En la mira | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Octubre de 2013

Una vez más el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, se puso en la mira de los contradictores por cuenta de sus pronunciamientos sobre política partidista, específicamente la alianza entre los Verdes y los Progresistas, a la que su movimiento, Compromiso Ciudadano, no le jaló. Ayer en Medellín se daba por descontado que el mandatario seccional será denunciado ante la Procuraduría General por presunta participación indebida en política y se adjuntarán como pruebas la carta que emitió sobre la citada alianza y las declaraciones a medios de comunicación que dio la semana pasada sobre el mismo caso.

 

¿Muy pasivo?

 

Desde hace varias semanas circulan en los corrillos políticos versiones sobre presuntos roces de parlamentarios de La U con la Casa de Nariño debido a lo que consideran una “apropiación” por parte de los dirigentes de las toldas rojas de varios de los programas y logros del gobierno Santos y de toda su coalición de Unidad Nacional. “… En La U consideran que Santos es muy pasivo frente a la forma en que los liberales andan por todo el país diciendo que las políticas de empleo y de reparación a las víctimas son un logro de los liberales... Santos debería salirles al paso y recalcar que los logros del Gobierno no pertenecen a un partido en específico sino a toda la coalición, pero nada, y bien lo reza el dicho: el que calla otorga”, precisó un exministro que pidió la reserva de su nombre.

 

A media máquina

 

No ocultan su preocupación las directivas de Senado y Cámara ante las crecientes versiones que acusan a Juan  Fernando Cristo y Hernán Penagos, los respectivos presidentes de esas corporaciones legislativas, de no estar siendo lo suficientemente eficaces para que el Congreso salga del ritmo a media máquina en que lleva más de tres semanas, dejando en vilo reformas tan importantes como la de la salud. Aunque el senador Cristo y el representante Penagos han hablado con los líderes de las bancadas e incluso se ordenó el descuento salarial a los que faltan a las sesiones, lo cierto es que en el Parlamento ni siquiera así se acelera la agenda. “Si en Avianca estaban en cero trabajo suplementario y operación reglamento, aquí hay operación tortuga”, advirtió un senador en diálogo informal con periodistas el viernes pasado.

 

Ni de fundas…

 

La posibilidad, aunque remota, de que el Premio Nobel de Paz recaiga en el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc no le sonó para nada al propio Ejecutivo. ¿La razón? El riesgo que en materia de ‘legitimidad de la causa subversiva’ podría significar que una guerrilla que no ha dudado en acudir a prácticas terroristas termine recibiendo semejante galardón, cuyo ganador se conocerá el próximo viernes en Estocolmo.

 

Efecto perverso…

 

Es más, en el Gobierno se considera que la sola mención de la posibilidad de que las Farc puedan hacer parte de una posible nominación al Premio Nobel de Paz termina creando un ruido innecesario y podría, incluso, envalentonar a los negociadores subversivos que no hay día en que no salgan a pronunciarse sobre los más diversos temas, muchos de ellos ajenos por completo a la marcha de la negociación como tal.