“Estamos en cuenta regresiva”. Esa fue la respuesta que un congresista del partido Liberal le dio a un periodista de EL NUEVO SIGLO cuando se le preguntó si la salida de esa colectividad de la coalición de gobierno se daría en cuestión de semanas o meses.
“…Vea, esto es más sencillo de lo que se está pensando: el jefe único del partido, el expresidente César Gaviria y la mayoría de la bancada de Senado –y creo que ya vamos a alcanzar la mitad de la bancada de la Cámara– consideran que el partido debe irse a la independencia… Hay voces que piden irse a la oposición, pero son pocas… Además, para cualquier persona medianamente entendida resulta innegable que los pronunciamientos del doctor Gaviria por la crisis de la semana con la Corte Suprema y la carta en que criticó los pronunciamientos de la OEA y de la CIDH (Corte Interamericana de Derechos Humanos) sobre la misma situación son propias del director de una colectividad que no es gobiernista”, precisó el parlamentario, que pidió la reserva de su nombre.
La fuente hizo referencia a lo afirmado por el exmandatario con ocasión del asedio a la Corte la semana pasada por no elegir fiscal general de la Nación: “Los actos en que está incurriendo el gobierno del presidente Petro se trata de actos ilegales, inconstitucionales. El presidente Petro está actuando con actos violatorios de la Constitución, no solo se salió del Estado de derecho, sino que estaría incurriendo en actos criminales”.
En cuanto a la carta a la OEA y la CIDH que, haciendo eco a la postura del gobierno Petro, llegaron al extremo de llamar a la Corte a elegir fiscal rápidamente, Gaviria, dos veces secretario general del máximo ente continental, señaló: que “No salgo del asombro al ver las actuaciones del secretario general de la OEA, Luis Almagro, y lo expresado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que menoscaba la autonomía de la Corte Suprema de Justicia de Colombia y la separación de poderes consignada en la Carta Democrática Interamericana”.
El exmandatario, además, es duro crítico de las reformas a la salud, pensional y laboral. También acusa al Gobierno, cuya gestión raja en muchos flancos, de romper con ofrecimientos burocráticos la disciplina partidista roja.
Más voces
Lo cierto es que el liberalismo, que tiene 32 escaños en la Cámara de Representantes y 14 en el Senado, le está marcando cada vez más distancias a la coalición petrista. De hecho, esta semana fueron varias las voces que urgieron salirse ya de ese bloque. Incluso hay quienes solicitan no esperar a la convención del partido –cuyo cronograma todavía no se ha fijado oficialmente– para tomar la decisión. Piden hacerlo desde ahora.
Primero fue el exministro Alejandro Gaviria, a quien muchos ubican desde ya como un posible precandidato presidencial del liberalismo para 2026. “Después de este comunicado (el de Gaviria sobre el asedio a la Corte), el partido Liberal no debería ser partido de gobierno. Lo contrario sería un acto de incoherencia política casi absurdo que destruiría cualquier pretensión de legitimidad del partido y sus representantes”.
Le siguió el expresidente de la Cámara y hoy senador Alejandro Carlos Chacón, partidario de que la colectividad pase a la independencia: “Lo malo es que el partido no está teniendo reuniones, el presidente Gaviria debe convocarnos más para examinar estas decisiones y estar más unidos y ser más coherentes. Hay quienes quieren quedarse en el Gobierno, otros hablamos de independencia y algunos mencionan estar en la oposición, y creo que es una votación que debemos asumir como bancada”.
Entre los que quieren irse a la oposición está el senador Juan Pablo Gallo, sobre todo después de las presiones contra Corte Suprema. “Le solicito, con todo el respeto y la seriedad que el asunto amerita, que se considere seriamente y de una vez por todas declarar al partido Liberal en oposición al gobierno actual”, indicó el senador en carta a Gaviria.
A ellos se sumó el parlamentario Julián Peinado, quien en entrevista con EL NUEVO SIGLO sostuvo que “… lo que advertimos es un gobierno que siendo de izquierda es un mal gobierno. Por eso lo que he venido poniendo de presente en mi condición de corporado es que, independientemente de la ideología, no podemos acompañar a un gobierno que hace las cosas mal y que efectivamente atenta contra los principios democráticos”.
Sobre la postura del jefe único, Peinado indicó que “… lo primero que hay que advertir es que Gaviria nunca ha estado alineado con el gobierno Petro; por el contrario, ha tenido bastantes reservas. El tema es que la estrategia del Gobierno ha sido realmente granear a los congresistas, algunos bajo la esperanza de grandes inversiones en sus territorios, que hoy en día no son una realidad porque estamos ante un gobierno incapaz de ejecutar”.
La otra orilla
Aunque cada vez son más las voces que urgen al liberalismo salirse de la coalición, como en el primer semestre del año pasado lo hicieron el partido de la U y los conservadores, es claro que una parte de la bancada, sobre todo de la Cámara, quiere seguir apoyando a la Casa de Nariño. De hecho, fue ese respaldo rojo el que permitió al proyecto de reforma a la salud ser aprobado en los dos primeros debates, ya que el Pacto Histórico, Comunes, buena parte de los representantes de las curules de paz y una fracción de los verdes no tenían los votos suficientes para imponerse a los independientes y la oposición.
En el ala gobiernista el principal vocero es el presidente de la Cámara, Andrés Calle. “Hay varias vertientes, sin duda, pero el partido en su mayoría ha decidido, y esa posición no ha cambiado, ser una bancada de gobierno. Y lo ha decidido en ese sentido porque siente identidad con las políticas liberales del presidente Petro”, dijo a EL NUEVO SIGLO.
Interrogado en torno a si no había riesgo de una división en la colectividad a la hora de votar las principales reformas gubernamentales, Calle indicó que “al partido Liberal lo hace grande su diversidad, somos el partido más grande del país, de los territorios, de las regiones. Todas esas voces tienen que ser escuchadas, por eso lo pertinente es que se dé el debate en la convención, que es necesaria y nos obligan la ley y la Constitución. Para escuchar no solamente a los parlamentarios, no solamente al director, sino también a todas las instancias, jóvenes, mujeres, campesinos, trabajadores, concejales, diputados…”.
Otras voces consideran que la decisión de salirse de la coalición petrista, al amparo del Estatuto de la Oposición, no debe sujetarse a la convención. “Estatutariamente, la convención lo que define es el gobierno interno del partido para establecer los temas disciplinarios, quién va a ser el jefe del partido, y no estrictamente para definir la posición del partido frente al Gobierno… Yo tengo una interpretación y es que el partido estatutariamente tiene la posibilidad de entregarle las facultades al jefe del mismo para que asuma las posturas frente al Gobierno”, precisó Peinado.
Por otra parte, en los corrillos políticos se asegura que muchos de los parlamentarios que están apoyando a la Casa de Nariño lo hacen por ofrecimientos burocráticos y presupuestales, detrás de los cuales estaría el ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, quien ahora se enfocaría en ‘voltear’ congresistas en el Senado, porque allí están las reformas a la salud y pensiones.
“… Mire, la división de los liberales hoy no solo es por los puestos… Ojo, que hay hasta ofrecimientos relacionados con el pulso por el próximo contralor general y el defensor del Pueblo”, precisó un parlamentario de la franja de los independientes.
Por ahora, lo cierto es que el Congreso arrancó y la gran incógnita es qué harán los liberales. El partido no tiene ruta definida y quiere un ‘divorcio exprés’. Bien vale traer a colación lo que alguna vez dijera el varias veces candidato Horacio Serpa: “Esto dijo el armadillo trepado en un palo de coco: ni me subo ni me bajo, ni me quedo aquí tampoco”.