El riesgo de los Ángeles de la Calle para atender a 6.000 personas | El Nuevo Siglo
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Sábado, 18 de Abril de 2020
Redacción Bogotá
Diariamente, alrededor de 500 Ángeles de la Calle arriesgan su salud durante la cuarentena para que 6.000 personas que decidieron habitar este espacio tengan condiciones de vida dignas

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Una calle sin gente, sin vida, sin movimiento. Los monumentos y el patrimonio sin admiradores, los parques sin niños que jueguen, las panaderías o tiendas de barrio cerradas, y los habitantes de calle sin personas a quiénes pedirles una moneda o una hogaza de pan.

Un día, Bogotá era una ciudad colmada tanto de gente como de ruido, al día siguiente dejó de serla y se convirtió, de un momento a otro, en una ciudad fantasma que redujo su afluencia de transeúntes a menos del mínimo.

¿Cómo vivió esta transformación una persona que está completamente desconectada de la coyuntura nacional (mucho menos mundial), o qué incluso está desconectado de la realidad misma, pues años de vida en la calle se tradujeron en alguna forma de enfermedad mental (el 40% de los habitantes de calle padece algún cuadro psiquiátrico)?

Para la mayoría de los habitantes de calle, el Covid-19 llegó a su realidad por pura y física observación: ya no había gente en la calle, ya no había a quién pedirle una moneda o un vaso de agua. Ha pasado un mes desde que comenzó esta situación y a la fecha, no se han registrado casos de Covid-19 en habitantes de calle y todavía no se han presentado casos de fallecidos por inanición o frío (aunque sí han habido varias muertes violentas), ¿Cómo ha sido atendida esta población y qué rol han jugado los Ángeles de Calle en toda esta crisis?

 

Un proceso de convencimiento

Para atender esta compleja situación que representaba para el Distrito una población que vive en un mundo hostil y ajeno a Wuhan, a Italia y a las fosas comunes de Nueva York, los Ángeles de la Calle (antes denominados Ángeles Azules), tuvieron que comenzar su tarea por convencer a estas personas, a que se resguardaran en alguna de las facilidades que les ofrecía el Distrito.

“Desde el primero de marzo tuvimos que comenzar haciendo un ejercicio de sensibilización en el que nosotros les pedimos que se sumaran a nuestros servicios, pues lo más probable es que llegaría una enfermedad muy peligrosa que iba a cambiar las dinámicas de Bogotá. Por ahí tuvimos que comenzar”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Daniel Mora Ávila, subdirector para la Adultez de la Secretaría de Integración Social.

Con este ejercicio, Integración Social logró convencer alrededor de 1.200 habitantes de calle que ya suman cuatro semanas encerrados en cuarentena, distribuidos en los 11 centros de atención que tiene la Alcaldía para atender a esta población.

El Idipron, que tiene por su cuenta cinco hogares para población menor, logró captar alrededor de 500 personas, por lo que hoy en Bogotá hay 1.700 habitantes de calle resguardados en facilidades del Distrito, mientras la cuarentena se sostenga.

El problema es que en la ciudad de Bogotá, de acuerdo con el último censo de 2017, hay 9.538 habitantes de calle, lo que significa que están por fuera de la protección de cualquier forma de acogida distrital, alrededor de 6.000 habitantes de calle (muchos de los mismos alcanzaron a migrar a pie a otros municipios y ciudades en la primera semana de cuarentena).

Estas son personas que decidieron seguir deambulando; decidieron seguir su rutina itinerante, ya fuera por su fármaco dependencia o simplemente porque han vivido toda su vida, 20, 30 años en las calles, y no sabrían cómo vivir de otra forma. Entonces, ¿qué hacer con esta población flotante que depende de la droga y de la caridad de las personas que han aprendido a ignorarlos sin mucho esfuerzo.

 

“Quédate en tu cambuche”

La estrategia de la Alcaldía Mayor, para la cual el trabajo que vienen desarrollando los Ángeles de Calle ha sido clave, fue la siguiente:

Así como la gente de todos los estratos debe guardar su confinamiento en su casa o apartamento, “nosotros le dijimos a la ciudadanía habitante de calle que no quiso acompañarnos a nuestros centros, que se encerrara en sus cambuches, se mantuviera en sus lugares de mayor presencia, lo más cercano a su dirección habitual y nosotros estamos llevándoles alimento, elementos de bioseguridad, ropa y sobre todo, haciendo evaluaciones de síntomas de cualquiera de las enfermedades que tenemos que reportar para que sean atendidos por la salud”, precisó Mora Ávila.

Propiciando espacios para que se puedan bañar, cambiar de ropa y tener un alimento caliente, este es un trabajo que desde el 20 de marzo se ha hecho de manera permanente, en donde los Ángeles de la Secretaría se están desplazando a lugares con mayor presencia de habitantes de calles, para llevarles las ayudas y hacer jornadas de autocuidado en las cuales les han explicado cómo cuidarse de esta peligrosa enfermedad, que es como han sabido entender el Covid-19.

“Nosotros en Colombia tenemos dos sentencias de la Corte que nos impiden, contra su voluntad, a un ciudadano habitante de calle, trasladarlo. Inclusive, así este enfermo o exaltado por el consumo, estas sentencias, la 040 y la 043 nos impiden eso”, aclaró Mora a este respecto.

 

Bogotá solidaria en casa no aplica

Por último, es clave aclarar que todas las ayudas que se han focalizado a través de Bogotá solidaria en casa no se han empleado para atender a esta población. ¿Por qué? Porque este sistema materializa ayudas en bonos, mercados y transferencias monetarias, y ninguna de estas opciones se ajusta a las necesidades que tienen los habitantes de calle.

“Si nosotros les entregamos mercados o les hacemos transferencias económicas, lo que estamos haciendo es entregarles cosas para que vayan a las ollas y los cambien por droga. Tampoco tienen estufa para cocinar o la suficiente higiene para manipular alimentos. Con esto se corre el riego de que caigan en narco menudeo. Lo que estamos haciendo es llevarles comida caliente para que la consuman al frente de nosotros, y que se bañen y cambien con elementos de bioseguridad”, precisó.

Así mismo, añadió que, “lo que nosotros, desde Integración Social e Idripon estamos destinando de presupuesto, es lo que está destinado de los proyectos que ya estaban formulados en el marco del Plan de Desarrollo que está terminando”, finalizó diciendo.

Con los Ángeles de Calle siendo los ojos y oídos para rescatar a los habitantes de estos espacios, actualmente hay 6 hogares de paso, un centro transitorio, tres comunidades de vida y un centro de alta dependencia funcional. Otros cinco hogares para población menor son coordinados y manejados por el Idipron, para un total de 16 centros, que no han dejado de funcionar.