Más de 158.000 personas en condición de desplazamiento dejó la violencia ejercida durante los últimos 30 años en la subregión de Montes de María, entre Bolívar y Sucre, según un informe de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).

El presidente de la Comisión de la Verdad, Francisco de Roux, quien estuvo presente en el acto de entrega del informe ‘Montes de María bajo fuego’, señaló que “tenemos la responsabilidad de hacer el esclarecimiento de lo que pasó” en esa región “y contribuir a la dignificación de las víctimas”.

La presencia de grupos criminales en la región (paramilitares y guerrilleros), en complicidad con sectores del Estado colombiano, provocó que campesinos abandonaran 82.600 hectáreas por temor a la violencia, informó Codhes.

Según el informe, “la violencia en los Montes de María fue usada como un recurso para mantener y profundizar la concentración de la tierra y dar paso a un modelo de desarrollo en la región que ha afectado y empobrecido profundamente la vida de los campesinos de la región”.

En el informe se explicó que con el arribo del paramilitarismo a la región en la segunda mitad de la década del 90, comenzaron las masacres y el desplazamiento forzado de campesinos, además de las consecuencias de la persecución violenta contra exguerrilleros y exmilicianos amnistiados, principalmente del Epl. Las Farc se consolidaron militarmente en los Montes de María entre 1987 y 2007, precisó Codhes, violentando a campesinos que trabajaban haciendas en las zonas planas contiguas a la serranía, bajo acusación de que apoyaban al paramilitarismo.

“En particular atacaron con saña de manera sistemática a algunas familias como los Meza, los Méndez y los Teherán”, anotó el informe.

Pero ante el asedio guerrillero y paramilitar, consideró Codhes, el Estado no cumplió con su misión de proteger a la ciudadanía, los campesinos y otros sectores victimizados “masiva y gravemente”, sino que “por el contrario, tuvo responsabilidades directas por acción u omisión ante la campaña violenta emprendida por el paramilitarismo por más de una década, y participaciones cómplices en algunas de las masacres perpetradas”.