Las "Águilas negras", un misterio que crece | El Nuevo Siglo
Foto tomada del New Herald
Martes, 5 de Febrero de 2019
Redacción Nacional

En los últimos 13 años el país ha conocido sobre la supuesta existencia de las autodenominadas ‘Águilas Negras’ por los panfletos amenazantes que han circulado en diferentes regiones contra dirigentes sociales, políticos de izquierda y de sectores alternativos por la labor que adelantan o por su tendencia ideológica.

Lo particular en este caso es que a diferencia de otras organizaciones delincuenciales nada se sabe de quiénes las lideran, su conformación, cómo se financian y si efectivamente ejecutan la violencia que pregonan. Lo único que se colige por el tipo de población que estaría en su radar es que detrás estaría gente de ultraderecha.

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También han sido blanco de las intimidaciones de las supuestas ‘Águilas Negras’, organizaciones de víctimas, defensores de derechos humanos y de reclamantes de tierras, y periodistas, entre otros, y se desconoce si tienen algo que ver con la oleada este año de crímenes de líderes sociales y comunitarios.

Control

En días pasados, a propósito de la nueva oleada de panfletos amenazantes, el director de la Policía Nacional, el general Óscar Atehortúa, dijo que “le hemos pedido a nuestra Inteligencia policial que haga un análisis, con personas expertas, de esta clase de documentos. La primera información que nos entregan es que esos documentos son copiados de documentos que seguramente aparecen en la Internet, en las mismas redes sociales, y que los están tratando de utilizar para amedrentar y amenazar personalidades. No hemos encontrado que haya detrás de ellas un grupo realmente conocido como ‘Águilas Negras’”, explicó.

Las ‘Águilas Negras’ reaparecieron este fin de semana amenazando a los precandidatos a la Alcaldía de Bogotá en los comicios de este año, Claudia López y Antonio Navarro Wolff, (ambos de la Alianza Verde); a los senadores Gustavo Petro (Colombia Humana), Antonio Sanguino (Alianza Verde) e Iván Cepeda (Polo) y a los gestores de paz del Eln Juan Carlos Cuéllar y Eduardo Martínez.

El nombre de ‘Águilas Negras’ se escuchó por primera vez en 2006 por panfletos en la ciudad de Cúcuta y otras regiones de Norte de Santander, aunque su individualización fue difícil porque por esos días circularon versiones acerca de la existencia de águilas de otros colores como Rojas y Doradas.

Las autoridades señalaron que en 2006 el paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, creó un escuadrón de sicarios al que le dio el nombre de Águilas Negras supuestamente para hacer ‘limpieza social’ en Norte de Santander y Nariño.

¿Una fachada?

El exfiscal General Alfonso Gómez Méndez consultado por EL NUEVO SIGLO sobre el misterio de las ‘Águilas Negras’, indicó que “casi siempre ha habido organizaciones criminales que toman siglas, que muchas veces se hacen pasar por Farc, en una época, por grupos guerrilleros o por grupos paramilitares, incluso para distorsionar”.

No obstante, Gómez acentuó que “estamos en mora, el país está en mora, el Estado está en mora de que nuestra Fuerza Pública y los organismos de investigación e inteligencia desenmascaren esto para saber si existen, si no existen, quiénes son los jefes, cuáles sus estructuras”.

Asimismo dijo que “es que las ‘Águilas Negras’ matan a los líderes sociales, hay que saber quiénes son, dónde están, qué hacen, cómo se financian, y esa sí es una función” de los servicios de Inteligencia del Estado y de la Justicia. “Lo que no podemos hacer es repetir la experiencia del 80, cuando frente a las múltiple muertes selectivas que se producían decían que eran las fuerzas oscuras, pero nadie aclaró a esa fuerzas oscuras”, expresó el exfiscal general.

En tanto que Jorge Restrepo, director del Cerac (Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto) dijo a este Diario que hay muy poca información al respecto, “este es un grupo que nunca se ha involucrado en enfrentamientos con la Fuerza Pública o que nunca se ha encontrado una estructura o evidencia que tengan una estructura, así como un cabecilla o líder, o que haya un campamento o que se les encuentre un cargamento de narcóticos”.

Por ello el experto en conflicto consideró que “ese no es un grupo, es más un nombre que adoptaron profesionales de la violencia cuando quieren desviar la atención de lo que hacen. En ese sentido puede ser cualquiera y nadie”.

En tanto que Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), dijo a este Medio “esa es una franquicia que se tiene, es una fachada que utilizan personas, grupos que quieren sembrar terror o amenazar líderes como para producir temor, desplazamiento”.

Añadió que muy ocasionalmente se ven grupos “que dicen que los vestidos de negro, cosas así, pero que tengan campamento, que hayan tenido una permanencia eso no se ha podido verificar”.

Eso, dijo, no hace “que el fenómeno sea menos grave. Implica que un método utilizado en los peores momentos de guerra y de confrontaciones armadas sigue en el arsenal de instrumentos para intervenir en la política y en la vida de las comunidades”

 

¿Guerra psicológica?

Néstor Rosanía, director ejecutivo del Centro de Estudios en Seguridad y Paz dijo a este Medio que casi todos los grupos delincuenciales buscan ejercer un control territorial porque así pueden avanzar en términos operativos en asuntos de su interés como narcotráfico y minería ilegal. Ello ha permitido su individualización por parte de las autoridades, explicó. 

No obstante, en el caso de las ‘Águilas Negras’ “esa ha sido una dificultad, que no hay una cultura campamentaria o que estén peleándose zonas por portafolios de economía ilegal. Pero de las ‘Águilas Negras’ nunca se ha identificado un control territorial, no han tenido combates ni con la Fuerza Pública ni con otros grupos, no hacen presencia en donde están las zonas más importantes cocaleras”.

Agregó Rosanía que lo que sí se ha podido ir identificando es que “una estructura armada como tal no es” y que “los indicios lo que demostrarían es que es la fachada de algunos grupos. Lo que no sabemos es qué tipo de grupos hay ahí” y que “lo que hay es una guerra psicológica de fondo pues siguen utilizando el nombre para poder hacer ese tipo de amenazas”.