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Escasas seis semanas tiene el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, para implementar una ofensiva política que le permita recuperar la ventaja que, antes de la primera vuelta electoral (9 de febrero) le tenía a su rival en los comicios presidenciales, la izquierdista y alfil del correísmo Luisa González, con quien terminó, sorpresivamente, empatando en las urnas y ahora todo se definirá en el balotaje, a realizarse el próximo 13 de abril.
Al decir de los analistas políticos internos, González arrancó la segunda parte de la campaña con cierto favoritismo, sobre todo porque los votos de sectores indígenas y campesinos se podrían inclinar más a su favor.
Sin embargo, Noboa se está jugando el todo por el todo para seguir en el poder. De un lado, puso más énfasis en su estrategia de combate a carteles del narcotráfico, pandillas de alto espectro y grupos armados ilegales que llevan años sembrando el terror en algunas provincias ecuatorianas, acorralando a la población y coaccionándola a punta de violencia y corrupción.
Por otra parte, el presidente-candidato ha insistido a los sectores de centroderecha, centro e incluso de la centroizquierda que no es momento de volver a las épocas aciagas de los gobiernos de Rafael Correa, que aunque está condenado y exiliado en Bélgica, continúa teniendo influencia política en Ecuador.
No es una tarea fácil para Noboa, menos aún en medio de la emergencia invernal que afronta el país y el nuevo capítulo en el pleito político y judicial con su vicepresidenta Verónica Abad. En las toldas de su campaña confían en que el voto de opinión, así como el más urbano o semiurbano, se termine inclinando por seguir respaldando una gestión que en los escasos quince meses que lleva en el poder ha dado resultados y, pese a varias crisis, le está devolviendo la vocación de autoridad y futuro al país.