Todos los viernes y los sábados por la noche, David Cristancho se pone una sotana roja y brillante para representar al fundador del hospital San Juan de Dios, Fray de los Barrios, en 1564. Con turistas de Bogotá que quieren conocer de verdad esta ciudad, él recorre sus callejuelas y pabellones, cuenta sus anécdotas, los secretos que ha escondido por más de cuatro siglos, y deshilvana su historia, así como la necesidad de preservar el patrimonio de este lugar.
“El patrimonio cultural del Hospital San Juan de Dios es un tesoro que yo a veces creo que los bogotanos, e incluso los colombianos, no dimensionan. Este lugar tiene 458 años de historia y es uno de los patrimonios más antiguos en una República que apenas cumple los 212 años y que desde la época de Simón Bolívar se ha reconocido como la única entidad que se conservó desde la colonia hasta la era contemporánea”, comienza su relato David, quien desde el 2004 hace recorridos alrededor de este icónico lugar.
Fuera en calidad del primer consejero de patrimonio, del consejero de turismo, del consejero territorial de planeación de la localidad de Antonio Nariño, todos cargos que ha desempeñado alrededor de este lugar, o en el marco de los fantásticos recorridos nocturnos que son los que actualmente está adelantando el Instituto Distrital de Turismo, a través de la plataforma turística Plan Bogotá, la misión de David, desde el disfraz de una sotana arzobispal, es preservar la historia contenida en este complejo hospitalario.
“Fray de los Barrios fundó el hospital de San Pedro, origen del San Juan de Dios, en 1564, cuando él es delegado por Felipe II y por Pío IV para ser el obispo de Santa Marta. Dos años más tarde se traslada a la que hoy es Bogotá y ahí es que la villa de Santafé se constituirá como una ciudad muy noble y muy leal, a la que se le dará la capitanía de provincia y posteriormente del Virreinato de Nueva Granada. Sin él, Bogotá no habría pasado de ser una villa a una capital de provincia. Le debemos muchísimo”, refiere sobre su personaje.
Y así ha sido como, en los últimos dos meses que llevan estos recorridos guiados, David ha buscado que la ciudadanía se apropie de un espacio patrimonial de enorme valor para el país, no solo para Bogotá. Y es que la historia capitalina, especialmente la del sur, es la que él se ha dedicado a preservar.
Con algo de tristeza por ver en lo que se ha convertido, este guía de turismo que realmente no lo es, recuerda que “la que vemos hoy es la tercera sede del hospital. Este lugar se encargó, particularmente durante la Expedición Botánica, de extraer y reconocer lo mejor de la medicina de plantas europeas y lo mejor de la medicina americana. Aquí lo que se tejió fue el funcionamiento de un espacio que supo reunir los saberes de América, Europa y África, y eso es algo que todos tenemos que reconocer”.
Él, con otros personajes icónicos de la historia del hospital, calcula alrededor de 80 visitantes por día, pero cree que deberían ser más, pues como lo enfatiza con cada una de sus palabras, “ocho de cada 10 visitantes tienen una relación directa con este hospital, sea personal o familiar. Nos ha tocado a muchos. El solo hecho de que un adulto haya sido un bebé canguro ya tiene una relación directa con este lugar; y el sencillo hecho de que una persona tenga conocimientos de medicinas ancestrales ya lo vincula a los saberes de la expedición botánica”, precisa.
Habiendo estudiado arquitectura, profesión que lo fue llevando por la vida a los temas patrimoniales, lo que más motiva el trabajo del hombre que dos veces por semana encarna al que fue el primer arzobispo de Bogotá es la memoria; la que a toda costa debe ser preservada.
“Un país como Colombia, que ha pasado por tantos momentos difíciles, se ha hecho a la visión generalizada de olvidar. Pero al olvidar también estamos dejando en el olvido nuestra esencia. Es por eso que, en mi caso personal, he tratado de salvaguardar, para las siguientes generaciones, esas identidades y esos patrimonios anclados en nuestro ser, y a partir de ahí proyectarnos hacia el futuro. La preservación de esas memorias en un país que decide borrarlas es lo que me impulsa. Lo planteo de la siguiente manera: a finales del siglo XX Bogotá tenía 98 museos y hoy tiene 62. La mayoría de los que desaparecieron estaban en el sur. ¿Cómo eso no nos obliga a preservar la memoria de espacios como estos?”, se preguntó.
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Uno de los cinco
Ahora, en los recorridos del San Juan de Dios, compuesto por 24 edificios principales, de los cuales 17 se encuentran en el nivel de conservación integral y arquitectónico, los turistas de la historia y del patrimonio recorren el Edificio Inmunológico, el Edificio San Roque y el Núcleo Fundacional, para destacar la trascendencia que tuvo para la historia de la medicina en Colombia.
“El San Juan es el origen de la Universidad Nacional de Estados Unidos de Colombia (actual Universidad Nacional), y representa el origen de la medicina en toda Latinoamérica. La herencia de las Ciudades-Estado es que cada una tenía una facultad (que hoy llamaríamos universidad). Había ciudades cuyas facultades eran de letras, otras de filosofía, de teología, de arquitectura en el caso de Santa Marta y la de nosotros fue la de medicina. De ahí que el San Juan sea uno de los hospitales históricos más importantes a nivel mundial, por los conocimientos que logró extraer en materia de medicamentos, procedimientos y saberes. Y hubo otras facultades como la de química, de farmacología, de artes plásticas… Su historia no termina y ojalá no termine jamás”, concluyó.