Por este tiempo hay una oleada de proyectos en el Congreso en función de proteger a los animales. Por ejemplo, que los caballos no sigan siendo utilizados en carrozas para turistas o por la policía en las manifestaciones.
La mayoría de ciudadanos se identifican con defender los derechos de estos seres, declarados sintientes por la Corte Constitucional, pero algunos piensan sobre esta avalancha de proyectos de ley que se está cayendo en un excesivo legalismo, pues a lo largo de la historia ha existido una relación hombre y animal en el trabajo.
Sobre el tema fue consultado Luis Domingo Gómez, abogado experto en derecho animal.
EL NUEVO SIGLO: ¿Será que al Congreso se le está yendo la mano en legislar a favor de los animales, al punto que no podrían ser prácticamente empleados en ninguna labor?
LUIS DOMINGO GÓMEZ MALDONADO: Colombia viene avanzando en protección animal desde hace muchísimos años. En la década del 70 empezó esa regulación. Lo más importante luego ocurrió en el año 89, mediante el Estatuto de Protección Animal, y allí se establecieron unos hechos dañosos como conductas crueles.
Luego vino la Ley 1774, y también de la mano con una cantidad de decisiones de las altas cortes que vienen precisando el alcance de la protección y el bienestar de los animales.
Entonces, hay una serie de iniciativas en el Legislativo para aterrizar de mejor manera ese tipo de preocupaciones. Por ejemplo, sobre los carreteros, cocheros, lo que se está buscando es sustituir ese trabajo de tracción animal por un trabajo a motor, con condiciones de tránsito laboral para quienes se dedican a explotar a estos animales en algunos municipios, especialmente de categorías dos, tres, cuatro, cinco y seis. Caso de los cocheros en Cartagena, que es una tragedia, y los animales que son usados en la Fuerza Pública, por ejemplo, caballos en el Ejército y por la Policía para el manejo de algunos eventos, como los motines, porque hoy pueden ser manejados de acuerdo con los desarrollos tecnológicos de otra manera y sin necesidad de exponer a estos animales a que sufran daños en su integridad física, en su salud mental e, incluso, pierdan la vida.
Desde el año 2020, el Ministerio de Agricultura viene dictando unos manuales de bienestar y protección para los animales de granja, bovinos, equinos, caprinos y peces. Con eso lo que se busca no es que la gente deje de comer carne o no siga utilizando los caballos en el trabajo, lo que se busca es que quienes tengan que recurrir al trabajo animal, lo hagan de la mejor manera y que esos animales que son destinados al consumo humano vivan y mueran en las mejores condiciones posibles.
Lo que creo es que se están dando unos ajustes. En el Legislativo lo que estamos viendo son unas iniciativas, a veces no muy articuladas, que tal vez es la preocupación que hay.
ENS: ¿Cómo dejar de lado el trabajo que cumplen los perros antinarcóticos o los que acompañan la tropa para detectar explosivos sembrados?, ¿hay manera de reemplazar esto?, ¿estaría el Congreso siendo muy legalista?
LDGM: No creo que se trate de legalismo, creo que se trata de un tema donde la ciencia al menos tiene un consenso determinado sobre los animales vertebrados, sobre su sensibilidad, que no son ajenos a las experiencias positivas o negativas en su vida, las que les causan dolor.
Como animalista soy consciente de que en algunas áreas vamos a tener que seguir utilizando, por ejemplo, caninos para detectar alucinógenos, algunos explosivos, pero también sabemos que hoy la ciencia tiene claro que en ciertos contextos abiertos se pueden utilizar otros animales para la ubicación de explosivos y de drogas.
ENS: ¿Por ejemplo qué alternativas hay en esto?
LDGM: Hay interesantes avances en lo que hacen los saltamontes en esa actividad, hay trabajos en lo que hacen las abejas detectando explosivos. Creo que también son unos caminos que hay que seguir explorando.
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Empresas colombianas incluso han importado perros inteligentes para el manejo de grandes eventos, que ayudan a sustituir progresivamente el trabajo de otros animales.
Evidentemente, cuando la ciencia lo permita se tendría que evaluar si es pertinente seguir utilizando un canino o cualquier otro animal para realizar determinada labor, o si ya la ciencia tiene resuelto el tema, pues lo que normalmente aconseja la razón y aconseja el desarrollo es migrar esa actividad hacia la tecnología. O en el caso de detección de explosivos y de narcóticos, permitir que sea un trabajo hecho por los insectos.
ENS: La Ley 1774 de 2016 establece prisión de 36 meses por maltrato animal, pero hay quienes consideran que es un saludo a la bandera porque la cárcel se aplica por penas de cuatro años en adelante. ¿Comparte usted endurecer el castigo a los maltratadores?
LDGM: Creo que endurecerlo es una opción, pero también debería pensarse en penas alternativas, pues a punta de cárcel va a ser muy difícil. Debería dejarse la cárcel para los casos más execrables cuando, por ejemplo, hay concurso de delitos. Pensemos en el caso de zoofilia, sabemos que quien practica la zoofilia puede irse a temas de abuso infantil.
Digamos que para esos casos duros debería haber un incremento de penas, pero para otros podría pensarse en penas alternativas, por ejemplo, que quien comete la conducta, en vez de que le cobren 5 a 50 salarios o lo sancionen con una pena de prisión de 36 meses, pueda prestarle un servicio importante a la sociedad cuidando animales en situación de calle.