Omar Franco, exdirector del IDEAM y consultor en cambio climático y riesgo, en conversación con EL NUEVO SIGLO explicó cómo garantizar el suministro de agua para Bogotá y la sabana, más allá de la situación que está viviendo en estos momentos Bogotá por la emergencia del fenómeno del niño.
FRANCO CREE que las medidas de uso racional y el esfuerzo en manejar la cantidad de agua que tenemos, deben ser mucho más decididas, fuertes y radicales. Asimismo, indicó que, se debe insistir en todo lo relacionado con los sistemas de abastecimiento de agua potable para los municipios en donde deben estar restringidos, manejados y administrados de forma eficiente solamente para consumo, adicional a esto resaltó que el tema de racionamiento en términos de oferta hídrica para los acueductos, tiene que empezar a ser revisado con mayor precisión.
“A pesar de registrar algunas precipitaciones como las que estamos empezando a ver, no van a ser suficientes para restablecer rápidamente el sistema, entonces, eso quiere decir que, todas las autoridades tendrán que implementar la mayor cantidad de acciones posibles para administrar el recurso que se tiene”, añadió el experto.
El panorama ha sido un tanto desolador y hasta angustioso para los ciudadanos, por lo que surge la duda de si faltó planificación en Bogotá para afrontar dicha circunstancia. Ante eso el experto asegura que, “se subestimó de alguna manera los efectos de la condición climática”.
Según explicó, lo que han dicho los modelos meteorológicos es que un fenómeno de variedad climática opuesto al que tenemos, que es la niña, estará instalado en el país sobre los meses de octubre y noviembre, por lo que el experto refuta los anuncios que hicieron sobre que salíamos de un Niño y entrabamos a una Niña, pues asegura que esa condición no iba a ocurrir de forma inmediata, porque tardan tiempo en instalarse esos sus fenómenos (más o menos cinco meses).
“Lo que pretendieron fue solo salir a decir que después del Niño venía la Niña, entonces todo el mundo bajo la guardia. La lluvia que estaban esperando que llegara es la climatología normal del país, que es abril y mayo del primer semestre en lo que tiene que ver con los departamentos de la región andina”, comentó.
Demanda de agua
Algunos expertos señalan que no se calculó bien el aumento de la demanda de agua, esto con relación a mayor urbanización y el alejamiento de la frontera agrícola hacia la periferia de Cundinamarca.
Con relación al tema de la oferta hídrica, el exdirector del Ideam, cree que puede ser suficiente si se hace un análisis juicioso, asociado a cómo regulamos y administramos el recurso versus la demanda.
Por lo que dijo que “lo que tenemos que buscar es la manera, de que quien administre el recurso tenga la capacidad clara de regular y de entender ese flujo entre oferta y demanda. Lo que no estamos haciendo es una administración eficiente y eficaz. Somos una sociedad que ha sido educada en la suficiencia del recurso y no en la escasez del mismo, luego todas nuestras acciones están pensadas en que creemos que tenemos mucha agua”.
Por otro lado, Franco manifestó que él país debe hacer un análisis de la oferta hídrica subterránea que tiene, pues para él, Colombia frente a un fenómeno como el que está viviendo, tiene una deuda histórica con el conocimiento social, ya que el experto asegura que hay territorios que tienen un potencial enorme en donde se podría tener el recurso disponible para momentos como estos.
“No conocemos más allá del 17 % o 18 % del agua superficial del país en términos de oferta y, ¿quién debería estar supliendo las necesidades actuales de la oferta de agua superficial en este momento?, pues el recurso de agua subterránea, entendiendo como una alternativa temporal transitoria, entre tanto tenemos problemas de déficit de aguas superficiales”, explicó.
Nuevas posibilidades
La secretaria de Ambiente de Bogotá dijo hace días que no tenía mucho sentido hacer un embalse de Chingaza II, una teoría que el exdirector del Ideam compartió, basado en el marco de lo que decía la tercera comunicación de cambio climático del país, en el que señalaba que entre el 2011 y el 2040 se podía registrar una disminución de precipitaciones de manera importante en la región.
“Creo que la discusión está en poder colocar en términos claros la oferta que se tiene, la administración del recurso hídrico, el cómo estamos administrando la oferta que tenemos y empezar a contribuir de forma decidida en un uso mucho más eficiente del recurso, hasta de alguna manera evaluar y valorar, no sé si Chingaza II, o la optimización de lo que ya se tiene actualmente”, mencionó.
Previo a ello, el exdirector del Ideam enfatizó que es una variable que se podría llegar a pensar, pero que no soluciona el problema actual que se evidencia en la capital del país y sus alrededores, “si Chingaza II lo inauguramos hoy o mañana solucionaría el problema del desabastecimiento, pero es que para tener dicho embalse faltan 10, 15 o 20 años para poderlo concebir, entonces, eso no nos va a solucionar la problemática. Creo que para poner en debate público Chingaza II, primero debemos mirar qué tenemos ya construido”.
Otra posible solución frente a la problemática del agua que tiene no solo Bogotá, sino Colombia, fue planteada por el meteorólogo Max Henríquez, quien manifestó que el bombardeo de nubes era una opción viable, misma en la que difirió Ómar Franco, pues para él, es una inversión no solo de recursos, sino también, en términos de infraestructura, de la capacidad operativa logística y de análisis y estudios que no están listos.
“Eso no escoger un avión e ir a lanzar los insumos químicos. Eso tiene una planeación, una programación, un alistamiento y un sinnúmero de variables, así que, venir a acuñar ese concepto en medio de esta crisis, pues puede sonar válido, porque en Colombia estamos acostumbrados a hablar sobre contingencias y no sobre elementos de planeación estructurados como el hecho mismo de haber anunciado un Niño en junio del año pasado, posteriormente, se declaró en noviembre y todavía la gente hoy se sorprende”.
Para el experto, hablar de bombardeo de nubes puede ser enviarle al país una señal de solución, pero el exdirector considera que ese no es el mejor camino, esto bajo la luz de los costos, procesos operativos y de planeación que son importantes.
“Creo que puede ser válido el comentario desde el punto de vista técnico, pero contingente no lo estimo pertinente por ahora. Lo que sí veo basado en la experiencia de quienes hemos administrado el recurso hídrico y sabemos cómo se administra este tipo de recursos, lo que tenemos que hacer una contingencia real estructurada sobre la oferta de agua disponible y sobre esta tomar las medidas radicales que se tienen que tomar hasta tanto potencialmente las precipitaciones puedan de alguna manera aliviar la condición”.
Aguas subterráneas
Tunja, además del embalse Teatinos, tiene un paquete de pozos de agua profunda que le permiten suplir una crisis como la que tiene actualmente el país. Sincelejo, por su parte, se abastece de agua subterránea y un sinnúmero de ciudades más de Colombia, tienen unas alternativas importantes de análisis de agua, las cuales potencialmente pueden ir sobre aguando una condición como esta, pero lamentablemente no se conoce estructuralmente la cantidad de agua subterránea que se tiene y de qué manera podemos usarla eficientemente. “El país tiene una deuda histórica en inversión y en infraestructura de agua subterránea”, resaltó Ómar Franco.