y oficinas documentos clasificados) así como por sus intentos de interferir en las elecciones presidenciales de 2020.
Con un mensaje claro sobre que “deben dejar de lado cualquier opinión personal que tengan a favor o en contra del acusado”, el juez Juan Merchan ‘despachó’ a los siete hombres y cinco mujeres (todos residentes en Manhattan) que deben emitir un veredicto unánime de ‘culpable’ o no culpable’ y, si no logran acuerdo, el proceso se declarará nulo.
Merchan también les explicó que para el debate y toma de decisión pueden basarse en la ley sobre financiación de campañas electorales, en la legislación sobre registros comerciales y/o en las normas tributarias, según informó la cadena NBC News.
A Trump le imputaron 34 cargos por presunta alteración de registros comerciales en una trama para ocultar el pago a Daniels, que lo hizo Cohen y cuyo reembolso él lo camufló en las cuentas de una de las empresas de la Organización Trump.
La acusación alega fraude electoral, al considerar que los USD 130.000 que permitieron ocultar información a los votantes constituyen un gasto ilegal de campaña. Según John Coffee, profesor de Derecho de la Universidad de Columbia, ese argumento probablemente "desconcierte a algunos jurados".
Como era de esperarse, en su primer día de deliberaciones no se llegó a veredicto alguno y lograrlo puede tardar hasta semanas. Los jurados no tienen límite de tiempo para emitir una decisión o declararse ‘estancados’.
Para declarar a un acusado culpable en lo penal, la ley estadounidense exige a los jurados estar convencidos más allá de toda duda razonable. Por tanto, es suficiente con que uno solo de los jurados se rehúse a condenar a Trump para dar la victoria a la defensa.
Cuenta regresiva
En tiempo récord, tan solo 45 días, se surtió este juicio penal a Trump. El 15 de abril empezó con la escogencia de los jurados y en tan solo cinco semanas se cumplieron los testimonios de 20 testigos y los alegatos de las partes para llegar al inicio de la deliberación del jurado, este miércoles, donde está el foco político y mediático.
Trump que puntualmente asistió todos los días al juicio y que pese a la orden de silencio hizo varias declaraciones públicas, reiteró que tanto éste como los otros procesos en su contra son una “cacería de brujas”, calificó la situación como “muy vergonzosa” para el país porque “todos los cargos están amañados”.
Y aunque el veredicto, sea cual sea, si bien tendrá un impacto enorme en el país inmerso en la campaña por la presidencia, Trump mantendrá firme aspiración de volver a la Casa Blanca y confiado en que no impacte a sus electores, que de antemano mayoritariamente se han identificado con sus argumentos.
En caso de ser declarado culpable, el candidato republicano de 77 años podrá apelar y, de todas formas, disputar ante el presidente demócrata Joe Biden las elecciones de noviembre, que tiene como antesala dos debates televisivos programados (el 27 de junio en CNN y el 10 de septiembre en ABC News).
A propósito de estos cara a cara, el candidato presidencial, Robert F. Kennedy Jr. interpuso un reclamo ante el organismo de supervisión electoral acusando a la cadena CNN de confabularse con los otros aspirantes para excluirlo del primer debate televisado.
En el escenario de culpabilidad, el expresidente podría ir a prisión. Pero no corresponde al jurado, sino al juez Juan Merchan, fijar la pena unas semanas más tarde.
La falsificación de documentos contables se castiga con hasta cuatro años en el estado de Nueva York, pero los expertos consideran improbable esa pena para alguien sin antecedentes penales.
El juez puede considerar una pena alternativa como el servicio comunitario o una multa. En cualquier caso Trump, podrá apelar y así evitar la prisión.
De darse la condena, que sería la primera en la historia a un expresidente de Estados Unidos, no le impediría ni seguir en la contienda presidencial, ni ejercer el poder si gana el 5 de noviembre al candidato-presidente, el demócrata Joe Biden.
La razón es sencilla: La Constitución de Estados Unidos establece solo tres condiciones para que una persona pueda ser presidente: haber nacido en Estados Unidos, haber residido en el país al menos 14 años y ser mayor de 35 años.
Recientemente los abogados Rafael Penalver (constitucionalista) y Richard L. Hasen (experto en derecho electoral y profesor de la UCLA) así lo expresaron a CNN, enfatizando que los tribunales no han resuelto completamente la cuestión de si una condena será un impedimento para ser candidato presidencial.
Recordaron, que en se han dado casos de convictos por cargos federales que así lo hicieron e, incluso, uno de ellos tuvo éxito. Se trató de Eugene Debs, un candidato socialista a la Casa Blanca a principios del siglo XX, quién obtuvo más de 900.000 votos en una campaña presidencial en 1920 que llevó a cabo mientras estaba encarcelado por una condena de espionaje.
“La Constitución tiene muy pocos requisitos para ejercer como presidente, como tener al menos 35 años de edad. No impide que nadie acusado, condenado, o incluso encarcelado, se postule como presidente y gane la presidencia”, expresó Hasen, al tiempo que agregó que “Trump todavía tiene un camino para servir como presidente si gana” el duelo de las urnas.
El otro escenario es que haya consenso de los jurados para declararlo ‘no culpable’, lo que evidenciaría que no convencieron los argumentos de la Fiscalía para probar el delito en cuestión (falsificación de documentos contables).
Y un último escenario posible es que los 12 jurados expidan una constancia de desacuerdo con lo que el juicio sería declarado nulo y Donald Trump podría cantar victoria. Aunque ésta solo sería temporal pues se realizaría otro juicio, salvo que la fiscalía de Manhattan retire los cargos.
De ocurrir esto, queda por definir la fecha para el nuevo proceso y si éste podría realizarse antes de la elección presidencial del 5 de noviembre.
Por ahora, arrancaron las deliberaciones del jurado y se desconoce el tiempo que les llevará alcanzar un veredicto que, de antemano, tendrá gran resonancia mediática, mientras que a nivel político no modificaría el escenario para noviembre: el reeditado duelo entre Biden y Trump.