La Chinita recuperó su tejido social | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 23 de Enero de 2019
Redacción Nacional

La comunidad del corregimiento La Chinita, de San José de Apartadó, en el Urabá antioqueño, no olvida la masacre que ocurrió hace 25 años y que cobró la vida de 35 personas, pero hoy goza de la reconstrucción del tejido social.

A esta fecha sus habitantes recuerdan la incursión del 23 de enero de 1994 por un grupo armado al margen dela ley, que se convirtió en una de las más graves masacres en la historia del conflicto armado.

Hoy, gracias a la Justicia Transicional, sus habitantes trabajan en la consolidación de nuevos escenarios y oportunidades incluyentes a través del Plan de Reparación Colectiva.

Justamente este miércoles, al conmemorarse un aniversario más de esta tragedia, se realizaron varios actos conmemorativos, uno de ellos fue el conversatorio ‘La Chinita 25 años después’ en el Barrio Obrero de Apartadó, y la entrega a la comunidad del parque ‘Sendero de la Reparación Colectiva’.

El director de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, Ramón Rodríguez, explicó que hasta el momento se han invertido más de $300 millones para reparación colectiva, y $174 mil millones en reparación individual para 24 mil personas en esta región.

Además, destacó la importancia de la conmemoración de esta fecha para avanzar en obras de reparación al servicio de la comunidad. “Para Unidad es una oportunidad para trabajar con las víctimas en todo un proceso de reparación, de garantías de no repetición, de llegarle a la comunidad y poderle repárale en cada una de las fases de la Ley 1448”, explicó.

Desde la creación de la Unidad de Víctimas, se ha alcanzado una ejecución del 52,6% en las 19 medidas de reparación colectiva, incluyendo el acompañamiento de esta conmemoración durante tres años consecutivos en los que se ha fortalecido el empoderamiento de la comunidad.

Además, se reactivaron los clubes juveniles mediante la entrega de dotaciones a 15 de estos establecimientos para el desarrollo de iniciativas artísticas, culturales y deportivas.

De igual manera, se recuperaron las tradiciones y espacios de construcción comunitaria a través del fortalecimiento y conformación del comité de fiestas del colectivo que se realizan cada 8 de febrero.

Asimismo, gracias al apoyo de la Unidad para las víctimas y el PNUD se logró la adecuación y dotación de la caseta comunal en el barrio Obrero. Este ahora cuenta con un espacio digno y renovado, y con la ayuda del Banco Mundial se reactivó la emisora virtual como principal medio de comunicación comunitario de la zona.