Tributaria, pensional, laboral y justicia, facilitadas por alta gobernabilidad
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La nueva composición del Congreso le facilitará al gobierno de Iván Duque la presentación de una serie de reforma necesarias para el mejoramiento de las finanzas nacionales como la tributaria, la pensional, la laboral y la de la justicia.
Así lo consideró la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), al notar que Duque tendrá a su favor la amplia gobernabilidad parlamentaria resultante de las elecciones del 11 de marzo de 2018.
El centro de estudios económicos en un análisis considera que los partidos “institucionales” de centro-derecha conquistaron el 60 por ciento de los escaños a nivel del Senado frente al 35 por ciento de la centro-izquierda y a nivel de la Cámara de Representantes llegaron al 63 por ciento contra el 31 por ciento.
Para el Senado, el mayor número de curules las obtuvo el Centro Democrático de Uribe-Duque (19 de un total de 107) y Cambio Radical de Vargas Lleras (16 curules). Mientras que el Centro Democrático perdió un escaño frente a 2014-2018, Cambio Radical ganó 7.
A su vez, el Partido Conservador perdió 3 escaños (cayendo a 15 curules) y el Liberal perdió 3 (cayendo a 14), mientras que el Partido de la U (tras ocho años en el poder) perdió 7 curules (cayendo a 14).
Los partidos de centro-izquierda tuvieron un buen resultado al ganar la Alianza Verde 5 curules (llegando a 10), donde la cabeza de lista de Antanas Mockus jugó un papel preponderante.
En cambio, el Polo Democrático tan solo logró mantener sus mismos 5 escaños, mientras que la nueva lista de la “Decencia” llegó a 4 curules. Pese a que las Farc tan solo obtuvieron 53.000 votos (lejos del umbral requerido de cerca de 470.000 votos), estarán representadas por 5 curules en el Senado gracias a los Acuerdos de Paz, llevando el total a 107 senadores durante 2018-2022.
En la composición de la Cámara de Representantes sucedió algo similar.
Según el análisis de ANIF, los resultados de la primera vuelta de elecciones presidenciales de mayo 27 de 2018 se caracterizaron por mayor participación ciudadana, elevándose de promedios históricos del 45 por ciento hacia el 53 por ciento del potencial electoral; la no movilización de las llamadas “maquinarias” partidistas y la prevalencia del voto de opinión, dejando entonces por fuera de la contienda a Vargas Lleras, y el tardío repunte del “centro” representado por Fajardo, donde la ausencia de tempranas alianzas con De La Calle decretó su no paso a segunda vuelta.
Claramente no se concretaron las hipótesis del “voto” útil a favor de Duque para haber derrotado en primera vuelta a Petro (quedando estancado en cerca del 39 por ciento de la votación que pronosticaba el promedio de las encuestas, al igual que Petro en el 25 por ciento de ese mismo pronóstico).
Tampoco se consolidó la hipótesis de las “maquinarias” derrotando el voto de opinión. Pero, aun así, el modelo probabilístico electoral de ANIF (combinando en esta ocasión la hipótesis de la maquinaria con la del voto de opinión) acertó en el triunfo en segunda vuelta de Duque, quien se impuso con un 54 por ciento sobre el 42 por ciento de Petro.
En efecto, dicho modelo pronosticaba antes de la primera vuelta que la probabilidad acumulada de la presidencia de Duque era del 65 por ciento frente una probabilidad de solo el 25 por ciento a favor de Petro.
En general, cabe aplaudir la institucionalidad ganada por el sistema electoral de Colombia al haber logrado una participación ciudadana del 53 por ciento tanto en primera vuelta como en segunda vuelta presidencial, por encima de sus valores históricos y de la participación del 49 por ciento observada en las votaciones para Congreso.
Además, debemos celebrar que estas elecciones de marzo-junio de 2018 fueron unas de las menos alteradas por ataques armados o por violencia focalizada sobre los candidatos, lo cual constituye un muy buen preámbulo al llamado período de posconflicto 2018-2022.