Leyner Palacios trabaja en la actualidad como comisionado de la verdad. Fue sobreviviente de la masacre de Bojayá que se registró el 2 de mayo de 2002, cuando guerrilleros de las Farc lanzaron un explosivo contra miembros del grupo paramilitar AUC que se escondían en la iglesia de la población junto a personas de la comunidad. Veinte años después recuerda el proceso de sentarse frente a los victimarios.

EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué decidió aceptar la responsabilidad de liderar a las víctimas de Bojayá?

LEYNER PALACIOS: Yo soy víctima también. Me mataron 28 familiares hace 20 años. Cuando uno lee la historia de Colombia se da cuenta de que la paz no se logra por la vía militar. Fui a La Habana y sentí que era posible el diálogo con nuestros victimarios. Además, la comunidad decía: escuchémoslos. Vi una oportunidad de aliviar mi dolor. Luego mi tragedia pasó a un segundo plano. El dolor de otras personas es mayor o igual al mío. Ahí decidí que tengo que colaborar.

ENS: ¿El trabajo de líder de víctimas le ayudó a superar su tragedia?

LP: Después de ver la actitud de los negociadores de las Farc encontré una posibilidad de cambio. Sí, yo soy víctima, ¿pero por qué no dar un poco más para la reconciliación?

Me decía: hombre, mi dolor es terrible, pero el de la gente que está a mi lado también. A mí me ha sanado esta posibilidad de ayudar. Es que no se escucha al victimario para hacerle un favor. Hay que quitar esa idea de los colombianos porque así vivimos con rabia y cerrados al diálogo.

ENS: ¿Entonces por qué escuchar al victimario?

LP: Yo lo escucho para vivir más tranquilo y en paz. Si hablo con las Farc, los paras o el Estado es para aliviar la carga que tengo como víctima. Esa rabia, esa tristeza. Si no genero el espacio de diálogo, el victimario no logra dimensionar el daño que hizo.

ENS: ¿Fue difícil sentarse a dialogar con el grupo responsable de la masacre?

LP: Yo estaba en Bojayá el día de la masacre. Es duro encontrarse con quienes te jodieron la vida. Se te mueven las tripas y el corazón está lleno de rabia. Pero yo me he dado la mano con los otros dos responsables: el Estado y los paramilitares. ¿Por qué no hacerlo con las Farc? Claro, cuando uno los ve, a la mente llegan los recuerdos de todos tus familiares.

ENS: ¿Aún persiste la intranquilidad en Bojayá?

LP: Después de esto, Bojayá ha tenido más de seis alertas tempranas de presencia de grupos armados en los territorios y que han sido desatendidas por la institucionalidad. Hoy tenemos en Bojayá un confinamiento del 70% de su población, tenemos un nivel de reclutamiento alto en las comunidades, allí hacen presencia el Eln y la AGC, y tenemos un saldo muy triste porque los jóvenes en resistencia para que no sean reclutados han decidido ahorcarse. Me duele mucho que la población de Bojayá siga viviendo, después de 20 años, episodios muy parecidos al contexto de la masacre.