Un informe del programa “Bogotá Cómo Vamos” determinó que la capital cuenta con 18.335 recicladores inscritos en el Registro Único de Recicladores de Oficio y tiene 46 organizaciones de estos trabajadores. No obstante, el estudio reconoció que en Bogotá existe una deficiente participación de los ciudadanos para separar los desperdicios en la fuente, una tarea indispensable para que sea posible recuperar mayores cantidades de residuos. 

En este sentido, EL NUEVO SIGLO habló con Nohra Padilla, directora ejecutiva de la Asociación Cooperativa de Recicladores de Bogotá (ARB), y con Angélica León, líder de la Asociación León Verde, segunda generación de recicladores de Bogotá; quienes señalaron las diversas problemáticas que afrontan las asociaciones de este sector y la presunta indiferencia por parte de las autoridades distritales.

Panorama  

La directora de la ARB explicó que los recicladores continúan haciendo recolección del material y entregándolo en bodegas, alimentando así una cadena de valor, que según explica Padilla, está muy desarrollada en el país. No obstante, bajo esa premisa aseveró una serie de aparentes amenazas.

“Tenemos muchas amenazas latentes con el cierre de bodegas por efecto del Plan de Ordenamiento Territorial. Tenemos una competencia desleal expuesta porque las medidas nacionales tenían la obligación de ayudar a parar el trabajo de los recicladores y ayudar a mejorar la organización para conseguir mejores condiciones de vida y de trabajo para superar la vulnerabilidad pero no lo han hecho”, enfatizó.

Por su parte, Angélica León explicó que la reglamentación del reciclaje en Bogotá es ambigua. 

“No tenemos una cultura del reciclaje, así que los volúmenes que hay y que se pueden reciclar son muy bajos en comparación con los que deberían llegar. No hay tanta industria, se ven ciertos monopolios como en el vidrio, puesto que en Bogotá hay una sola empresa que hace la transformación y es quien rigen los precios”, señaló.

Condiciones de vulnerabilidad 

La directora ejecutiva de la ARB afirmó que los recolectores continúan en condiciones de “altísima vulnerabilidad” económica y social. 

“A pesar de que hay muchas organizaciones no funcionan como organizaciones y por lo tanto no pueden contribuir a mejorar las condiciones. Nosotros estamos viendo un oscuro panorama. Las condiciones son las mismas de hace muchos años, nosotros vivimos en un esquema de supervivencia tanto las personas como las organizaciones”, manifestó la líder de ARB.

En este sentido, Nohra Padilla enfatiza en que las asociaciones de reciclaje han sobrevivido a partir del apoyo de grandes empresas. “Las organizaciones poco a poco van avanzando pero las condiciones del orden siguen siendo de alto riesgo”, señaló.

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La importancia de reciclar

La directiva ejecutiva de ARB recordó la importancia de separar los desechos en aras de facilitar la labor de los recicladores.

“Es un trabajo difícil, la gente no separa; entonces nosotros todo lo que rescatamos nos toca recuperarlo de la caneca de la basura, de residuos muy revueltos, ahí se pierde una gran cantidad de material que necesariamente tiene que ir de nuevo al relleno sanitario. Entonces no solamente estamos estancados, sino que más bien estamos retrocediendo”, explicó. 

Agregó que el Distrito “no solamente no aporta sino que los tiene amenazados”.

“La formulación del Plan de Ordenamiento erradica a las bodegas y a las empresas de reciclaje de la ciudad, poniéndonos en unas condiciones de difícil accionar. A la Administración no le importa la ciudad, el medio ambiente ni los recicladores. Les importa empoderar esquemas de negocio altamente rentables en perjuicio de la ciudad”, aseguró.

Producción de basura 

La líder gremial explicó que por efectos de la pandemia, Bogotá ha mantenido una producción de basura más o menos constante.

“Durante los últimos cinco años el crecimiento de la basura ha sido más que todo en el reciclaje, es decir, salen muchos más residuos reciclables que los residuos que van al enterramiento. Esto significa que hay un leve crecimiento de la producción de basura pero el mayor el crecimiento está referido a que hay un mayor número de materiales reciclables que se logran rescatar”, señaló Padilla. 

En lo que respecta a la sensibilización, la representante de la ARB explicó que desde la Asociación no pueden desarrollar campañas de manera directa.

“Eso es costoso y no tenemos la capacidad para hacerlo, esa debería ser una tarea de la Administración. Nosotros lo que hacemos es que cada uno de nuestros asociados están encargados de tratar de conquistar la voluntad de las personas a las que atienden. Tenemos algunas rutas selectivas que las heredamos de las anteriores concesiones. En eso nos hemos mantenido y se ha crecido un poquito”, enfatizó. 

Esto daría cuenta de que la gente que tiene voluntad puede separar y reciclar, según señaló Nohra. “Eso nos ayuda muchísimo a los recicladores, pero digamos que ese es un porcentaje muy bajito de ciudadanos que hacen esa tarea. La gente debería mínimo separar todo lo que considere que es reciclable y que se puede aprovechar en una bolsa. En otra bolsa separar los residuos orgánicos y en una tercera bolsa los residuos que irían para rellenos sanitarios”, concluyó. 

La transformación

Angélica León, de la Asociación León Verde, señaló que dentro de las campañas que lideran  como organización están tratando de que los vehículos que son de tracción humana migren a tracción mecánica, a partir de la implementación de herramientas ecoeficientes.

“Generalmente dentro de la industria se utilizan vehículos que son altamente contaminantes porque ya son muy antiguos; entonces contaminan bastante. Además, se están haciendo alianzas con la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos para que dentro de las rutas de recolección de material también se recojan materias orgánicas para hacer el compostaje”, explicó.