Petrismo en comicios regionales: crónica de una debacle anunciada | El Nuevo Siglo
Elecciones del próximo domingo apuntan a ser un escenario de retroceso político para el gobierno Petro y la centroizquierda en general. / Foto Registraduría
Viernes, 20 de Octubre de 2023
Redacción Política

DENTRO DE una semana los colombianos deben asistir a las urnas para definir el nuevo mapa de poder político departamental y municipal. Cada voto para gobernador, alcalde, diputado, concejal y edil resulta determinante para establecer qué tanto el escenario dejado por los comicios presidenciales y parlamentarios del año pasado podrá reflejarse a nivel regional y local o si, por el contrario, desde esas esferas se plantea la necesidad de buscar un nuevo rumbo gubernamental e ideológico.

Partiendo de la base de que los comicios para escoger a los ejecutivos y legislativos a nivel territorial suelen ser en Colombia una especie de termómetro de la gestión presidencial y del Gobierno Nacional en general, lo que la mayoría de las encuestas evidencia sobre los candidatos más opcionados el próximo domingo 29 de octubre es que la administración Petro y la izquierda sufrirán una debacle fuerte en las urnas.

De hecho, los sondeos que miden las preferencias electorales señalan que en el caso de Bogotá, Cali y Medellín, las tres principales alcaldías capitales del país, no habrá continuismo alguno de los gobiernos de Claudia López, Jorge Iván Ospina o Daniel Quintero, todos ellos claramente de izquierda o centroizquierda y que estuvieron con la campaña de Petro en 2022.

Aunque hoy la mandataria capitalina es una de las más fuertes críticas del jefe de Estado, dado que los gobiernos Nacional y Distrital han tenido muchos cortocircuitos, se recuerda que cuando se empezaron a consolidar los resultados de la segunda vuelta de los comicios presidenciales, la noche del 19 de junio del año pasado, López trinó: “¡Al fin ganamos! Felicitaciones al nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, y a la nueva vicepresidenta de todas y todos los colombianos, Francia Márquez. ¡Empezamos a escribir con toda ilusión una nueva página en la historia de Colombia!”.

Carlos Fernando Galán, Alejandro Éder y Federico Gutiérrez, quienes van a la cabeza de las encuestas en Bogotá, Cali y Medellín, respectivamente, pertenecen a sectores, partidos y movimientos de centro y centroderecha, y, sobre todo, están ubicados claramente en una orilla política distinta a la de los mandatarios salientes, cuyas gestiones han sido no solo muy accidentadas, sino que sus niveles de popularidad y de calificación de gestión son muy bajos.

En Bucaramanga, donde en 2019 ganó el independiente Juan Carlos Cárdenas, ahora va en punta quien fuera su rival en aquella ocasión, el pastor y exconcejal Jaime Andrés Beltrán, avalado por la U y un partido cristiano. Autodenominado el “Bukele bumangués”, la base de su campaña se dirige a una propuesta fuerte en materia de seguridad, uno de los flancos débiles de la administración saliente.


Le puede interesar: Caso Castillo preocupa a petristas


Más sintomático termina siendo el caso del Atlántico, en donde todo indica que Alejandro Char volverá a ser el alcalde de Barranquilla y Eduardo Verano de la Rosa el gobernador. Un año atrás, luego del triunfo del petrismo en las presidenciales y de que el Pacto Histórico fuera la bancada más votada al Senado (20) y conquistara 25 escaños en la Cámara, la coalición de centroizquierda se propuso adueñarse de ambos cargos en los comicios de 2023 y para ello trazaron toda una estrategia para desprestigiar a la casa Char y empoderar al diputado Nicolás Petro, hijo del jefe de Estado.

Sin embargo, el plan falló no solo por el escándalo en que terminó inmerso el exembajador Armando Benedetti, sino también el ahora exdiputado Petro, que fue imputado por la Fiscalía y puso bajo la lupa la financiación de la campaña del presidente en toda la costa Caribe.

 

Castigo político

El muy probable mal desempeño de la izquierda en los comicios del próximo domingo tiene varias explicaciones. La primera, como ya se dijo, es la alta impopularidad y la muy baja calificación de gestión del gobierno Petro en lo político, económico, social, institucional, de seguridad, empleo, subsidios, control de inflación, salud, precios de combustibles, agenda legislativa y otros asuntos de alto impacto en el día a día de la población.

De hecho, la intención inicial del Pacto Histórico en torno a plantear para octubre de 2023 alianzas multipartidistas que avalaran un buen número de candidaturas a gobernaciones y alcaldías en varios departamentos y municipios, se empezó a frustrar desde comienzos de 2023. De un lado, porque comenzó a subir de forma más sostenida la desaprobación gubernamental, y de otro, porque la negativa de la Casa de Nariño a concertar las principales reformas oficialistas llevó al rompimiento de la coalición parlamentaria petrista en marzo, saliendo de la misma conservadores y la U, en tanto hubo un alejamiento sustancial del liberalismo.

A esto debe sumarse que ni el presidente ni el Pacto acertaron en escoger un jefe de campaña para estos comicios, lo que facilitó la dispersión de los candidatos de izquierda en múltiples personerías de vieja y nueva data en esa coalición.

Así las cosas, siendo las elecciones de ‘mitaca’ un referendo indirecto sobre el nivel de aprobación o desaprobación de la Casa de Nariño, lo que se vislumbra es que la centroizquierda fracasará en su intención de reflejar en las regiones el potencial político que evidenció el año pasado en las presidenciales y parlamentarias.

Este un hecho político que tiene múltiples implicaciones, ya que deja al descubierto no solo que hay una creciente franja ciudadana que descalifica lo hecho por el Gobierno en estos casi quince meses, sino que muchos colombianos asistirán en ocho días a las urnas para evitar que esa deficiente labor se traslade o contagie a gobernaciones y alcaldías.

La principal prueba de esa desconexión Petro-ciudadanía es que cada vez que la Casa de Nariño ha querido movilizar bases populares para ejercer presión al Congreso con el fin de que apruebe las controvertidas reformas a la salud, pensional y laboral, la cantidad de personas que salen a las calles ha sido inferior a lo esperado. Incluso, han tenido más convocatorias las marchas de la oposición en distintas zonas del país, incluyendo aquellas en donde Petro tuvo una alta votación en la primera y la segunda vuelta de las presidenciales el año pasado.

 

Cortocircuitos

Uno de los aspectos más sintomáticos de esa prevención en departamentos y municipios es lo que ocurre con la seguridad urbana y rural. Mientras que el Ministerio de Defensa y el propio presidente sostienen que han venido cediendo los picos de delitos de alto impacto, masacres, homicidios, hurtos, narcotráfico y otros, los gobernadores y alcaldes sostienen todo lo contrario. La situación llegó a tal punto que el Ministerio del Interior calificó de “politizadas” las alertas de los mandatarios territoriales sobre el clima de violencia que ha marcado la campaña electoral…

En segundo término, resulta evidente que ni Petro ni sus ministros han logrado entablar una relación medianamente potable con los gobernadores y alcaldes. Por el contrario, lo que ha primado son los cortocircuitos y los rifirrafes, sobre todo con mandatarios territoriales de corrientes políticas ajenas a la centroizquierda. En algunos casos, incluso, se realizan los llamados diálogos regionales de “Gobierno escucha” y los gobernadores y alcaldes no son invitados o se les niega el uso de la palabra.

Como se ve, la posibilidad de que los partidos de centro y centroderecha ganen los comicios del próximo domingo no es una casualidad. Por el contrario, es un escenario político consecuencia de la propia impopularidad e inefectividad del gobierno Petro, así como de una cadena de yerros en su gestión, que no solo preocupan a quienes no votaron por él o el Pacto en 2022, sino sobre todo a aquellos sectores que un año atrás lo respaldaron y hoy están entre decepcionados y arrepentidos.