Un año atrás, por primera vez en la historia del país, los colombianos no pudieron participar presencialmente de los actos litúrgicos de la Semana Santa, sin duda la principal celebración de la religión católica, mayoritaria en nuestra nación. No hubo procesiones, los templos fueron cerrados y la feligresía tuvo que acudir a la televisión, las redes sociales y los medios de comunicación locales e incluso barriales para poder seguir, encerrados en sus hogares, las liturgias y demás ritos centrales de la llamada Semana Mayor.
Por entonces estaba vigente la cuarentena inicial decretada por el Gobierno nacional para tratar de contener la expansión de la pandemia del covid-19, cuyo primer caso se detectó en Bogotá a comienzos de marzo.
En todo el planeta ocurrió algo similar, dado que el cristianismo es la confesión religiosa más extendida a nivel mundial. La imagen del papa Francisco celebrando casi solo el Viacrucis, con una Plaza de San Pedro desolada, y en medio de un ambiente lúgubre e incierto por la inédita y dramática coyuntura sanitaria, quedará grabada para siempre en la memoria de los católicos.
Este año, la situación es distinta pero la pandemia se mantiene como la principal amenaza. Tras sufrir dos picos epidemiológicos, en julio-agosto de 2020 y enero de 2021, la tasa de contagios y decesos por covid-19 ha bajado en las últimas ocho semanas, pero el riesgo de una tercera ola sigue presente. De hecho, el estado de emergencia sanitaria fue extendido por el gobierno Duque hasta mayo, manteniendo la prohibición de aglomeraciones y situaciones de riesgo de infección.
Siendo claro que la indisciplina social y el relajamiento de las medidas de bioseguridad en las festividades de diciembre y de cambio de año fueron causa principal del crítico pico de muertes y contagios en enero, todas las alertas están prendidas para que la Semana Santa, que combina un flujo importante de fieles a las iglesias y procesiones, así como una temporada vacacional y turística, no se convierta en un disparador de la pandemia. Y menos ahora, cuando desde mediados de febrero comenzó la vacunación contra el coronavirus en Colombia pero apenas han cumplido este proceso un millón de personas de los 35 millones requeridos para alcanzar la llamada “inmunidad de rebaño”.
Aunque el Vaticano y la Conferencia Episcopal ya señalaron que la virtualidad debe mantenerse lo más posible en las celebraciones de Semana Santa, en cada ciudad o municipio la jerarquía católica y las autoridades civiles están acordando de manera puntual las restricciones a aplicar.
EL NUEVO SIGLO presenta aquí un panorama de cómo se celebrará la Semana Mayor en todo el país, que tendrá lugar desde el 28 de marzo hasta el 4 de abril.
Bogotá
El lunes pasado, tras una reunión entre el arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, y la alcaldesa Claudia López, se acordó lo relativo a la Semana Mayor en la capital del país.
En primer lugar, se mantendrán al máximo las medidas de bioseguridad dentro de las celebraciones litúrgicas. En las iglesias habrá ceremonias pero “únicamente se realizarán celebraciones conservando el aforo permitido en este momento. Para evitar aglomeraciones, parroquias y centros de cultos programarán más celebraciones y así evitar reuniones demasiado concurridas”.
Lo más importante es que dadas las circunstancias epidemiológicas no se realizarán procesiones, no habrá Lavatorio de los Pies ni Monumento el Jueves Santo. Tampoco se llevará a cabo la procesión del Viacrucis con participación de los fieles.
A ello se suma que el camino al Santuario de Monserrate estará cerrado dado que suele concentrar a muchas personas que suben a pie. Es imposible garantizar aquí el distanciamiento social y otras normas de bioseguridad. Lo que sí estará habilitado son los servicios de funicular y teleférico, pero con control de aforo.
La invitación general tanto de la Iglesia como de la Alcaldía es que los fieles pueden participar de los ritos católicos desde sus propios hogares. Para ello la Arquidiócesis transmitirá las ceremonias presididas por monseñor Rueda Aparicio a través del Canal RCN y Canal Capital.
Popayán
Sin duda alguna, la celebración de la Semana Santa en la capital del Cauca es una de las más emblemáticas a nivel nacional. Ya se anunció el lunes pasado, por parte de la Fundación Junta Permanente Pro-Semana Santa, que este año no habrá tampoco las tradicionales procesiones, como ocurrió en 2020, pese a que atraen a miles de turistas.
El resto de las ceremonias se realizarán combinando la virtualidad con algunos actos presenciales en las iglesias, pero con limitación de asistencia, obligatoriedad del tapabocas y distanciamiento social. Esas reglas imperarán para actividades como El Pregón o la Misa del Carguero. Otras actividades masivas, como la feria de artesanos, tampoco se llevarán a cabo.
Las Lajas
Otra de las más tradicionales celebraciones católicas se da en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Las Lajas, icónico templo y basílica ubicado en Ipiales (Nariño). Inicialmente se informó que estaría cerrado pero el obispo de la diócesis, monseñor Saúl Grisales, dijo que estará abierto, con limitaciones de aforo y los protocolos de bioseguridad. Eso sí, no habrá procesiones.
Milagroso de Buga
Uno de los sitios más visitados durante los días santos siempre es la Basílica Menor del Señor de los Milagros, en este municipio del Valle. Ya se informó que este año podrían asistir a las celebraciones de la Semana Santa apenas 350 personas, que deben inscribirse previamente y guardar los protocolos de bioseguridad. Como en toda la nación, las procesiones estarán prohibidas.
El resto del país
Como se dijo, en general se permitirá que las iglesias funcionen con limitaciones de aforo entre el 30 y 50%, evitando al máximo el contacto físico entre los fieles o de estos con los sacerdotes. Nada de aglomeraciones. La orden general es restringir procesiones, lo que no impide que en los templos sí se puedan realizar viacrucis cortos, con el sacerdote y quienes cargan las imágenes sagradas. Los fieles deben quedarse en sus respectivos asientos. No se permitirá personas de pie.
También se pidió a la Fuerza Pública acompañar todos los actos litúrgicos para evitar aglomeraciones o llamar la atención a quienes no usen el tapabocas o desconozcan las medidas de bioseguridad.
No se descarta que algunos alcaldes decreten toques de queda o incluso medidas de ‘pico y cédula’ para controlar flujo de feligreses o turistas.
Evitar aglomeraciones: Minsalud
El titular de la cartera de Salud, Fernando Ruiz, indicó el lunes pasado que de cara a la Semana Santa el reto está en evitar aglomeraciones. En ese orden de ideas, sostuvo que la instrucción gubernamental es mantener las medidas de bioseguridad y los protocolos para garantizar que no haya contactos estrechos, dado que la pandemia sigue vigente.
Ruiz advirtió que aunque hay una tendencia a la baja en el número de casos y decesos por covid-19, varias ciudades reportan incrementos epidemiológicos.
El Ministro explicó que en sus conversaciones con la Conferencia Episcopal el acuerdo al que se llegó es el de no cerrar las actividades de culto, pero sí evitar las tradicionales procesiones, que son las que más generan aglomeraciones y, por ende, contactos más estrechos.
Advirtió que si eventualmente en algunas ciudades se registra un incremento de contagios se entrará a dialogar con los alcaldes para fijar, por ejemplo, toques de queda.
En cuanto al turismo, que también se incrementa para esta época, Ruiz explicó que las actividades de este tipo no han representado un factor de contagio importante. "Ciudades como Cartagena, San Andrés, Santa Marta, han podido soportar el turismo ordenado", agregó.