EL NUEVO SIGLO: ¿Cuáles son los primeros grandes retos que usted considera enfrentará el presidente Duque en seguridad?
JOHN MARULANDA: El primero y más importante es el diseño y aplicación de una estrategia exitosa para contener, inicialmente, y reducir los cultivos ilícitos de hoja de coca, que son el problema estratégico de seguridad más grande que tiene Colombia, el principal productor de cocaína en el mundo.
Creo que este es el hueso más duro de roer que va a tener el presidente Iván Duque porque de él se derivan todos los demás. Se deriva el fortalecimiento de las disidencias de las Farc, el fortalecimiento del Eln, el renacimiento del Epl y por supuesto la estructuración de nuevos grupos delincuenciales dedicados al narcotráfico.
De eso también se deriva la inseguridad urbana en las principales ciudades del país, el fenómeno del microtráfico con todas sus secuelas de inseguridad, muerte y violencia en las diferentes áreas de las principales capitales, y por supuesto la corrupción que está también muy ligada a todo este dinero fácil del narcotráfico.
Y esa estrategia tiene que empezar por coordinarse con el nuevo gobierno mexicano, el de López Obrador, todas las acciones conjuntas que se puedan hacer, porque los carteles mexicanos son la demostración de lo más depurado del crimen organizado trasnacional y están actuando con la materia prima que provee Colombia, y hay una íntima relación entre esos dos países en ese aspecto del narcotráfico.
Además, hay otro fenómeno también colateral, y es que en México en menos de nueve años han desaparecido 25 mil colombianos. Luego la estrategia empieza también por hablar con México, con López Obrador, y ver cómo entre los dos países van a tratar de lidiar con este problema.
ENS: Partiendo de la proximidad ideológica de Duque con Uribe, ¿cree en la posibilidad de en su gobierno ver una segunda etapa de la política de Seguridad Democrática?
JM: La Seguridad Democrática a pesar de sus críticos, en realidad estuvo en un momento coyuntural como la salvadora del país, que acuérdense que en Estados Unidos se decía, que Colombia tenía la mitad de su territorio cooptado por los grupos armados irregulares ilegales.
Esa seguridad democrática en ese momento fue efectiva, qué tanto lo sea ahora, hay que cuestionarlo, porque lo que estamos viendo ahora es un crimen organizado trasnacional muy refinado, moviendo gran cantidad de capitales a través de las diferentes redes, interconectado con tecnología de punta. Es decir, el contexto en el cual se está moviendo el narcotráfico hoy en día es diferente al contexto en el cual se aplicó la doctrina de seguridad del presidente Uribe.
Esto va a obligar a que el nuevo Presidente con su equipo de asesores, como lo dije al principio, diseñe una estrategia que demuestre ser efectiva, porque ya los Estados Unidos también le están pidiendo que acabe con esta estrategia del presidente Santos que fue desastrosa en seguridad y que ponga una nueva a ver si funciona.
ENS: ¿Qué decir de los GAO, el Eln y las disidencias de las Farc?
JM: Eso también forma parte del problema del narcotráfico, este gobierno con algunas entidades, alguna ONG, que se han llamado analistas del conflicto, han decidido darle unos nombres diferentes a todas estas organizaciones, eso es puro y llanamente narcotráfico, y a ese narcotráfico hay que combatirlo en este momento con la fuerza del Estado. No se entiende que este gobierno esté afanado por firmar un acuerdo de cese bilateral del fuego con el Eln, que está participando en asesinatos y en masacres como la que vimos en Hacarí o con la muerte de nuestros soldados y policías, como vimos en el Cauca y en el Catatumbo.
Soy de los que cree que se debe adoptar una estrategia fuerte de combate directo con todo el peso de la ley y de la legalidad en contra de estas organizaciones. Paralelamente con unas estrategias: remplazo de cultivos, fumigación aérea, fumigación terrestre, erradicación y ayudas comunitarias en las zonas en donde esté el origen de todo este problema.