La política educativa no es una negociación sindical | El Nuevo Siglo
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Domingo, 5 de Agosto de 2018
Mario F. Hurtado
Necesitamos propender por una educación de calidad, incluyente, equitativa, con derechos, deberes y responsabilidades. Donde se trabaje desde diferentes sectores, y no la actitud cómoda de demandar y no aportar.

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En los momentos de cambio de gobierno aparecen expertos en diferentes temas y sectores a proponer pactos y acuerdos. Lo que ocurre muchas veces es que si esos acuerdos no responden a intereses personales o económicos, automáticamente amenazan con movilizaciones o boicots en contra. Y en el sector educación esa situación no es la excepción.

En un artículo para este mismo medio, hace tres semanas, afirmé que hay que superar en la educación que todo se convierta en un mecanismo de presión sindical casi de chantaje. En la educación básica, Fecode cumple una valiosa labor como gremio, ha logrado mejoras salariales para los docentes y garantías laborales que casi no existen en otros sectores, y menos en la educación privada. Por eso, su trabajo es fundamental. Sin embargo, algo que se enseña en primaria es que tenemos derechos, pero que los derechos conllevan deberes. Algo que muchos gremios olvidan.

Desde el anuncio de la nueva Ministra comenzaron los mensajes, algunos positivos, como el caso de Francisco Cajiao, quien escribió afirmando que admira que la nueva Ministra venga del sector, un pedido durante décadas, que siempre llegaba una persona que desconocía el sistema educativo y nombraba un equipo de confianza que aprendía en el camino, y cuando por fin entendían todo el entramado del sistema, llegaban nuevos cambios. Así, que para algunos el nombramiento de una persona que ya lleva 20 años trabajando en sector fue positivo.

Por el lado opuesto un dirigente sindical de Fecode escribió “El gabinete que desafía a los trabajadores y sus propuestas es recortar lo poco que se ha conseguido…propongamos una Cumbre social”. Esto, sin haber comenzado la labor. En redes sociales se evidenció la bajeza que representan muchas veces las voces anónimas. Atacaron a la persona y su intimidad. Pero sin duda la actitud que más sorprende y extraña es la del pedagogo Julián de Zubiría.

Julián, desde el Instituto Merani, lleva décadas trabajando en el sector. Durante años el colegio que dirige fue una versión en básica de “Ser Pilo Paga”, los estudiantes con mejores resultados académicos de escasos recursos que se consideraban casi s{uper dotados eran los que ingresaban a su institución. Durante mis años como docente de colegio, escuchar sobre el Merani era símbolo de un grupo especial, superdotado, incluso desarrollaron un sistema de enseñanza que incluía materiales de texto propios, que eran muy bien vendidos en colegios a escala nacional. Así llegó con muchas propuestas al Ministerio y ha trabajado en varios proyectos con ellos. El último esfuerzo el programa de los colegios Cohete.

A pesar de su tono conciliador, educativo y respetuoso, en los últimos años desató un malestar con la educación durante el gobierno de Santos. Ha escrito en sus columnas que el gobierno saliente hizo poco, se volvió un crítico acérrimo del programa “Ser Pilo Paga”, desestima el gran plan de infraestructura educativa que desarrolló el gobierno de Santos. A diferencia de antes, hoy todo le parece mal, e inclusive se metió en temas de política.

Antes de las elecciones presidenciales hizo una columna suponiendo que el ex procurador Alejandro Ordoñez caracterizado por su fundamentalismo religioso y sus posiciones conservadoras, sería el Ministro de Educación en caso que ganara Duque. Y logró lo que jamás imaginaría uno que hiciera él. Desinformar, generar pánico, promover las noticias falsas.

Cientos de personas compartían el escrito de De Zubiría, como si fuera cierto, y creyendo porque viene de una pluma que se ha caracterizado por la información con sustento. En algunos sectores se especulaba que estaba en campaña. Lo cierto, es que después del triunfo de Duque y del nombramiento de Angulo como Ministra, envió una carta pública en todo amenazante, desconociendo la fuerte labor que se hizo en el sector durante la administración de Santos y exigiendo un acuerdo nacional que cierra con esta frase “Si, por el contrario, el gobierno y tú deciden continuar con la estigmatización de la universidad pública, los programas de subsidio a la demanda y el abandono de la calidad, de la educación inicial y dejan de lado la necesaria transformación de las Facultades de Educación, te aseguro que serán unos días muy duros para ti, pero especialmente duros para el país, para el desarrollo nacional y las próximas generaciones.”

El debate en educación se debe dar con cifras, con hechos, desconocer la labor de la administración actual no puede depender de si se trabaja ahí, o no, de si se reciben contratos o no. Las últimas administraciones desarrollaron proyectos que nunca se habían hecho, afirmar que fue lo peor, es ser muy subjetivo, decir que se estigmatizó a la educación pública cuando se aumentaron los recursos, es mentiroso, afirmar que el nuevo gobierno no tenía una sola propuesta en educación es desinformar.

Justo hace cuatro meses escribí que la mayoría de los candidatos carecían de propuestas concretas en educación, realizables y funcionales. No fue un solo candidato. Así que el debate debe superar la amenaza y la presión sindical.

(*)Especialista en educación. Twitter: @hurtadobeltran “La opinión del autor no refleja necesariamente la posición del medio y es responsabilidad exclusiva del que la escribe”